La despedida

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Libreta de N.

Recuerdo ese día, y no quisiera volverlo a repetir, fue muy doloroso, pero que muy doloroso.

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Era de día, porque amanecía, la luz alumbra como un resplandor divino.

Henry: Vamos hija mía, despierta.

J- Sí papá.

Henry: Hoy toca irnos a pescar.

J- De acuerdo.

S- No vengáis tan tarde.

Henry: Vale cielo mío, estaremos aquí en un par de horas.

Se darían un beso y se iría con J a un río y se irían a pescar.

J- Espero que pesqué uno muy bien grande.

Henry: Yo también espero eso.

Estarían esperando pacientemente, J estaría aburrida y casi se iba a dormir, pero de pronto vio al frente que estaría M pescando también.

J- Ah, ya vuelvo papá.

Henry: Tranquila hija mía, puedes ir con él, yo voy a seguir pescando.

J- Espera, ¿lo sabías?

Henry: Claro, crees que soy ciego.

J- Cuídate papa.

Henry: Está bien.

Se iría a donde estaba M.

M- Al fin te atreves a venir.

J- ¿Qué?

M- Da igual, toma está caña de pescar.

J- Ya tengo una.

M- Pues entonces empieza a pescar.

Estarían un buen rato así.

J- Yo conseguiré más que tú, soy muy buena en esto de la pesca.

M- Ejem.

Le señala detrás de él que ha llenado doce cubos de ellos.

J- La suerte del principiante.

Pescan y obtendrían la misma cantidad de peces.

J- Vaya ya no quedan más peces.

M- Lo declaró en empate.

En eso tira todos los cubos de agua que contenían también peces al río.

M- Ya está.

J- Pero, ¿por qué lo has hecho?

M- Porque ellos a lo mejor tengan una vida sin que nos demos cuenta, la vida es muy bonita y las decisiones que tomes son importantes, por tanto, es mejor decidir liberarlas que quitarlas su libertad, ¿no te parece?

J- Ah, claro.

M- Me temo que nuestro pequeño juego de ver quién es el mejor terminará en empate.

J- No lo creo, ya verás que te voy a superar.

M- Y espero ese día.

En eso sonríe.

J- ¿Por qué sonríes?

M- Porque te ves linda cuando estás decidida a hacer algo.

J- Gracias supongo que por ese cumplido.

M- Lo siento, no era mi intención decir eso, puede que te haya hecho sentir mal.

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