Capitulo 13: Final

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Carlo dormía plácidamente, le había costado conciliar el sueño por estar pendiente de Romeo, a pesar de que el rubio fue el primero en dormirse gracias a lo cansado que había quedado después de la obra.

Ya por la mañana el castaño estaba un poco inquieto, sentía algo pesado sobre su zona baja y no podía volver a dormir. Al abrir los ojos noto la presencia de Romeo pero no solo eso, sino que vio que este se hallaba entre sus piernas y masajeando la piel de sus muslos. —Buenos días mi amor— saludo a un Carlo aun muy somnoliento

—Buenos días ¿Te sientes mejor?— respondió frotándose los ojos.

—De maravilla— Romeo beso y mordisqueo la zona entre las piernas de Carlo, acercando su rostro demasiado a la entrepierna de su pareja.

—Ya veo— comentó Carlo al notar las intenciones de su pareja y como ahora había llevado una mano a su bulto aun dormido, comenzando a masajearlo y darle pequeños besos en esa zona. —Amor... Pino está en el otro cuarto...— se quejo pero no ofreció resistencia

—Se hacer silencio ¿Tu sabes? Vamos cariño... Quiero devolverte el favor por haber sido tan lindo conmigo ayer. Me hiciste sentir bien y ahora quiero hacerte sentir bien a ti— fue la respuesta que recibió en una proporción adecuada de ternura y lascivia, Carlo no pudo resistirse así que solo se llevó la mano a la boca cubriéndose para no hacer ruido mientras Romeo ahora lo despojaba de su ropa interior.

El rubio escupió sobre su mano para hacer de su tarea más fácil, tomó el miembro y lo masturbo lo suficiente como para que alcanzará una erección adecuada antes de llevárselo a la boca. Carlo ahogó sus gemidos y se retorció al sentir el calor de la boca de Romeo rodear su intimidad. La saliva goteaba por su falo y humedecía toda su entrepierna.

Paso la lengua por el glande, chupandolo como si fuera una paleta, lamiendo el orificio de la punta para lentamente bajar lamiendo también la longitud.

—¿Vas a seguir jugando o vas a comerme bien?— reclamó Carlo, llevándose la mano a la boca evitando gemir.

—Que impaciente— Romeo ahueco las mejillas, succionando; el cabello caía sobre su rostro y enmarcaba sus facciones. Carlo apartó el pelo de su cara, enterrando los dedos en su cuero cabelludo, sujetándolo y marcando un ritmo en sus succiones.

Carlo flexionó sus rodillas, sirviendo como impulso. Inmovilizo a Romeo y follo su boca. El rubio con gusto recibió el miembro en su garganta, saboreando el líquido preseminal. Las lágrimas caían involuntariamente por sus mejillas, Carlo le daba pequeñas pausas permitiéndole respirar.

El castaño estaba aproximándose a su clímax, un calor burbujeaba en su vientre, hormigueando y haciendo que su pene palpitara. Arqueaba la espalda contra el colchón, echando la cabeza hacia atrás. En un último acto de conciencia, retiro el pene de la boca de su novio y eyaculo en su rostro, manchando su blanca piel y parte de su cabello.

—Me dejaste sin desayuno— reclamó Romeo, quien esperaba poder recibir el semen en su boca en vez de su cara.

—Lo siento— se disculpó Carlo, aun sin poder articular bien las palabras —Es que tenia miedo que el semen te caiga mal al estomago y vuelvas a enfermar—

Romeo se rio por el comentario —Que considerado—

Carlo se sonrojo al ver su creación, Romeo, con su rostro angelical cubierto en esperma, mirándolo fijamente y con la expresión más amorosa del mundo. No pudo evitar lanzarse a él y besarlo, saboreándose a sí mismo en el proceso.

—Déjame traer algo para limpiarte, si Pino te ve así me moriré de la vergüenza—

Una vez que ambos se higienizaron, abandonaron el cuarto encontrándose con el más callado de los gemelos bebiendo té en la cocina. P se puso de pie con la intención de preparar más té pero Romeo lo detuvo diciendo que lo haría él mismo y que no se preocupara, así fue como los tres tuvieron un desayuno bastante tranquilo antes de comenzar el día.

Detrás del reflector  - Carmeo - Lies of P AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora