Prólogo.

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Las cosas nunca son tan simple como se esperan. En ocasiones ni tú imaginación más salvaje se acerca a la cruda realidad.

Es entonces cuando se siente la desesperación.

Cuando no queda ni un resquicio de esperanza, nacida de la carencia total de opciones, cuando recurres a lo impensable.

Es allí donde la realidad es más despiadada que cualquier criatura en este mundo. Sin embargo también es justa, o más bien es "imparcial" y equitativa. Porque aunque las personas solo vean por ellas mismas eso no significa que la brutal realidad solo se presente en los humanos. Incluso el ganado que tan feliz solo se dedica a comer y vivir la vida de un holgazán, se convierte en un filete de res de un día para otro.

Incluso aquellos más privilegiados, la cima de la pirámide, la máxima autoridad o la cúspide de los humanos pueden hallar su triste realidad en el mejor momento de sus vidas.

Claro, hay quienes negaran esto parcial o totalmente, alegando que si existe tal cosa como un triste final, entonces también debe existir un final feliz.

Pero entonces me pregunto ¿cuanto de esos casos conoces tu? Cuanto de los llamados finales felices has visto en persona? Cuantas historias, fábulas, leyendas e incluso cuentos de hadas con finales felices conoces?

Ese es un lado de la balanza.

Ahora dime, cuantas tristes historias, dramas, tragedias e incomprensibles historias de terror conocces? Más el resto del mundo?

Porque si bien tu vecino tiene trabajo, una esposa, 3 hijos y un auto, la realidad es que su esposa está disconforme por el poco dinero que provee. Sus hijos son parte de la nueva generación conformista y con una pésima educación básica y moral, producto de la poca atención de sus maestros y padres. A su auto aún le faltan 25 cuotas a pagar  y ya tiene más de 5 arreglos en el año que lo compro. Su casa está ubicada en una zona de mala vida, donde te da vergüenza y miedo traer a tus suegros por lo que les podría suceder en un lugar así. Sin hablar de que trabaja 14 horas al día para poder transformar su casa de 3 ambientes en una de 4 ambientes. 

No se con exactitud pero te puedo asegurar que ejemplos como esté hay en cualquier rincón del mundo.

El trabajo de tus sueños, la casa de tus sueños, la familia de tus sueños, el coche de tus sueños, en el lugar de tus sueños.

Cuando has escuchado un ejemplo así? Si bien existen, soy escéptico al creer que me encontrare a alguien así.

Aquella vieja balanza, que soporta el peso de la realidad en todas sus formas, como yo la veo, no puede soportar más. En algún momento se romperá, pues el peso de la cruel realidad fue tan pesada que deja al otro lado de la balanza tan arriba que casi ni se distingue desde aquí abajo. Irónicamente tan alto e inalcanzable como las fantasías de algún día pertenecer a aquel lado de la balanza.

Y aun así en todos aun queda la esperanza. Esperanza de que algún día las cosas cambien, de que el duro trabajo que haces te llevará a algún lugar mejor, de que algún alma piadosa te saque de aquel oscuro  agujero.

Pero...

Las cosas nunca son tan simple como se esperan. En ocasiones ni tú imaginación más salvaje se acerca a la cruda realidad.

La realidad cruel ataca de nuevo. En mi caso en mi peor momento. Cuando ya no podía estar más bajo de lo que estoy. Recurriendo a mi última opción. El robo.

Sin ningún lugar al que ir, sin ninguna persona a quien recurrir, sin un centavo con el que comer. Recurrí a uno de los actos más antiguos de la historia. Y aunque las historias de Robin hood hablen de esta profesión con orgullo y heroísmo, la realidad es que no eran más que personas que no tenían ningún otro talento para obtener lo que querian, más que el robo.

Me arme de valor, sin otra opción y con un mellado cuchillo que encontré a orillas del canal de agua, me dispuse a robar al puesto de comida callejero de la esquina. Quien diría que aquella anciana cargaría con tal arma de fuego a su edad. Aunque pensándolo bien, que otra arma podría cargar alguien de su edad en esta plaza de mala muerte a las 12 de la noche.

Como si el mundo se riera de mi, la tormenta que seguía en curso arrasó con el ruido del disparo y mis pobres gritos de auxilio. Mismo ruido de lluvia que pensaba utilizar para tapar los gritos de la anciana.

Y entre un charco de agua y sangre solo podía ver la lluvia caer tan lentamente como mi vida se escapaba de mi cuerpo.

Realidad, destino, karma, suerte o simplemente causalidad. Llámalo como quieras. Es una puta mierda.

Curiosamente todo el rencor, todo el odio, todo los tristes recuerdos se apaciguaron en ese momento. Supongo que ante el frío de la muerte ya nada importa. Por lo menos no en mi vida.

Todo esto pensé en el lapso de mi descenso de la vida a la muerte. Al final sólo me queda este moribundo deseo de torcerlo
todo.

Torcer esta putrida balanza.

Torcer mis acciones y los desafortunados momentos de mi pasado.

Torcer esta realidad

Haaaaa...

Porque es que hay tan brillante luna llena en una noche tan tormentosa? O es que acaso solo veo alucinaciones?

Lo Retorcere Todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora