CAPÍTULO 13

1K 214 63
                                    

Es curioso tener toda esta atención sorpresiva cuando no han hecho más que despreciar e intentar matarlo desde que llegó al internado. Pero las cosas han cambiado, al menos eso parece ahora, mientras es escoltado por tres gárgolas, una a cada costado de su cuerpo y otra detrás de su espalda que busca a toda costa mantenerlo aislado de los demás estudiantes que se han aglomerado a su alrededor.

—¿Dónde está Yoongi? —pregunta Jimin, ansioso de los ojos sobre él y las voces elevadas. Puede escuchar perfectamente a un chico gritar "¿En serio viste un dragón?". Y el caos estalla. La profesora Dialetos debe interferir y pedirles a los demás chicos que vuelvan a su torre—. ¿Dónde está? —repite, más alto esta vez.

El profesor Demian, aquel que dirige el camino, no hace más que echarle una mirada despectiva por encima del hombro pidiéndole que conserve silencio. Jimin abre su boca para intentar protestar, pero el bufido que emiten las gárgolas lo alertan. Zeus va con las orejas y la cola gacha, temblando de miedo, al menos alguien es capaz de mostrarse como se siente en realidad.

Las gárgolas tienen prohibido acceder al interior del internado más que para asuntos que amenacen la seguridad del lugar y sus estudiantes. Sin embargo, los guardianes están ahí, con su postura encorvada y el pico de sus alas apuntando al techo. Cuando una mira directamente a Jimin, puede ver el vacío infinito de sus ojos, el negro absoluto de un ser con aspecto demoníaco.

De pronto, Jimin se detiene, sus orejas de lobo se desploman por encima de su cabeza. Sus rodillas pesan al igual que su cuerpo. Su cabeza duele. <<No te separes de ella. Llévala contigo siempre>>, esa frase se repite sin pausa en su cabeza. Tiene visiones borrosas, son sombras distorsionadas que no puede descifrar ni poner en orden. Está comenzando a hiperventilar. Consigue volver en sí cuando Zeus emite un aullido y rasca con su pata su tobillo.

—Las gárgolas no son criaturas agradables. Pueden que sean guardianes de este internado, pero solamente escuchan al director Malik —advierte el profesor Demian—. Será mejor que sigas avanzando.

Llevando una mano a su cabeza, Jimin vuelve su mirada al frente y sigue caminando con la mirada desenfocada, agradeciendo a Zeus en voz baja por haberle hecho reaccionar.

—¿Qué hacen ellos? —susurra apenas. No espera ninguna respuesta.

—Muestran terrores nocturnos. La oscuridad del alma. Si quieres conservar tu cordura, te recomendaría no mirarlos directamente a los ojos —responde el profesor—. Los zeros los utilizaban para representar los horrores del infierno.

—¿Y es cierto?

El hombre finalmente se detiene frente a la oficina del director y enfoca su mirada en Jimin. Por primera vez, Jimin puede divisar un rastro de humanidad en el profesor Demian, quien parece preocupado por su demacrado estado.

—No te recomendaría averiguarlo. Todos llevamos con nosotros un pedazo del mismo infierno; pocos podrían resistir a enfrentarse al suyo propio.

Jimin trata de suprimir la sensación de escalofrío que le da recordar el vacío de los ojos de los guardianes. Teme ver a los lados y encontrarse de nuevo con las gárgolas, así que se mantiene quieto. Solamente es él y Zeus, junto los tres guardianes, y el profesor que más detesta.

—¿Dónde está Yoongi? —insiste—. ¿Qué está sucediendo?

El profesor frunce el ceño. Parece querer decir algo, pero las gárgolas emiten un sonido desde el fondo de su garganta —que es lo más parecido a un gruñido— a la par que expulsa un rastro de humo proveniente de sus fosas nasales y lo silencian al instante.

Cuando la puerta del despacho del director se abre y expone al director Malik, el profesor Demian pone una mano sobre el hombro de Jimin y se aleja lo más pronto posible de la escena.

La cumbre del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora