Capítulo 7

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Taehyung apenas se movía en el regazo de Jungkook, como si temiera que cualquier cambio rompiera la magia del momento. Sentía el peso de la mirada de Jungkook, intensa, recorriendo cada uno de sus gestos y respiraciones. La mano del alfa, firme y protectora en su cintura, lo mantenía anclado a esa realidad que compartían.

—Deberíamos irnos —susurró Taehyung, con la voz apenas perceptible, temeroso de romper el hechizo que los envolvía. Mantuvo los ojos cerrados un poco más, como si quisiera grabar a fuego la sensación de estar entre los brazos de Jungkook, la calidez que irradiaba de él.

Jungkook no respondió de inmediato. Sus dedos continuaban dibujando lentos círculos en la espalda de Taehyung, su toque reverente, casi sagrado. El silencio que compartían estaba cargado de algo profundo, un deseo de que el tiempo se detuviera allí, de que ese momento fuera eterno. Cuando finalmente habló, su voz llegó ronca, impregnada de emociones contenidas.

—No quiero que te vayas todavía —confesó, sin apartar la vista del perfil de Taehyung, como si el simple hecho de desviar la mirada pudiera hacer que todo se desvaneciera.

Una sonrisa ligera curvó los labios del omega, una mezcla de comprensión y un anhelo compartido. Se incorporó con lentitud, pero la sensación de las manos de Jungkook sobre su piel, incluso a través de la tela, aún lo envolvía. Cuando finalmente se separaron, ambos sabían que no era suficiente, que querían más.

—Mañana será un día largo —murmuró Taehyung, estirándose con suavidad, sus movimientos lentos y elegantes, como si, de alguna manera, quisiera invitar a Jungkook a que lo siguiera reteniendo.

Jungkook se puso de pie detrás de él, sus pasos seguros, acortando la distancia entre sus cuerpos. El calor que irradiaba era casi tangible, y Taehyung sintió el cosquilleo de la cercanía entre ellos. La luz del sol, que se filtraba por la ventana, iluminaba los ojos de Jungkook con una intensidad que hacía latir el corazón de Taehyung más rápido.

—¿Sobre la audición? —preguntó Jungkook, esbozando una sonrisa suave, aunque sus ojos hablaban de algo mucho más profundo. Se apoyó en el escritorio con una postura relajada, pero Taehyung notó que sus manos temblaban ligeramente, como si no pudiera esperar para volver a tocarlo.

—Sí, mañana vendré temprano, antes de mis clases en la universidad, para preparar la coreografía—respondió Taehyung, desviando la mirada por un instante. El nerviosismo crecía en su pecho, provocado tanto por la audición como por la proximidad de Jungkook, y trataba de ocultarlo lo mejor que podía.

Jungkook avanzó un paso, su presencia envolviéndolo por completo. Con una mano suave, pero firme, volvió a tomar la cintura de Taehyung, acercándolo hacia sí, borrando por completo el espacio entre ellos.

—Taehyung... ¿Crees que debería pedirle permiso a tu papá para cortejarte?

La pregunta dejó a Taehyung atónito. Lo miró con los ojos muy abiertos, tratando de discernir si lo que acababa de escuchar era una broma o algo mucho más real. La sonrisa nerviosa que se apoderó de sus labios no podía disimular del todo la sorpresa.

—¿Por qué harías algo así? —preguntó, dejando escapar una risita entrecortada, pero notando cómo su corazón comenzaba a latir más fuerte.

Jungkook encogió los hombros, su sonrisa traviesa iluminando su rostro.

—Porque, según la tradición, los alfas tienen que pedir permiso al padre de los omegas, ¿no? —replicó con un brillo en los ojos, aunque detrás de esa fachada juguetona había una seriedad que Taehyung no pudo ignorar—. Y si tu papá odia a los alfas, entonces quiero demostrarle que me importa de verdad.

—Eso sería un desastre... —rió Taehyung, sintiendo cómo sus mejillas se encendían con un rubor que no podía ocultar. Pero entonces, su voz bajó un poco, más suave, más sincera—. Aunque... sería un gesto bonito.

 ENCHANTED | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora