Sirius Black odiaba a Eileen Snape.
Eileen Snape odiaba a Sirius Black.
Ellos ansiaron el día de su graduación para dejar de verse después del día. Pero el universo los jodio haciendo que Sirius fuera el padrino de Harry y Eileen la tutora legal de...
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P O V: N A RR A D O R
Desde el día uno estaba empezando mal la convivencia de ambos, pero no podían simplemente ignorarse, ambos tenían que atacar al otro con comentarios y acciones.
—¿La de callarte tantito no te la sabes Black?—. Dijo Eileen mientras cerraba el libro que leía con fuerza y lo volteaba a ver
—Fíjate que no, ¿y la de dejar de ser insoportable te la sabes?—. Sirius respondió tajantemente
—Ni te estoy hablando ridículo
—Lo estás haciendo ahora mismo, Snape
—Porque me estás molestando todo el tiempo
—No es cierto
— Me tienes harta, me largo —. Dejo el libro a un lado y se levantó de la cama
—¿A dónde iras?
—Que te valga, ¿no?-Dijo con una clara aspereza
—Maldita grosera— Contestó mientras me sacaba el dedo del corazón
—Si aja. Y por cierto vuelve a sacar ese dedo y será el mismo que te meteré en el culo —Cerro la puerta con fuerza y se marchó. Sirius la maldijo una vez más y se volvió acostar en la cama pensando en todo lo que había pasado y supo que fue una mala idea ir con Eileen como primera opción para poder estar en el castillo. Pero fue la primera que se le vino en la mente cuando supo que era la tutora de Harry. Luego se aburrió y empezó a estar curioseando por la habitación
—¿Qué tendrás guardado, Snape?
Sirius empezó a hurgar entre cajones, encontrándose cosas normales que esperaba. Ropa, pociones, maquillaje, libros, cosas que él esperaba, luego se aburrió y decidió ir al baño. A pesar de que lo bañaron en su forma perruna todavía estaba muy descuidado, su barba estaba larga y dispareja sin mencionar su cabello que estaba demasiado largo para su gusto.
Decidió arreglarse un poco. Eileen no tenía un rastrillo convencional, pero tenía uno pequeño que utilizaban para delinearse la ceja. Lo uso para perfilar su barba. Luego busco entre las cosas de Eileen y encontró unas tijeras, eran escolares, pero bastaban para cortarse la barba y el cabello.
Poco a poco el pelo iba cayendo en el suelo, una vez que quedo aceptable se quitó el uniforme de reo de Azkaban y se dio por fin una ducha digna. Salió de la regadera, agarro la única toalla que había y se secó el cuerpo, al final se la enredo en la cintura y salió a la habitación a buscar algo de ropa que ponerse. Definitivamente, no se volvería a poner el uniforme de Azkaban, esa mierda la iba a quemar. Pero no había nada más, busco en el armario algo que pudiera servir una camisa o algo. Y como pudo deducir no encontró algo útil, al final se fue a sentar al sillón que estaba cerca de la chimenea. No podía encenderla, pues necesitaba magia, pero mínimo la habitación no estaba tan fría como para morirse por solo estar con una toalla.