Capítulo 8

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Durante la mañana siguiente, Taehyung bajó las escaleras, saludando a la sirvienta de la casa con una sonrisa nerviosa. Al llegar a la cocina, se encontró con su padre sentado a la mesa, disfrutando de un desayuno abundante.

Sin embargo, Taehyung no estaba de humor para una conversación incómoda. Así que, en un intento por evitar el cruce de miradas y preguntas, se dirigió rápidamente a la mesa, tomó una fruta y se dispuso a irse.

—Voy a salir esta tarde con Minho —dijo con voz rápida, queriendo que sonara casual. Sin embargo, la tensión en su pecho lo traicionaba.

Su padre levantó la mirada, su expresión inescrutable pero severa. El silencio que siguió a la declaración de Taehyung fue mucho más intenso de lo que esperaba, como si con solo un par de palabras su padre pudiera cambiar todo.

—¿No piensas decirme adónde irás? —preguntó con un tono que dejaba claro que no era una simple cortesía.

El estómago de Taehyung se revolvió. Se esforzó por sonreír, como si eso fuera suficiente para mantener la fachada de normalidad. —Solo es una salida, papá. Nada importante.

El silencio se alargó unos segundos más de lo necesario. Su padre, sin despegar los ojos de él, dejó el cubierto en la mesa con un suave golpe que pareció resonar en todo el comedor.

—Está bien —dijo al fin, su voz baja pero cargada de implicaciones—, pero asegúrate de volver a tiempo. Hay cosas de las que necesitamos hablar.

Taehyung asintió con rapidez, un gesto nervioso que no pudo controlar. Con el corazón acelerado, se giró y salió de la cocina antes de que su padre pudiera decir algo más, sintiendo que cada paso lo alejaba de un enfrentamiento que sabía que no podría evitar por mucho tiempo.

Cuando salió de la casa, sintio cómo la brisa fresca le acariciaba el rostro mientras se dirigía hacia la esquina. Su corazón dio un vuelco al ver el auto deportivo negro de Jungkook esperándolo, brillando bajo la luz del sol como una promesa de algo emocionante. Pero más allá del vehículo, lo que realmente aceleraba su pulso era la figura de Jungkook, apoyado despreocupadamente contra el capó. Su postura relajada y esa sonrisa juguetona que adornaba sus labios hacían que Taehyung sintiera una mezcla de nerviosismo y emoción.

Mientras se acercaba, la mirada de Jungkook se intensificó, y cuando Taehyung estuvo lo suficientemente cerca, sin decir una palabra más, Jungkook se inclinó hacia él y le dio un suave beso en los labios, un gesto que ya parecía natural entre ambos. Ese toque breve, pero lleno de complicidad, hizo que el calor subiera a las mejillas de Taehyung, quien sonrió, sintiendo cómo los problemas de la mañana se disipaban con el simple roce de los labios de Jungkook.

—Hola —dijo Jungkook con un tono cálido, sus ojos brillando con una chispa traviesa, manteniendo la cercanía por un segundo más antes de separarse.

—Hola —respondió Taehyung, su voz más suave de lo que había planeado, todavía sintiendo el leve cosquilleo del beso. Esa conexión invisible entre ambos parecía reforzarse con cada encuentro.

—¿Listo para pasar un buen rato? —preguntó Jungkook, con esa sonrisa que lograba hacer que el mundo a su alrededor desapareciera.

—Más que listo —dijo Taehyung, riendo con suavidad mientras Jungkook abría la puerta del pasajero para él, un gesto galante que siempre le parecía encantador.

Ya en el auto, el motor rugió suavemente y la música los envolvió, creando una atmósfera íntima mientras el paisaje urbano pasaba rápidamente por la ventana. Taehyung se acomodó en el asiento, dejando que la emoción burbujeara dentro de él. La presencia de Jungkook a su lado era como un ancla que lo mantenía firme en ese momento.

 ENCHANTED | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora