Taehyung entró con prisa, la angustia reflejada en su rostro mientras sostenía las zapatillas de punta destrozadas entre sus manos temblorosas. Cada paso que daba aumentaba la presión en su pecho, el recuerdo de los ensayos y las miradas de las otras chicas pesando sobre él. No podía evitar sentir que todo a su alrededor se desmoronaba.
Sin detenerse a pensar, tocó la puerta de la oficina de la maestra de baile y la abrió de golpe, como si no pudiera esperar más. Lo último que esperaba era encontrarse cara a cara con Jungkook.
Allí estaba él, sentado con una elegancia despreocupada, una pierna cruzada sobre la otra, su postura relajada pero imponente. Los ojos de Taehyung se encontraron con los del alfa de inmediato, y su respiración se detuvo por un segundo. Jungkook le devolvió la mirada con una sonrisa que le resultaba tan familiar como irritante, esa maldita sonrisa que parecía saberlo todo, que lograba desarmarlo con una mezcla de arrogancia y tentación.
—Taehyung, ¿qué te he dicho sobre entrar sin esperar? —la voz firme de la maestra Sohee lo arrancó de su ensimismamiento.
—Pero sí toqué —respondió Taehyung de inmediato, su tono algo defensivo mientras evitaba la mirada de Jungkook, quien no dejaba de observarlo con esa expresión imperturbable y confiada.
—Tienes que esperar a que te den permiso para entrar. Ahora mismo estoy ocupada —Sohee añadió, sus ojos entrecerrados en una reprimenda silenciosa.
—No te preocupes, Sohee, en realidad me interesa saber qué ocurrió con esas bellas zapatillas —intervino Jungkook, su tono arrastrado y seductor.
Taehyung lo miró por un segundo, sorprendido, antes de llevar rápidamente ambas manos detrás de su espalda, intentando ocultar el desastre de zapatillas que llevaba consigo.
El ballet era un mundo lleno de competencia, envidia y ansiedad. La rivalidad a menudo se volvía sucia: zapatillas con puntas cortadas, cintas sueltas, tutús rotos... El sabotaje era común entre las bailarinas, que provocaban incidentes para obtener ventaja.
—¿Otra vez las demás chicas se comportaron de manera infantil? —preguntó Sohee, tomando suavemente los brazos del omega y observando el daño en sus zapatillas.
Taehyung permaneció en silencio, con los labios apretados en una fina línea, mientras la maestra inspeccionaba las zapatillas. El dulce aroma a fresas de sus feromonas flotaba en el aire, delatando su creciente ansiedad.
—Este comportamiento es inaceptable. Voy a hablar con tus compañeras nuevamente —dijo Sohee, indignada por la situación.
Ante la falta de respuesta de Taehyung, la maestra levantó la vista y notó la intensa mirada que compartían el alfa y el omega. Con una ligera sonrisa, decidió romper el tenso silencio.
—Por cierto, Jeon —dijo, su voz llena de orgullo—, él es Kim Taehyung, uno de los mejores... perdón, el mejor bailarín del estudio. Su talento y dedicación son inigualables.
La mirada de Jungkook no se apartó de Taehyung mientras Sohee hablaba, sus ojos reflejando una mezcla de admiración y desafío, como si estuviera evaluando al omega con más interés del que ya había mostrado. Taehyung, por su parte, sintió que su rostro volvía a arder. ¿Por qué tenía que decir eso? Lo último que quería era recibir halagos frente a Jungkook, quien ya parecía verlo como un reto a superar.
La maestra se acercó a un estante cercano y sacó un par de zapatillas nuevas, que entregó a Taehyung sin más demora.
—Y este es Jeon Jungkook, un amigo de mi familia y el nuevo administrador del estudio —continuó Sohee con naturalidad, como si lo que acababa de decir no fuera un golpe inesperado para Taehyung—. Toma estas zapatillas, cuídalas, y luego hablamos del pago.
ESTÁS LEYENDO
ENCHANTED | KOOKV
RomanceOMEGAVERSE | Jungkook llegó al estudio con la mente enfocada en los negocios, listo para inspeccionar las instalaciones del estudio, parte de la reciente adquisición de su familia, los Jeon, quienes habían dejado este lugar bajo su supervisión. Mien...