Parte 2

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Ya habían pasado 6 horas desde que Tao fue lanzada a aquel rio, siendo transportada por el canasto, que sin dudas era muy resistente

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Ya habían pasado 6 horas desde que Tao fue lanzada a aquel rio, siendo transportada por el canasto, que sin dudas era muy resistente. Las corrientes daban dirección hacia el pueblo vecino, que si bien se tardaba unas 12 horas de caminata, en canasto y con la correntada del rio, se le resto cuatro horas menos. Llegando por fin a su "destino".

Tao se había dormido, pero ni bien choco su canasto contra el muelle decidió que ya era mucha siesta. Eran alrededor de las 4:32 de la mañana, era en el horario que su padre la levantaba a desayunar para luego ir a lo de las ancianas, para luego que le recoja a las 6:23, o mas tardar a las 8:46 para estar de vuelta a su hogar.

Para ser chiquita, apenas una bebita, se había amoldado a los horarios.

Pero cuando levanto la frazada que la cubría, no reconoció el lugar. Estaba hecho pedazos, con cierto olor metálico y pudiente que le obligo a fruncir el ceño y poner su mueca de disgusto.

Sentía curiosidad por adentrarse a aquel lugar hecho trozos. Pero no es ninguna tonta. Su padre siempre le repitió, antes de salir, que si estaba en un lugar desconocido y reconocía a nadie, debía quedarse quieta en su canasto o donde fuera que estará en ese momento a esperarlo a que lo buscara. Asi fue como la pequeña Tao analizo el lugar, no lo conocía y tampoco había nadie que reconocer, asi que se quedo a la espera de su papa. 

Asi pasaron unas 11 horas, ya eran las 13:45 de la tarde y el estomago de la pequeña ya estaba exigiendo alimentos. 

Alzó de nuevo la vista de su refugio, para que solo sus ojos grisáceos se vieran en aquel huequito que le proporcionaba entre el borde del canasto y la frazada blanca. Aquel fúnebre paisaje le dio curiosidad, quería comer algo, pero no sabia caminar todavía ni mucho menos hablar. 

Tao siguió esperando las siguientes cinco horas, ya eran alrededor de las 18:23 de la tarde, el cielo empezaba a oscurecer y el manto estrellado azul oscuro con su hermosa y brillante luna se hicieron presentes después de un par de horas mas. 

La pequeña ya no aguanto mas, se sentía hambrienta y ya estaba pálida porque su papi no la venia a buscar.

Solo asi, hasta que vio una figura recortada por la luna caminar a lo lejos. Era muy similar a la de su padre, por lo que se enloqueció. Porfin la habia venido a buscar, porfin comería de nuevo, porfin vería a las benditas ancianas del pueblo y porfin vería a su padre otra vez. Estaba muy alegre.

Asi empezó a balbucear algunos ruidos para llamar su atención, aun asi teniendo cuidado de que el canasto no se hundiera. Logro su objetivo, lo que parecía ser su "papi" ya se entero de su presencia en las ruinas, por lo que decidió acercarse. 

La pequeña pego un sobresalto en su canasto, hace unos segundos estaba a unos metros de distancia y ahora se encontraba frente a ella. 

Tan solo paso un par de minutos cuando aparto de un solo estirón la frazada blanca, dejando en descubierto a una pequeña Tao con brillo en su ojos, sonriente de oreja a oreja porque según su mentalidad infantil su "papi" la vino a buscar y regresaría a su vida cotidiana de antes. 

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