4. Por el bien mayor

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Luego de unos minutos Marek llega a su departamento.

Abre la puerta de cedro y es recibido por sus gatos. A los cuales acaricia con mucho amor.

— ¡Hola mis amores! — Les dice mientras ambos felinos ronronean. Son un gato siamés macho y un gato negro común europeo hembra.

El pelinegro se toma el tiempo de cargarlos a cada uno y con cariño acariciarlos en sus brazos pero es interrumpido alegremente por su esposa, Débora.

—Hola linda.— Le saluda muy sonriente, con amabilidad deja a sus gatos en el suelo y va a abrazar a la castaña. La mira a los ojos con dulzura y ella le pregunta.

— ¿Qué tal tu día? —

—Bueno, sigo manteniendo firmemente que ustedes son mi luz.— Responde Marek mirando hacia abajo con un semblante de tristeza mezclada con frustración.

— ¿Qué ocurrió? — Pregunta con dulzura la mujer de ojos café oscuro mientras acaricia los cabellos ondulados del ojimiel.

—Otra vez la policía casi deja que ataquen a una mujer con su niño, David me entregó un archivo en el cual se encontraban los casos de mujeres con destinos algo trágicos, un sujeto pensó que podía contratar a mi empresa para promocionar a un sujeto que se cree perro...un día común.— Expresa tratando de fingir indiferencia y mirando hacia arriba tratando de recordar todos y cada uno de los acontecimientos.

Débora le abraza y le pregunta — ¿Quieres hablar de esto en el comedor? Hice pizzas... — A ella no se le hacía nada raro lo que Marek le comenta, era común que si se trataba de Marek esos fueran muchos de los temas de conversación.

Ambos se sientan a comer y entre bocado y bocado Marek va hablando —Ya hemos acumulado dinero suficiente como para vivir diez vidas sin seguir teniendo a “de ensueño” y me da dolores de cabeza que no tengo ganas de atender. ¿Te parece que la dejemos a cargo de nuestro siguiente al mando? Al menos por un tiempo. Mientras me ocupo de unos asuntos.— Al momento de mencionar lo último, cambia su semblante a uno serio y deja de comer.

—Asi que es eso...¿Quieres volver a hacer servicio? ¿No te bastó con que experimentarán con nosotros durante la guerra?

—Gracias a esos experimentos sobrevivimos.— Contesta Marek tajante. —Además, sabes bien que ayudo a la gente con mi trabajo alternativo...hago lo que algunos policías no quieren hacer.— Añade.

—O sea, ¿Arriesgar tu vida gratuitamente? Sé que no vas matando por ahí pero ¿Te parece correcto? — Contesta Débora con cierto enojo.

—Cuando tienes las cosas resueltas en la vida ayudar a otros es correcto y además, ¿Por qué tengo que dejar que este país se pudra sin hacer nada? Hoy informaron como secuestradas a cuatro mujeres Débora y si te muestro el informe...— Al terminar de hablar Marek va a la sala cerca de la entrada de su casa y de una mesa donde dejó sus cosas toma la carpeta y se la entrega a Débora en sus manos.

La mujer de piel blanca casi como la nieve toma y lee el documento del proyecto limpieza y al ver las descripciones de lo que les pasó a esas mujeres la indignación la lleva a sentir un sentimiento de ira y que sus ojos se humedezcan.

El pelinegro toma la mano de su esposa y le dice —Débora, mírame a los ojos. Otros no tienen la posibilidad de ayudar que tenemos. Estuviste en la guerra conmigo, fuiste la mejor piloto de todo vehículo posible en ese conflicto bélico. Esto es mucho más profundo que solo ayudar porque sí. No conozco mucha gente que quiera o pueda ayudar a que esto se resuelva.—

—Yo quiero vivir tranquila.

— ¿Y vas a poder hacerlo si sabes que esto está ocurriendo y no hago o no hacemos nada? — Replica el pelinegro.

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