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miércoles

3 días después. 3 días simplemente le habían sido suficientes a Rodrigo para darse cuenta de lo insoportable que era el azabache. Sus pequeños comentarios de carácter sarcástico mientras practicaban el guion hacían que Rodrigo resoplase cada vez que el más alto abriese la boca. Aun así, Rodrigo se había adaptado rápidamente a ese nuevo ambiente laboral, llegando incluso a entablar amistad con uno de los actores secundarios de la obra, llamado Germán. Su alegría y sonrisa endulzaba el entorno, y Buhajeruk cada vez se sentía más curiosidad por aquel novato llamado Carrera, tenía un carisma innato, tanto con los trabajadores como en la actuación.

Ambos se dirigían a su primer ensayo de interpretación, el cual Rodrigo considero como una verdadera pesadilla, debido a la conducta con la que Iván decidió comportarse durante esa sesión, ya que el mayor no paro de provocarlo con sus pequeños comentarios y gestos que hacían hervirle la sangre a Rodrigo. Una vez la clase fue finalizada, Carrera se dirigió a los vestuarios para cambiarse después de esa larga sesión, mientras que Iván se quedó en la sala alegando alguna que otra queja respecto al guion de alguna escena.

Rodrigo, desde el vestuario, podía seguir escuchando la irritable voz de Iván, que no dejaba de hablar sin parar. Se cambió de ropa con rapidez, escuchando todavía las quejas de Buhajeruk. Aun así, el castaño, no logro escuchar con claridad lo que decía, hasta que la voz del azabache se hizo mucho más cercana.

Bueno, nos vemos mañana, sin embargo considera que debería tener más líneas durante esta escena, ya que simplemente digo dos frases -comento Iván, con cierta seguridad, mientras se despedía de la profesora y abría la puerta del vestuario.

"Considera callarte la boca" pensó Rodrigo, a la par que se miraba en el pequeño espejo que tenía su taquilla mientras chasqueaba la lengua y rodaba los ojos. Ese movimiento pareció ser interceptado por Iván debido a la velocidad en la que se abalanzó enfrente de Carrera.

Tenés algún problema? -dijo el más alto, mirando profundamente los ojos del castaño, acorralándolo entre aquella pequeña taquilla.

Ninguno. -comento Carrera, manteniendo la compostura de forma neutra. Un pequeño signo de miedo e Iván lo consideraría como una victoria

Entonces a que viene ese gesto? -continuo Iván, mientras elevaba levemente el mentón de Rodrigo, para analizar en detalle la severa inquietud con la que lo miraba el petiso.

Qué gesto? -respondió el castaño con una sonrisa socarrona debido a los nervios del momento, sin despegar la mirada de los ojos del más alto, intentando disimular la sorpresa respecto a la actitud de Iván.

No te hagas el pelotudito Rodrigo -contestó sin dudarlo Iván. Su mirada tan determinada hacía que al menor le temblase todo el cuerpo. El mayor se limitó a aflojar el agarre y sonreír ante el visible nerviosismo del castaño.

Sos muy lindo cuando te pones nervioso. -susurro con la voz ronca el mayor, dejando un suave beso en el lóbulo de la oreja del menor, se alejó, recogió sus cosas y se fue.

Rodrigo se quedó varios segundos sin decir nada, totalmente paralizado, procesando lo que acababa de pasar.

Después de salir del pequeño trance, se percató del pequeño problema que había surgido entre sus pantalones. Simplemente maldiciendo al mayor por provocarlo de forma tan sutil y que lo hubiese dejado así. Se negaba déjalo ganar. Buhajeruk había dictado sentencia y Rodrigo no se iba a quedar de brazos cruzados.


jueves

Rodrigo se encontraba ensayando con Ana, la profesora de guion, el pequeño monólogo de una escena. Iván simplemente observaba de forma callada la clase, observando al castaño, quien se veía claramente enfocado y concentrado en transmitir toda su expresividad y sentimiento. Los ojos del azabache vagaban sutilmente por el petiso, desde su rostro hasta su cuerpo, examinando cada detalle de aquel castaño con detenimiento. Siguió así unos minutos más, hasta que Ana dio por finalizada la clase.

Rodrigo se despidió de Ana y se dirigió al pequeño merendero que se había colocado para los trabajadores. Se sentó en el extremo de uno de los bancos, donde más corría la brisa y respiro profundamente. Por primera vez en la semana, se había parado a analizar todas las experiencias nuevas que estaban sucediendo. Su mente se mantuvo en blanco hasta que un leve movimiento en el banco, lo saco de sus pensamientos.

Al otro extremo del banco se encontraba Buhajeruk, quien sin decir ni una palabra observaba el entorno. Rodrigo lo miro atentamente sin perder detalle de sus movimientos tan impredecibles, Iván se limitó a sacar un cigarrillo de su bolsillo, mantenerlo entre sus labios y encenderlo, mientras que el castaño analizaba como el humo escapaba por su boca, cada calada, cada respiración y la ceniza que el cigarro iba desprendiendo.

Rodrigo dibujo una media sonrisa y miro hacia el azabache, quien miraba al frente. El más alto dio otra calada al cigarrillo, dejando salir el aire de forma lenta y pausada.

Iván notó la mirada fija del castaño, y no dudo en voltear para mirarlo con deseo. Esos ojos, color esmeralda, lo estaban volviendo loco y su mirada, tan intensa llena de lujuria, comprobaba que la pequeña provocación de ayer le iba a salir cara.

Puedo? -dijo Rodrigo indicando el cigarrillo que Iván sostenía entre sus dedos.

El azabache asintió dudando de las intenciones del menor. Rápidamente, el castaño agarro el cigarrillo y se lo puso entre sus labios, realizando una suave calada, sin dejar de mirar al mayor. El humo no tardó en salir de su boca de forma sutil. Efectúo otra calada, esta vez, de forma más lasciva y atractiva para provocar al azabache. Los ojos de Iván estaban intensamente posados en sus labios, analizando con detalle. El humo volvía a salir de la boca de Rodrigo, esta vez de forma lenta y pícara. La respiración de Iván estaba moderadamente agitada ante los ojos de Rodrigo. Había conseguido su objetivo.

Sonrió lascivamente, y volvió a darle el cigarro a Iván, no sin antes susurrarle levemente: Sos muy lindo cuando te pones nervioso - acto seguido, le lamió sutilmente el lóbulo de la oreja, se levantó y se marchó.

Iván se quedó sentado en aquel banco, analizando lo sucedido. No contaba con que el menor se la devolviera tan rápido. Además, tampoco contaba con el caliente rubor que sus mejillas y su entrepierna habían adaptado con el roce del menor. "Bien jugado, Carrera" pensó, mientras sonreía y volvía a darle una calada a aquel cigarrillo.

acting - rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora