Parte 1

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No muy lejos de la gran aldea, estaba situada una cabaña donde se esperaba un feliz momento  por parte de una pareja

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No muy lejos de la gran aldea, estaba situada una cabaña donde se esperaba un feliz momento  por parte de una pareja. No sabían como resultarían las cosas, estaban esperando un bebe, si primer hijo, no sabían su sexo. La pareja había decidido hace unos meses alejarse de la aldea, para vivir en la paz del campo. Tenían un domicilio en no tan buen estado, pero lo arreglarían ni bien su situación económica mejorara, ya que tenían planeado todo lo que harían a futuro ni bien naciera su descendiente.

Sin embargo, no sabían que la muerte tocaría su puerta aquella noche...

Ya quedaba poco para que naciera la nueva integrante. Todo asi cuando el padre la cargo en sus brazos.

-Heredo tus ojos amor...- no recibió respuesta por parte de su esposa- amor...?

La hermosa joven de 17 años no soporto el parto, por lo que murió en el proceso.

El chico se sintió destrozado. Todos esos planes que habían preparado para futuro juntos se quebró a pedazos como un cristal, quedando como algo muy lejano.

Ya había pasado una semana de que el cuerpo de su amada estaba enterrado en el "patio" de la casa, si era a que a ese terreno baldío que habían tenido planeado remodelar junta a su difunta esposa tenia características a un patio.

El joven de 18 años, empezó a laburar, reparando diferentes muebles, prestando servicios en varias casas, realizando tareas que otros no podían, por solo algunas monedas semanales que aun asi le alegraba el día para seguir adelante con el sueño de cumplir los deseos que había planeado junto a su difunta esposa. Por lo menos le daría buen futuro a su hija que en honor a su esposa le bautizo con el nombre:

"Tao", que significa melocotón, símbolo de larga vida. Lastima que su mujer no corrió la suerte de tener una vida como a la que se refería el nombre.

Asi ya habían pasado un par de meses, el chico ya había cumplido sus 19 años, junto a su hijita quien en estos horarios de la tarde, dormía hasta la noche. 

El joven viudo no le entraba la idea de dejar a su bebita sola en la cabaña, habiendo tantos peligros al estar en el medio de el campo, si le llegara a pasar algo, el no estaría enterado o no podría llegar a tiempo, ya que su hogar esta alejado de la aldea donde realiza sus trabajos en variedad. Por la que opta la opción de llevarla a todos lados, en una canasta. Ni loco la dejaría sola en casa.

Ya en el pueblo conocían al joven, asi que algunas ancianas se quedaban con la pequeña Tao, mientras su joven padre iba a trabajar. La nenita era muy tranquila, no hacia ruido en lo absoluto, era muy silenciosa, como curiosa. Las jubiladas junto a la bebita almorzaban y merendaban, para luego ser llevada por su padre a cenar en casa. El pobre solo tenia para darle dos comidas, por lo que se sentía muy adeudado con las señoras que quedaban al cuidado se Tao, ya que si no fuera por ellas, estaría desnutrida y agonizante en estos momentos. Idea que lo aterraba. 

Ya había pasado un año y el y su hija estaban muy felices viviendo en paz en aquella modesta casa.  Era de noche y el estaba regresando de trabajar junto a una chiquita Tao que dormía cómodamente en el canasto, luego de haber tomado leche de cabra ordeñado por las ancianas, quienes le dieron comida al joven, sin pedir nada en cambio, solo que la bebita siga visitándolas, cosa que el no dejaría pasar en alto.

Aquella noche estaba estrellada, con una luna que iluminaba el camino del joven como un farol hasta su hogar. 

El muchacho estaba agotado por la horas de trabajo, ya que ese día trabajo mas de lo normal. Estaba todo tranquilo, con la melodía de los grillos, hasta que tubo la sensación, de que lo estaban siguiendo. Decidió no darle mucha importancia, creyendo que era su imaginación y siguió, pero sus oídos oían todo lo contrario. Apresuro su marcha, y el sonido también lo hizo, empezó a correr y el desconocido copio. 

Luego el sujeto se abalanzo sobre el, empezando a agredirlo con una daga, arma blanca de hoja corta, con doble filo al menos hacia la punta. Lo suficiente como para hacerle perder abundante sangre, producto de las heridas provocadas por aquel objeto.

El muchacho ya no daba mas, asi que decidió dar un golpe en el cuello del oponente lo suficientemente fuerte como para noquearlo. Se levanto de aquel lugar con dificultad para luego divisar a lo lejos a mas hombres con antorchas. El sujeto al que acabo de noquear no había venido solo.

Vio sus ropas bañadas en sangre, sus heridas eran de gravedad. Para luego fijarse en Tao. Quien se habia despertado por el impacto entre el suelo y su medio de transporte. El joven estaba entre la espada y la pared, no tenia salida, sus heridas y la perdida de sangre lo acabaran antes de que amanezca, eso lo sabe muy bien, pero su hija debe tener una larga vida, darle a su nombre el reconocimiento que merece. Por lo que toma una decisión, que ni el se cree capaz de realizar. 

Toma el canasto y a su hija, entrando en el espeso del bosque, hasta encontrar el esperado rio, cuyas corrientes llegan a el pueblo vecino. Sostiene  a su pequeña hija en brazos. 

-Mi pequeña melocotón, espero que algún día pueda encontrarme de nuevo con tu carita, si no es asi, espero que nos reunamos allí. arriba, con mami...-apunto al cielo, acto lo cual Tao siguió con la mirada- ella ahora es una resplandeciente estrella en el cielo, tu también lo serás Tao, no te olvides nunca, eres y serás muy especial e única...

Asi se despidió de su bebita, quien lo miraba confundida mientras se alejaba por la corriente. Hasta que su padre grito: 

-¡No es un adiós, es un "hasta luego" mi querida Tao!- Escupió sus ultimas palabras, para luego caer muerto por causas de la hemorragia.

-¡No es un adiós, es un "hasta luego" mi querida Tao!- Escupió sus ultimas palabras, para luego caer muerto por causas de la hemorragia

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1027 Palabras...

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