CAPÍTULO 3

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Jimin tiene una tabla minuciosamente detallada acerca de sus horarios de clases. Sabe bien que son cuatro clases al día de una hora y tres deportivas más de entrenamiento personal, las cuales se imparten una vez a la semana: miércoles de arquería, jueves de esgrima y viernes de combate en la sala de entrenamientos.

Fuera de las anteriores, tiene clases de Historia básica de los clanes, Estudio de bestias superiores, Arte y manipulación de hierbas mágicas y Lenguaje antiguo y tradiciones de Alerce.

Y, de todas esas innumerables clases fastidiosas, la única en la que puede estar relativamente tranquilo es en Lenguaje y tradiciones de Alerce, en la que únicamente tiene que lidiar con Raymond.

Al menos Jimin comparte escritorio con Kim Taehyung, el hechicero que parece ser el único que no desea despellejarlo. Pero Taehyung, quien es popular por su desbordante belleza, parece estar fuera de su alcance para volverse un amigo suyo.

Así que, durante los primeros veinticinco minutos de la clase en que la profesora Aurora explica sobre tradiciones de vampiros en las que francamente carece de interés, Jimin se concentra en hacer un dibujo de un lobo aullando a la luna.

—¿En serio creen que nos interesa esto? Da escalofríos —Taehyung parece susurrar a su lado.

Jimin lo observa de reojo. Taehyung recarga su barbilla en su mano y le sonríe. Parece igual de desinteresado y aburrido que él y con la debida razón, Aurora parece estar hablando acerca de la importancia de los compañeros de sangre dentro de las tradiciones antiguas y actuales.

Es de conocimiento público que los clanes superiores cuentan con su propio harén de sangre constituido por miembros de clanes menores. Prácticamente viven para complacer a los altos mandos al entregarles su vida entera.

Para algunos estudiantes que no pertenecen a clanes superiores, su aspiración debe ser esa: Volverse un devoto compañero de sangre. Aunque para serlo, deben contar con una belleza casi extraordinaria y ser perros dispuestos a besar la bota de sus amos.

—Me parece más una tradición que esclaviza —responde Jimin con el mismo tono de voz—. Pero sabemos que los chupasangres son superficiales y no admitirían una cosa como esa, ¿verdad?

No espera una respuesta.

—Cuidado —advierte Taehyung en broma—. Si alguien te escucha decir eso nos enviarían al salón de castigo a ambos. No les gusta que les digan sus verdades.

Jimin sonríe. Taehyung le agrada, parece en realidad un buen tipo. A Jimin le llama la atención la tiara en la frente del hechicero, cuya gema morada en forma de rombo cae delicadamente cerca del espacio entre sus cejas en donde algunos mechones rubios resaltan su belleza.

Volviendo su mirada a su dibujo, Jimin sigue dibujando en silencio cuando Taehyung parece pegar más su silla con la suya.

—¿Cómo sigue tu hombro? —pregunta inclinando su rostro cerca del suyo para mostrarle sus dientes perfectos. Jimin no despega su mirada del dibujo, una parte suya se conmociona ante el hecho de que alguien muestre preocupación por eso—. Escuché lo que te hicieron el otro día. Lo lamento, espero que estés mejor y...

—No debes lamentarlo. No fue culpa tuya —responde cortante, sosteniendo con tanta fuerza el lápiz que la punta se quiebra.

La cumbre del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora