Sábado, 20 de Abril. Sala de reuniones, 18:55 horas.
JUNGKOOK
—Nuestro hombre sigue manteniéndose en contacto, cualquier cambio o novedad en el plan de Dimitri, me lo notificará — HoSeok notifica, con la misma eficiencia de siempre.
—Perfecto — NamJoon asiente conforme —. Ya todos los preparativos están hechos y los hombres están más que listos — confirma la hora en el reloj de su muñeca —. Si queremos llegar a tiempo, deberíamos partir ahora.
—Bien — me levanto y ajusto mi saco —. Yoon y JiMin se quedarán con SeokJin . Los demás ya saben que hacer.
—¿Pero por qué ahora nunca me dejan salir a divertirme? — JiMin chilla enojado, saltando de la silla con los brazos cruzados sobre su pecho —.Soy perfectamente capaz de patear unos cuantos culos, más aún si son humanos.
—Por favor, JiMin — mi primo pellizca el puente de su nariz y SeokJin suelta una risita —. No empieces.
—Tú cállate si sabes lo que te conviene — le echa una mirada asesina —. Me voy a oxidar de tanta inactividad, ya ni siquiera me acuerdo de cómo apuntar.
—No creo que esa confesión ayude mucho a tu causa, JiMin — SeokJin se ríe más fuerte.
—Oh, por la Luna. Kook , déjame ir. Por favor — juntando las manos como si estuviera orando y con ojos suplicantes que no causan ningún efecto en mí.
—Ni hablar, ya la decisión está tomada. Casi todos nos vamos, JiMin. No puedes pretender que deje a SeokJin sin protección.
—Bueno, no. Pero...
—Pero nada — lo corto antes de que continúe —. No sabemos cómo resultarán las cosas. Debemos estar preparados para cualquier situación y eso incluye que tú te quedes aquí y protejas a mi pareja. No te molestes en abrir la boca de nuevo, que de nada servirá.
—Te toca cuidar de los pollitos, mamá JiMin — Taehyung se burla, poniéndose de pie.
—Lo siento, JiMin — SeokJin susurra al notar su cara de molestia. JiMin suspira y su cuerpo pierde parte de la tensión.
—Está bien, bebito — sonríe —. Órdenes son órdenes, después de todo. Encontraremos algo para entretenernos o iremos a molestar otra vez a la anciana Ewa.
—Ella nos adora a SeokJin y a mí — Yoon asegura —. Tú eres el único que la molesta.
—¿Yo? — JiMin se queja, indignado y ya me estoy aburriendo rápido de esta discusión sin sentido —. Pero si yo soy adorable, todo el mundo me ama.
—¡Bueno, ya basta!. El tiempo corre, así que todos a sus puestos.
—JungKook — mi hermano me llama ya cuando casi todos han salido —. Angelo me dijo que enviaría a unos hombres para ayudar en nuestra protección — su mirada no se encuentra con la mía y parece un poco inseguro —. ¿Tienes algún problema con eso?
SeokJin me pellizca en un costado, teniendo cuidado de que YoonGi no lo vea. Me volteo para poder verlo y no tiene que abrir la boca para darme cuenta que me está pidiendo mantener la cordura y ser paciente. Aunque realmente no sé si me molesta.
—No, dile que los envíe — su mirada sube rápido a la mía y una gran sonrisa se dibuja en su rostro.
—De acuerdo, le diré — se gira y se dirige a la puerta, pero antes de salir me observa —. Gracias, Kook — murmura para luego marcharse.
Finalmente SeokJin y yo quedamos solos en la sala, ambos de pie frente al escritorio.
—No olvides tu promesa, Jeon — dice en un tembloroso susurro una vez la puerta se cierra —. Regresa a mí, sano y salvo.
—Siempre cumplo mi palabra — acaricio su mejilla y él se inclina al toque, sus ojos húmedos y brillantes por lágrimas que bajan lentamente por sus mejillas —. No llores, mi amor — suelta un sollozo que hace que mi corazón se comprima dentro de mi pecho —. Ven aquí.
Rodeo su cintura con mis brazos para atraerlo a mi cuerpo, él apoya su húmeda mejilla en mi pecho y sus manos sostienen fuertemente la tela de mi camisa. Temblores dominan el control de su cuerpo por el llanto.
—Lo siento, no quería llorar — su cabeza se inclina hacia atrás para verme y aprovecho para barrer con mi pulgar las delgadas lágrimas de su rostro —. No pude evitarlo.
—No debes disculparte por nada, SeokJin — dejo un beso en su nariz —. Todo saldrá bien, estamos preparados para esto. Así que necesito que seas fuerte y confíes en mí. ¿Si?
—Por supuesto que confío en ti, Jeon — responde con determinación y sin titubear.
—Entonces deja que me haga cargo de todo. Dentro de pocas horas me tendrás de vuelta a tu lado y podrás aprovecharte de mí de la manera que desees — él se ríe bajito y eso me causa alivio —. Te amo, SeokJin .
Mi cuerpo, mi corazón y mi alma son tuyos.
—Asimismo los míos son tuyos, Jeon — se inclina y roza su nariz con la mía en un beso esquimal —. Y yo también te amo, hasta el final de mis días.
Lo beso. Duramos un largo rato así, sumergidos en los brazos del otro, transmitiendo a través de ese beso dulce y explosivo nuestras emociones y sentimientos.
No queriendo separarnos nunca aunque ambos sabíamos que al final tendríamos que hacerlo. Y fue justamente el toque en la puerta de la gran sala, lo que nos indicó que nuestro tiempo se había agotado.
—Todo listo, Jeon — la voz de mi primo baja, parece apenado por haber interrumpido. Asiento en su dirección y él se va.
—Te estaré esperando — promete, entonces me besa de nuevo, aunque por un tiempo más corto esta vez y se separa. Por la expresión en su rostro me doy cuenta que le tomó una gran cantidad de fuerza hacerlo, yo enseguida siento el frío por la pérdida de su calor.
Quiero decirle algo, cualquier cosa que ayude a aliviar la carga que sé su corazón tiene en este momento. Pero temo que si lo hago, yo mismo me derrumbaré.
Incapaz de lograr alejarme de él y aferrarme a su cuerpo como si de eso dependiera que mi alma no me abandonara. Así que me voy.
Dejándolo atrás con solo la promesa de nuestro pronto reencuentro, que no importa lo que me cueste y por sobre quien tenga que pasar, la cumpliré. Cuando llego a la entrada, varios autos están estacionados con el motor encendido, esperando mi orden para poder partir.
NamJoon y yo iremos a la cabeza indicando el camino, siendo seguidos por Taehyung y HoSeok en compañía de Luca y Maxim. En el vehículo de atrás Derek va con Jackson y Mark y otro par de esbirros. Otras cuatro camionetas blindadas cargadas de hombres fuertemente armados y listos para enfrentar lo que sea que nos espera una vez dentro de la mansión de los Zhukovski.
Nos llevará una hora llegar hasta las cercanías de la propiedad, dejaremos los autos estacionados y debidamente camuflados en el bosque, a una distancia prudente. Lo que nos hará caminar alrededor de otra hora más para llegar a la entrada del túnel.
El esbirro de HoSeok nos dará la señal indicando la salida de los hombres de Dimitri para que podamos avanzar e iniciar el ataque. Ya puedo sentir la adrenalina correr por mis venas.
—¿Cómo lo tomó SeokJin ? — mi primo pregunta, sin despegar la vista de la carretera, girando en una curva con destreza.
—Lo mejor que pudo teniendo en cuenta las circunstancias — suspiro al recordar sus ojos rojos y la expresión de tristeza en su rostro.
—Sí, JiMin también — empieza a mover los dedos inquietos sobre el volante —. Me dijo que si llegaba herido me dejaría en abstinencia por tres meses, hombre — su rostro gira en mi dirección con una expresión de indignación —. ¡Tres jodidos meses! ¿Puedes creerlo?
—No quiero ni imaginarlo — ironizo rodando los ojos y centrándome en los árboles a través de mi ventana.
—¡Hablo en serio, imbécil! — golpea mi brazo pero aún sigo sin verlo —. Mis bolas terminarán azules. ¡Podrían hasta caerse por el desuso!
—Tienes una mano funcional, ¿verdad? — hago una seña con mi puño de arriba a abajo al nivel de mi entrepierna —. Siempre puedes hacerte una paja.
—Que gracioso — no hay ni un rastro de diversión ni en su voz plana o su semblante serio —. Ya veo que tu estado de ánimo es pésimo — agrega en voz tan baja que por poco no lo escucho —. Como siempre.
—Solo quiero acabar con esta mierda de una vez, Nam y sacarle los ojos a Dimitri con mis propias manos.
—Tranquilo, compañero — me da una palmada en el hombro —. Cada vez estamos más cerca.
Suspiro y continúo observando el paisaje. El resto del recorrido transcurre en un pesado silencio y a pesar de que me encuentro solo en la compañía de mi primo, se siente incómodo y cargado de presión.
Para cuando llegamos a los límites del bosque, apagamos las luces de los autos y los aparcamos cerca de un claro rodeado de enormes árboles y grandes arbustos, perfectos para que sirvan de escondite para los vehículos. Todos salimos, haciendo la menor cantidad de sonido posible, a pesar de que estamos lo suficientemente lejos de la mansión para no ser detectados.
Aún así, no queremos correr riesgos. Preparamos las armas y los explosivos. Me aseguro de guardar varios cargadores para mi pistola en mi cinturón y poco después, emprendemos la marcha a pie.
Con excepción de La Pandilla, la gran mayoría de mis hombres son cambiaformas de lobos, aunque nunca pretendí que fuera así. Imagino que como el Alfa que soy, acudieron hacia mí con la idea de formar parte de una manada. Pero en mi equipo también hay cambiantes rinocerontes, gorilas, osos y serpientes... Y ahora un tigre.
Si de alguna manera nuestros ataques con armas no funcionan, mis hombres serán completamente capaces de manejar la situación convocando a su lado animal, lo que nos da una increíble ventaja sobre los humanos trabajando para Dimitri.
La noche es particularmente oscura y la luna no parece ofrecer suficiente luz como para iluminar nuestro camino, por suerte podemos aprovecharnos de nuestros sentidos avanzados y agudos para avanzar sin mayor inconveniente.
Finalmente, después de una larga y difícil caminata, alcanzamos la entrada del túnel. Mis hombres y yo estamos más que listos para entrar y acabar con todo lo que se mueva, pero aún tenemos que esperar el aviso del esbirro que logró infiltrar HoSeok . Así que todos nos ponemos en cuclillas a esperar, atentos a nuestro entorno.
—¿Qué hora es, NamJoon ? — pregunto después de un buen rato de silencio y tensión acumulada. Él revisa su reloj con un ceño entre sus cejas.
—Las veintidós menos diez.
—¿Alguna noticia de tu hombre, HoSeok ?
—Acaba de mandarme un mensaje diciéndome que están casi listos para salir — sisea con rigidez.
—Tengo un centinela escondido en el frente de la mansión, Kook — Taehyung agrega en voz baja y echando miradas cautelosas a nuestro entorno —. Me dirá cuando sus hombres ya estén con la suficiente distancia para que sea seguro ingresar.
—Bien — no podía esperar menos de mis hombres —. ¿Y el jodido Dimitri?
—Está dándoles las indicaciones a los hombres para que la mercancía sea debidamente transportada — HoSeok chasquea la lengua, una expresión de desagrado cruza por su rostro —. Se cree muy inteligente, el hijo de puta.
—Sí, bueno. Eso se acabará hoy — NamJoon me mira de reojo con una sonrisa maliciosa que no puedo evitar copiar.
Pasan varios minutos de silencio y entre la soledad del bosque y la penumbra de la noche, soy terriblemente consciente del peso y el tamaño de mi arma dentro del soporte de mi chaleco y de los cargadores en mi cinturón.
Mi respiración es tranquila a pesar del choque de energía que siento pulsar en mi sangre. Mi lobo está inquieto, pero trato de manejarlo y controlarlo, lo último que quiero es que mis hombres lo malinterpreten y piensen que estoy teniendo inseguridades. Solo lograré que sus movimientos sean torpes y su determinación flaquee.
Me concentro lo mejor que puedo en lo que me rodea, el olor a tierra húmeda, el leve viento agitando las ramas de los árboles, una que otra hoja cayendo al suelo, el ulular de un búho a la distancia.
«Regresa a mí, Jeon . Sano y salvo». Cierro los ojos y una imagen como flash de su hermoso rostro cruza por mi mente. Sus palabras, pronunciadas con su dulce y serena voz me acompañan y le dan calor y cobijo a mi alma.
Bloqueé el vínculo entre nosotros para evitar distraerme, no sin antes avisarle a él por temor a que lo tomara como una señal de que algo malo pasó. De repente una necesidad férrea carcome mis entrañas por tenerlo de vuelta en mis brazos, de besar sus labios, enterrar mis dedos en su suave cabello, de inhalar su olor.
Eso me recuerda. Anoche pude detectar un ligero cambio en su aroma, tan sutil que si no hubiera estado tan cerca de él no sería capaz de detectarlo. Seguía siendo el suyo, pero había algo más, algo tenue y que de alguna manera se asimilaba al mío y...
—Kook , los hombres están partiendo — abro los ojos de golpe y las palabras de HoSeok me hacen trabar la mandíbula con tanta presión que mis dientes crujen en protesta.
—¿Taehyung ?
—Aún no, apenas han dado vuelta la esquina.
—¿Todos listos? — pregunto alzando un poco mi voz para asegurarme de ser escuchado.
Cada uno de ellos asiente y yo me levanto de mi posición. Mi mirada no se aparta en ningún momento del túnel, nuestro medio a la victoria, la entrada a la batalla que se desatará dentro de poco.
—Ahora, Kook .