Relatos de vida

N

Años atrás.

Abre las puertas y miro que todo se había tranquilizado.

N- Ya está, todo se ha solucionado.

Se sube a un tejado.

N- Gente de este gran y amable pueblo, sois libres de todo mal.

Drone 1: Me alegra oír eso, pero aún no estamos seguros.

N- Eso por qué lo dice.

Drone 2: No es obvio, esto no hubiera pasado si tú no hubieses estado aquí.

N- Lo se y entiendo lo que quieren decirme, pero no soy como mi padre, además, mi padre jamás haría tal maldad.

Drone 3: Todos tenemos un secreto o un pasado oscuro, ante todo ten cuidado.

N- De acuerdo, muchas gracias a todos.

En eso la pequeña drone sale de su casa y va con él a darle algo.

Drone: Aquí tienes.

N- Ow, muchas gracias, pero no tienes por qué hacerme este regalo tan bello y tierno.

Drone: No me importa, solo quiero que lo cuides vale, ¿una foto?

N (feliz)- De acuerdo, venga diga patata amigo.

Aquellos tiempos N representaba una especie de esperanza para aquellos drones que no se podían defender.

En esa foto tendría como unos once años, puede que un poco más.

El caso es que tras el pasar del tiempo.

Volvería por la noche a donde estaba su madre, pero todo estaba destruido y no hubo respuesta de su madre, al parecer la habían matado.

N estaría de rodillas llorando la perdida de su madre y de aquellos pueblerinos.

Tuvo un tiempo de felicidad y otro de tristeza, depresión, ansiedad, culpabilidad y aceptación.

Su perrito había crecido y se lo entregaría a una familia de drones que lo cuidarían el resto de su vida.

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En unas instalaciones del este.

Murder 1: Espero que esto sirva.

???: No te preocupes, eso servirá para hackear sus sistemas.

Murder 1: Ve a descansar.

Se marcharía de ahí.

Murder 2: Ese control fue muy bueno para que nos ayuden.

Murder 1: Con esto podremos traerlo de vuelta.

Murder 2: Eso espero amigo mío.

En eso empezó a sonar una alarma.