Final Alternativo

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—¡Seokjin, espera! —se apresuró a decir, haciendo que el aludido se volteara inmediatamente hacia él.

El menor volvió unos pasos hacia atrás hasta quedar frente a Namjoon nuevamente.

—¿Sí?

—¿Vendrás el próximo sábado?

Seokjin se sorprendió por la pregunta. Había estado yendo a la tienda todos y cada uno de los sábados durante los últimos tres meses.

—Lo haré.

Namjoon negó ligeramente con su cabeza. Lucia preocupado y Seokjin no podía entender el porqué.

—Promételo —el menor frunció el ceño —Sólo... necesito que prometas que vendrás.

Seokjin trataba de deducir que es lo que estaba afligiendo tanto a Namjoon así tan de repente, pero al no poder siquiera imaginarlo, se limitó a tratar de calmarlo y hacer que regresara a la normalidad, al Namjoon sin preocupaciones.

—Prometo regresar el próximo sábado, Namjoon —dijo en su tono más dulce y sincero.

—Gracias —dijo tratando de dar su mejor sonrisa.

Seokjin por su parte le dedicó su más hermosa sonrisa angelical al punto en que sus ojos se cerraron adorablemente.

Los siete días siguientes fueron eternos para Namjoon. Cada minuto. No podía sacar a Seokjin de su mente. Todas las cosas que habían ocurrido. Debía estar preparado para lo que sea que fuese a ocurrir. Acomodó su uniforme azul marino, colocó el beanie gris que Seokjin le había obsequiado sobre su lacio cabello, y se dirigió al centro comercial.

—Llegaste temprano —dijo el encargado con las llaves en sus manos, comenzando a abrir el local para la jornada del día.

—Sí, desperté temprano y no pude volver a dormir —dijo con una risita. En realidad, apenas y había podido conciliar el sueño durante la noche.

La jornada laboral comenzó, Y Namjoon trataba de mantener su cabeza ocupada en cualquier otra cosa, la ansiedad lo estaba carcomiendo por dentro. Para su suerte sólo tuvo que soportar un par de largas horas antes de ver esa silueta atravesar la puerta de entrada al lugar. Suspiro de alivio, porque después de todo Seokjin cumplió su promesa y se presentó, pero él aún seguía paranoicamente nervioso.

Seokjin camino hasta él como si nada, Namjoon lo observaba expectante. Cuando estuvieron frente a frente se quedaron mudos mirándose fijamente. El menor no comprendía por qué Namjoon no lo saludó efusivamente y comentando alegremente lo primero que se le venía a la cabeza como acostumbraba. Decidió ser él quién rompiera el silencio, antes de que este se tornara más incómodo.

—¿Hola? —dijo algo tímido.

Namjoon escuchó su voz y se dio cuenta de que se había quedado congelado. Sacudió ligeramente su cabeza y le dedicó una bonita sonrisa.

—Hola, Seokjin —respondió.

El menor frunció apenas el ceño, no estaba actuando como de costumbre. Le entregó el CD que había tomado al ingresar al lugar. El mayor lo tomó en silencio y efectuó el cobro. Todo de manera muy silenciosa. Seokjin se preguntó si había hecho algo malo para que Namjoon se mostrara tan distante.

—¿Quieres... almorzar conmigo? —preguntó, mostrándose algo indeciso.

¿Qué clase de pregunta era esa? Por supuesto que quería.

—Claro —dijo serio, pero con determinación.

Se dirigieron al pequeño cuarto, se sentaron frente a frente en la pequeña mesa del lugar, Namjoon trajo su almuerzo y comenzó a disgustarlo, aunque ese día en particular no tenía mucho apetito. El aire de la habitación era muy tenso, casi palpable. Namjoon apenas le dirigía la mirada, eso lo hería de sobremanera, hace tan sólo una semana estaban tan cercanos y ahora era como si apenas se conocieran.

El chico de los CD's (NamJin Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora