Cálido y cómodo, Yoongi sintió sus músculos relajarse más profundamente en la tela como terciopelo del asiento de la camioneta. El calor del suelo del auto emanaba en gentiles olas, relajándolo más en los contornos del asiento. Alzando la mirada del gatito negro durmiendo, el cual se había puesto cómodo en la unión de sus piernas, Yoongi vio pequeñas gotas de lluvia empezar a golpear el parabrisas. Por la esquina de su ojo, pudo ver a Jungkook levantar el brazo para encender los limpiaparabrisas.
—¿Cómo me encontraste tan rápido? —No había radio en la camioneta, solo el silencioso murmullo del motor y el movimiento de los limpiaparabrisas—. Quiero decir —aclaró rápidamente cuando lo vio echarle una mirada—. ¿Cómo supiste volver por el camino que vine en lugar de ir hacia Gaulding?
Dándole una sonrisa gentil, Jungkook se recostó en su propio asiento y se relajó, manteniendo un firme agarre sobre el volante.
—Fue pura suerte tonta en realidad. Inicialmente, iba a ir en esa dirección, pero justo cuando me preparaba para tomar la curva, algo en mi instinto dijo al este.
Yoongi se calentó ante eso. Le alegraba que lo hubiera hecho, y se odiaba a sí mismo por sentirse de esa manera. Pero es solo por esta noche, se recordó firmemente.
—Fue bueno que Garrett no estuviera afuera patrullando también. —
Jungkook se volvió y le dio una sonrisa—. Porque iba muy rápido.
—Admito que estoy feliz por descansar mi pierna y no estar bajo la lluvia —dijo, masajeando con cuidado los músculos rígidos de sus muslos.
Yendo más despacio, Jungkook esperó a que un auto pasara antes de girar hacia el atajo sin señalizar a través del bosque.
—¿Está sangrando de nuevo? —Le dio a su pierna una mirada preocupada.
—No... bueno, no lo creo —añadió, al menos, por lo que podía decir, no había sangre filtrándose por sus vaqueros. Estaba agradecido por eso, no podía permitirse que se arruinara otro desde que el otro tenía un enorme desgarro junto con varias manchas de sangre.
—Le echaré una mirada cuando estemos dentro.
Lentamente, el claro y los árboles aparecieron a la vista y Yoongi pudo ver la cabaña en la distancia. Era difícil negar el aleteo de excitación y anhelo al ver la estructura, sabiendo que solo unas horas antes le había dado una última mirada al lugar.
Deteniendo la camioneta frente a la puerta delantera, Jungkook la puso en punto muerto.
—Quédate ahí —ordenó.
Lo miró con curiosidad salir y dar la vuelta hasta su lado, todo mientras entrecerraba los ojos por la lluvia. Abriendo su puerta por él, Yoongi saltó cuando lo sintió deslizar una mano por su espalda y la otra bajo sus rodillas.
—¡Espera! —chilló, inseguro de qué hacer mientras lo sentía tirar y alzarla fuera de la camioneta—. ¡No tienes que cargarme! Solo tengo una cojera; ¡todavía puedo caminar!
La lluvia cayó a mares sobre ellos mientras él se volvía con Yoongi en sus brazos, caminando fácilmente hacia el porche.
—Hay un montón de barro por el camino hasta la puerta, solo nos estoy salvando al gatito y a mí del problema de que te resbales y te caigas — respondió naturalmente.
Disparándole una mirada furiosa, Yoongi consideró pellizcarlo en el brazo. Sonriendo, él la dejó en el porche y pasó sus manos por su cabello, limpiando el agua. Más gotas de lluvia se aferraron al largo vello oscuro de su barba. Necesitaba afeitarse, meditó. Se estaba volviendo más difícil ver la atractiva estructura de sus pómulos bajo todo el vello, lo cual era realmente una lástima.
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