2. Regalo de cumpleaños

26 3 19
                                    

6 de junio de 2019

Querido diario...

No, no puedo hacer esto, al menos no "así de cliché". No sé quién esté leyendo esto o por qué, pero a partir de aquí te llamaré "N", de "no tengo ni idea de quién eres".

Seguro te estás preguntando por qué escribo un diario en pleno 2019. La verdad, yo también me lo pregunto. Hace unos meses fue mi cumpleaños 15, y un gracioso me regaló este diario con una nota en él:

"Para que escribas tus frustraciones, amargada :)"

No sé quién fue el payaso, y será mejor para esa persona que jamás lo descubra. Aunque tengo mis sospechas...

No siempre fui así. De hecho, antes era muy sociable, podía hacer amigos en cualquier lado y no me dejaba llevar por lo que la gente pensara de mí. Realmente no sé en qué momento cambió eso; no lo había notado hasta que todos —y hablo en serio cuando digo "TODOS"— a mi alrededor lo remarcan.

De todas formas, creo que le haré caso a la nota. Escribiré mis frustraciones aunque sea una ridiculez. ¿Por qué? Muy sencillo: la tinta y el papel no van a juzgarme.

Volviendo al tema de mi cumpleaños, aquí te va la primera cosa mala que voy a escribir: mi cumpleaños.

Comenzando con que no quería una fiesta, sino un viaje. ¿Y adivina qué hizo mi madre?

Exactamente, ignorar mi petición y hacer la dichosa fiesta. Tengo que admitir que no estuvo tan mal, pero igual yo no quería.

Por si fuera poco, ni siquiera fue el día de mi cumpleaños, fue dos meses antes. ¡¡Dos meses antes!! Y el día de mi cumpleaños real, nadie lo recordó. Hermoso, ¿cierto?

¿Crees que fue lo peor? Pues no, N. Lo peor fue que mi madre invitó a todas sus amigas y a mí solo me dejó invitar a cinco de mis amigos. Cinco, en una fiesta de... yo qué sé, ¿doscientas personas? No es justo, teniendo en cuenta que era mi cumpleaños.

Yo me pregunto: ¿era necesaria tanta molestia, universo? Mi madre dijo que hacía la fiesta para que en un futuro la recordara con cariño y no me arrepintiera. ¿Cómo le explico que fue todo lo contrario?

Sin embargo, sus intentos —aunque egoístas porque la fiesta fue suya— fueron buenos, supongo.

Pero no podía esperar menos de ella. Cuanto más escriba, lo notarás. Quizás alguna de estas historias te identifique.

De hecho, N, puedes tomar este diario como una guía de supervivencia adolescente o simplemente como compañía por si estás sola, como yo.

 Irene Donde viven las historias. Descúbrelo ahora