22

129 9 0
                                    



Estaba de pie, apoyado en una de las paredes de las salas de cuidados intensivos del hospital, mientras uno de sus agentes, al otro lado del vidrio, se debatía entre la vida y la muerte. Todo esto era irónico ¿no?; hasta hace unos pocos meses le había dado una orden de seguir a un sospechoso, y no había vuelto a saber de él... hasta hace unos minutos... suspiró; y vio a su agente conectado a cientos de cables... un par de horas antes había recibido una llamada de Stefano, el cual le informaba que unos jóvenes estaban paseando por una ladera cuando vislumbraron a un hombre; el cual creyeron muerto pero que luego de acercarse a este comprobaron que aun seguía con vida... así que lo llevaron de inmediato a un hospital. Uno de entre los cuales Stefano dejó la foto de Victorio, junto con su teléfono. De inmediato lo identificaron y llamaron.

-Tiene signos de tortura, hematomas, signos de haber sido arrastrado, golpeado... –el doctor suspiró- ¿No sabe usted quien ha sido capaz de esto?

-Si yo supiera... -"o pudiera probar que el que estoy pensando fue el lo hizo" agregó Pablo mentalmente- Ese hombre ya estaría tras las rejas -se presionó el entrecejo- ¿Como se encuentra?

-En este momento se encuentra estable... aunque se encuentra en un estado de coma profundo... solo queda esperar a que despierte.

Pablo asintió. Nada le dolía mas que ver a uno de sus agentes heridos; y más, cuando se sentía culpable de su estado. ¿Acaso no era él el que los mandaba a cumplir sus misiones? ¿Acaso no debería de protegerlos mas?... se prometió a si mismo tratar de encontrar mas pruebas él mismo contra Aníbal, antes de seguir exponiendo de esa forma tan terrible a sus agentes y amigos. Se recordó mentalmente el ponerle el doble de seguridad a Mariana.

Viendo como estaba Victorio... sabía que podía esperar cualquier cosa de ese sucio Animal...

-¿Que dijeron los jóvenes que lo encontraron?

-Lo que le dijeron hace unos minutos... iban paseando por la ladera del río, cuando vieron un cuerpo al la orilla, gritaron, pensando que era un hombre muerto pero uno de ellos se acercó y le tomó el pulso... dándose cuenta que aún estaba vivo. Así que de inmediato lo trajeron al hospital en un taxi. -el hombre concluyó con un suspiro- Si quiere hablar con los jóvenes, un par de ellos aún están en la sala de espera.

-Ya envíe a Stefano, uno de mis agentes, a interrogarlos... Gracias.

En ese momento llegó una enfermera que, al decirle algo al doctor, hizo que este se disculpara y se alejara con esta, de tal manera que Pablo suspiró, y luego de darle una última mirada a su agente, salió del hospital hacia la puerta principal, recostándose contra la pared exterior del hospital, encendiendo un cigarro... hace tiempo que había dejado ese vicio... hace milenios que su autocontrol lo habían llevado a olvidarse de esa adicción. Pero, luego de tantas cosas que habían pasado en tan poco tiempo. Necesitaba, en verdad necesitaba, un cigarro.

-Pablo... -escuchó a Agustín, su amigo y agente, en el mismo momento en que se llevo el cigarro a la boca- ¿Tu fumando?

Pablo se encogió en hombros- "La vida te da sorpresas... sorpresas te da la vida" -dijo, recitando la ultima estrofa de una vieja canción; soltó el humo- Creo que necesitaba un momento para pensar...

-Pero ¿para pensar necesitas un cigarro?-pregunto Rocío apareciendo detrás de Agustín

Pablo se sobresalto al escuchar aquella familiar voz - ¡Rochi! -en ese momento también apareció Mariana- ¿Lali...? ¿Quien les avisó?

Agustín alzo la mano- ¡Culpable! -Mariana rió

Rochi movía la mano frente a su rostro, como abanicándose- ¿Puedes apagar el cigarro?

Armas de seducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora