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Ambos llegaron al coche de Iván en completo silencio, el ambiente era demasiado tenso como para formular siquiera alguna palabra.

Ponme la dirección de tu casa —dijo Iván, con un semblante serio dándole su móvil a Rodrigo para que escribiera su dirección en el GPS. Rodrigo tecleo rápido, sin hablar, y mientras el azabache arrancaba el coche se reclinó hacia atrás, sin duda había bebido demasiado.

Mientras Carrera observaba como la carretera pasaba ante sus ojos, Iván no podía creer que tenía al chico de ojos esmeralda en su coche, aún ligeramente borracho, se veía sorprendentemente lindo. El impulso de tocarlo era tal que podía sentir cierta electricidad entre ambos.

El trayecto fue silencioso, pero era un silencio tremendamente tranquilo en el que simplemente se escuchaban las gotas caer en los cristales de una lluvia que había empezado minutos antes. Un silencio que para ambos era cómodo, sabían de la presencia del otro y no necesitaban más. Llegaron a casa de Rodrigo y este recuperó la compostura y miró a Iván por primera vez en toda la noche a los ojos.

Gracias, Iván —dijo Rodrigo con un tono ligeramente cansado, observando al azabache.

El más alto sonrió con gratitud, mirándolo también a los ojos que brillaban con fuerza. Quería besarlo sin parar, decirle tantas cosas que no sabía por dónde empezar y prefirió quedarse en silencio mientras observaba al más bajo llegar a la puerta de su casa.

Rodrigo, ligeramente empapado por la lluvia, abrió con pesadez la puerta con la sensación de una ausencia de algo que no sabía reconocer, dejó algunas de sus cosas en el pequeño recibidor, hasta que escucho a alguien llamar a la puerta.

¿Buhajeruk? ¿Qué haces aquí...? —comentó ciertamente extrañado el más bajo al ver al otro empapado detrás del umbral de su puerta.

Antes de que pudiese volver a hablar, el más mayor agarró con ambas manos el rostro de Rodrigo y lo acercó hacia él. Lo miro por varios segundos para después juntar ambos labios en un esperado beso que Rodrigo sorprendentemente correspondió besando al más mayor con más pasión y deseo. Entre suspiros y jadeos, Iván entrelazaba sus dedos entre el pelo del castaño para profundizar mucho más el beso, haciendo que Rodrigo suspirara mucho más pesadamente ante la lujuria que le hacía sentir el otro. Quería tocar todas las partes de su cuerpo sin parar, sin control.

Ambos se separaron con la respiración tremendamente agitada y con un ligero rubor en sus mejillas. Rodrigo no pudo evitar esbozar una sonrisa tremendamente tierna a ojos del contrario, quien no podía despegar la mirada de él. Entrelazaron ambas manos, sin dejar de mirarse.

Ahora si... Buenas noches, Rodri —dijo Iván sonriendo, mientras le acariciaba los nudillos de ambas manos con el pulgar.

Buenas noches, Buhaje —comentó Rodrigo juguetonamente, a la par que deshacía el agarre con el contrario. Observó como lentamente, fue hacia su coche, lo miro por última vez y se marchó.

Rodrigo cerró la puerta sonriendo y reclinó su cabeza en ella, sin poder quitarse esa emoción tan especial de su cuerpo. Había besado a Iván Buhajeruk. Todavía podía notar sus labios y manos encima de él. Dios... Como lo ponía aquel azabache...


miércoles

4 días habían pasado desde aquel acalorado beso. Pero para Iván y Rodrigo no había día desde entonces en el que no se hayan besado. Después de cada ensayo, con una prisa acalorada, se dirigen al vestuario donde solo se pueden escuchar la fricción de sus cuerpos y jadeos. Mutuamente, se había creado una nueva adicción y no podían parar. Aun así, no podían ser vistos por nadie, según Iván, "para no dañar su reputación".

Después del ensayo con Ana, un desesperante Iván se dirigía al vestuario donde Rodrigo ya lo está esperando con lujuria, de inmediato sus labios conectan. Iván, al ser más alto, siempre mantiene cierta posición dominante frente a Rodrigo, haciendo que el castaño tenga muchas más ganas de besarlo. La intensidad del beso hace que Iván rodee a Rodrigo entre sus brazos y quede acorralado, el azabache no puede evitar pasar sus manos por todo el cuerpo del más pequeño. Sin separarse de sus labios, Iván agarra la cintura de Rodrigo para atraerlo mucho más cerca de él, haciendo que Rodrigo acabe a horcajadas de Iván rodeándole todo el cuerpo, lo cual hace que el más alto, se pegue mucho más a la pared intensificando el acalorado beso bajando por el cuello mientras escucha pequeños gemidos ahogados del castaño, intentando no marcar su sudada piel.

Dios... Buhajeruk... —comentó Carrera entre jadeos, mientras disfrutaba de ese momento de placer.


jueves

Durante el descanso del almuerzo, Rodrigo descansaba junto a Alexis y Germán, suspirando después de una mañana tremendamente cansada. Los tres tenían una conversación sobre temas sin seguir un hilo, incluso comentaban los cotilleos más jugosos que pasaban entre los compañeros de la producción.

Rodrigo, creo que es el momento que nos cuentes lo que te traes con Buhaje...—dijo Ger, mientras golpeaba al hombro de Alexis para que le siguiese la corriente.

¡Ugh! No pasa nada...— comentó Carrera, ciertamente sonrojado, lo que hizo levantar la mirada de incredulidad de sus amigos que sonrían ligeramente. Definitivamente, no sabía mentir— En serio, no pasó nada el día de la fiesta, ni ningún otro día.

Otro día? ¿A qué te refieres? —dijo Alexis tremendamente curioso y riendo. — Ha habido más días en el que te lo has chapado?

¡Dios, no! Sois lo peor... —comentó Rodrigo completamente avergonzado mientras enterraba su cabeza entre sus brazos. Sus amigos, quienes no podían parar de reír ante aquella situación, no se dieron cuenta de que tenían al más alto en su mesa.

Rodrigo? Tenemos que ir a clase de guion... —comentó el azabache con cierto tono serio, mientras el más bajo recuperaba la compostura inesperadamente y miraba a sus amigos, quienes miraban al más alto, quien por segunda vez aparecía de forma imprevista. — Esto... Buenos días, Ger y Alex!

Los dos amigos lo saludaron torpemente y de forma entusiasta, lo cual le generó cierta gracia a Rodrigo, quien sabía del respeto y admiración que tenían por Iván. El más bajo se incorpora y recoge sus cosas para irse con Iván a la par que se despedía de sus amigos.

Nos vemos luego, chicos! —comentó Rodrigo mientras abrazaba a ambos entre sus brazos.

Luego dices que no te lo has chapado, pero solo tienes que ver como te observa... —susurró Ger, quien veía ante sus ojos como Iván no paraba de observar cada movimiento que Rodrigo hacía, completamente hipnótico, y eso hizo que el más pequeño se pusiera más nervioso.

Rodrigo se limitó a rodar los ojos y se dirigió donde Iván, para marcharse a la clase. Miro por última vez a sus amigos quienes no paraban de hacer señas para que lo besase, sonrió y miro a Iván, quien se encontraba a su lado con un semblante tranquilo mientras caminaban hacia la clase. Al cruzar la esquina que daba al pasillo donde se encontraban las clases, Iván frenó inesperadamente, y pego el cuerpo de Rodrigo hacia la pared, miro hacia ambos lados asegurándose de que no hubieses nadie y lo beso apasionadamente, lo que tomó a Rodrigo por sorpresa, pero rápidamente le correspondió el beso, profundizando mucho más su agarre.

Entonces no ha pasado nada entre nosotros... —comentaba sarcásticamente Iván susurrando con un tono ligeramente grave y con la respiración agitada. Dibujaba una sonrisa socarrona que definitivamente volvía loco al más bajo.

Idiota...—dijo Rodrigo riendo entre jadeos, entrelazando sus manos entre el pelo azabache del más alto y besándolo mucho más apasionadamente.

Por suerte de ambos nadie llegó a pasar por aquel lugar.

acting - rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora