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Narra Matias;
El tormentoso estruendo de los pasos corriendo en todas las direcciones me despertó, tampoco era como si pudiera conciliar el sueño. Por algún motivo me sentía cansado pero incapaz de cerrar los ojos y guardar reposo, era un desastre andante mi rostro reflejaba cansancio e incertidumbre mi cabello mal acomodado la ropa de ayer aún puesta en mi, no fui ni capaz de cambiarme para dormír me sentía agotado como para pensar en tal cosa insignificante. Tomé como pude la ropa para salir a desayunar tal como indica las camas vacias y el cuarto en silencio que todos estaban abajo ya desayunando, sin ánimos alguno me mude y cepille mis dientes y cabello para verme por última vez en el pequeño espejo en el baño tratando de buscar algún tipo de consuelo, pero solo podía ver atraves de mis ojos el agotamiento, y las largas horas que pase desvelado.
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Los cálidos y tan familiares brazos de Fran me rodeaban con fuerza , sus suaves caricias que eran un va y ven de subidas y bajadas por todo mi cuerpo. Su respiración golpeaba violentamente mi rostro, depositaba pequeños y cortos besos en todo mi rostro tratando de despertarme, estaba agotada me sentía terrible no debí tomar todo ese licor el día de ayer. No podía seguir acostada así que abrí lentamente mis ojos encontrándome con su hermosa sonrisa y sus tan familiares y tan encantadores ojos verdes que me expresaban gratitud al verme, era como si por un instante pudiera ver el amor que tenía por mi atraves de ellos. Era la ventana al alma aunque a mi en lo personal me encantaba pensar que eran las ventanas de su corazón por que brillan al verme solo conmigo poseen ese brillo, solo yo era capaz de hacerlo.
-Vamos Cariño levántate-Deposito un beso en mi hombro izquierdo, para luego morderlo un poco-
-Fran solo quiero seguir así un rato más, con el hombre de mis sueños, el dueño de mi alma y vida-toque su nariz y le sonreí aún adormilada-
-No seas así, debo trabajar hoy y lo sabes perfectamente-Se movió dispuesto a levantarse de la cama dejando su calidez y su aroma impregnada en la cobijas-
-bueno me levantare -Me movi sin ganas dejando la cama vacia, coloque mis pies en el suelo estirando mis brazos hacía arriba-
Me dispuese a aregalrme para bajar a desyaunar junto a los demás, conforme bajaba las escaleras el aroma a cocoa huevos y pan tostado me llamaban desde la lejanía avisándome su llegada, tome una bocanada de aire y sople mis manos buscando brindarles un poco de calor. Entre en la enorme y tan acogedor comedor con una mesa inmesa de madera repleta de comida al entrar todos me dieron los buenos días algunos de ellos no volvieron a ver veía. Tome asiento al lado de Blas y guarde un lugar para Fran quien aún no bajaba. Solo era el golpeteo repetitivo de platos,las cucharas revolviendo el café y el tenedor al ser posicionado sin cuidado alguno sobre los platos. Fue alli que dentro del amargo silencio Bayona levanto su voz que resono en toda la sala quedamos en completo silencio ni uno solo ruido lo volvimos a ver esperando sus ya anticipadas palabras.
