Capítulo 12

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Había pasado una semana desde que Taehyung comenzara su periodo de reposo, y ahora, finalmente recuperado, se sentía lleno de energía y listo para retomar su vida con normalidad. Esa mañana se despertó con una sensación de alivio; su tobillo ya no le molestaba en lo absoluto. Se estiró en la cama, disfrutando de esa ligereza, y luego caminó hacia la cocina del departamento, guiado por el aroma del café recién hecho.

—Buenos días, dormilón —saludó Jungkook, con una sonrisa, mientras le extendía una taza de café.

Taehyung se sentó en la mesa del pequeño comedor, recibiendo la taza entre las manos y disfrutando del calor que desprendía.

—No dormí tanto —murmuró con una sonrisa perezosa—. Eres tú quien madruga demasiado.

Jungkook rió, tomando asiento frente a él y, con una mirada cariñosa, observó a Taehyung en su gran polera que le caía ligeramente sobre el hombro.

—Te ves adorable usando mis poleras como pijama —comentó en voz baja, con un brillo de ternura en los ojos—. Deberías quedártelas.

Taehyung parpadeó sorprendido y luego desvió la mirada, sonrojado, ajustando el borde de la camiseta entre sus dedos.

—No... No es necesario —susurró, tratando de restarle importancia, aunque en el fondo le gustaba la idea.

Jungkook sonrió, inclinándose un poco hacia él.

—A mí me gusta verte así. Es como si parte de mí se quedara contigo, aun cuando no esté cerca.

El omega no pudo evitar sonreír ante ese comentario, sintiéndose cálido y un poco abrumado. Ambos continuaron con su desayuno en silencio, disfrutando de la cercanía sin palabras.

Al terminar, recogieron los platos. Mientras lavaban juntos, sus manos se rozaban de vez en cuando, y una sonrisa cómplice surgía de cada pequeño contacto.

Finalmente, cuando terminaron, se acomodaron en el sofá, sumidos en un cómodo silencio, disfrutando de esa paz que solo ellos compartían.

—Quisiera quedarme así para siempre —murmuró Jungkook, su voz suave, mientras se inclinaba hacia Taehyung y le besaba delicadamente la glándula de feromonas, justo entre el cuello y el hombro, donde Taehyung liberaba su aroma.

Taehyung suspiró y se apartó un poco, mirándolo con una mezcla de determinación y tristeza.

—Jungkook... Creo que ya debo volver a casa —dijo, tratando de sonar firme aunque su voz apenas fue un murmullo.

Jungkook frunció el ceño, claramente no muy convencido.

—¿Tan pronto? —preguntó, casi en un susurro, sin poder evitar que algo de preocupación asomara en su rostro—. Has estado bien aquí. No tienes que apresurarte.

Taehyung bajó la mirada, sabiendo que la despedida no sería fácil, pero estaba decidido.

—Ya pasó una semana. Si no vuelvo, las cosas se pondrán peores. Mi padre debe estar como loco.

Jungkook se mordió el labio, luchando por encontrar las palabras adecuadas. No le gustaba la idea de que Taehyung se fuera. Había disfrutado de su compañía más de lo que estaba dispuesto a admitir, y la idea de que esa calma cotidiana se desvaneciera le dejaba un vacío en el pecho.

En ese instante, su teléfono vibró en el bolsillo. Al mirar la pantalla, un mensaje captó su atención y, tras leerlo rápidamente, una idea surgió en su mente.

—Antes de que te vayas... ¿por qué no pasamos primero por el estudio? —sugirió, con un destello de emoción en su voz—. Hoy publican los resultados de la audición, ¿lo recuerdas? Podríamos ir juntos y ver qué pasó. Además, podrías aprovechar para tomar una clase y seguir perfeccionando tu técnica.

 ENCHANTED | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora