Capítulo 12

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Los siguientes días fueron eternos para Namjoon. Cada minuto. No podía sacar a Seokjin de su mente. Todas las cosas que habían ocurrido. Debía estar preparado para lo que sea que fuese a ocurrir. Acomodó su uniforme azul marino, colocó el beanie gris que Seokjin le había obsequiado sobre su lacio cabello, y se dirigió al centro comercial.

—Llegaste temprano —dijo el encargado con las llaves en sus manos, comenzando a abrir el local para la jornada del día.

—Sí, desperté temprano y no pude volver a dormir —dijo con una risita. En realidad apenas si había podido conciliar el sueño durante la noche.

La jornada laboral empezó. Namjoon trataba de mantenerse ocupado tanto como le fuera posible para alejar todos los pensamientos que tuvieran que ver con Seokjin, pero era inútil. Cada figura humana que ingresaba al local, él veía inmediatamente, esperando que se tratara de él. Pero no era así.

Hacía rato había pasado el horario del almuerzo y él no aparecía. Tenía hambre, sí. Pero nada que no pudiera soportar.

—¿Por qué tienes que tardar justo hoy? —susurró más para sí mismo que para ser oído.

Los minutos y las horas pasaban y lo que más temía se hizo realidad. Era la hora de cierre de MusicWorld.

Un nudo se formó en su garganta.

El encargado tenía listas las llaves para asegurar todo. Namjoon le pidió por favor que se tomaran quince minutos extras ese día alegando que debía ocuparse de un papeleo. Él recordaba aquella vez que Seokjin había llegado justo minutos antes del cierre. Tenía la esperanza de que eso volviera a ocurrir. Pero una vez más no fue así.

—Quince minutos. Lo siento, no puedo esperar más que esto —dijo fríamente el encargado, apagando las luces que iluminaban el salón.

Namjoon quedó devastado.

Él no había ido después de todo.

Jimin y Soyeon lo observaron preocupados.

—Tal vez tuvo un inconveniente y no pudo venir —dijo el rubio tratando de darle alguna especie de consuelo a lo que sea que el chico estuviera sintiendo en ese momento.

—Ve a casa. Necesitas descansar. Ni siquiera has almorzado —dijo ahora Soyeon, afligida.

Pero Namjoon no emitió sonido alguno.

Elles se despidieron de él simpáticamente y se marcharon. Ahora sólo quedaba él y su vacío. ¿Por qué? Esa pregunta se repetía una y mil veces en su cabeza ¿Por qué?

Era el segundo sábado que Seokjin no aparecía en el local. Namjoon comenzaba a sentir un horrible ardor en la boca de su estómago cada vez que pensaba en ello.

Tercer sábado sin rastro de él. ¿Acaso había echado a perder todo y Seokjin jamás volvería a dirigirle la palabra?

Cuarto sábado. Namjoon se encerró en el baño durante toda su hora de descanso.

—¿Acaso una promesa no vale nada para ti? —susurró, sentado en el frío piso del baño con sus brazos alrededor de sus piernas.

Quinto sábado. Jimin vio lo destrozado que estaba Namjoon por la ausencia del chico y colocó una mano en su hombro para darle su apoyo. Pero él se quitó rápidamente con una expresión de dolor en su rostro. Ya no era el chico alegre de siempre. Sólo estaba ahí, respirando con su mirada enfocada hacia la nada.

Sexto sábado. Ya no podía soportarlo. No podía simplemente pararse detrás de un mostrador con una estúpida y falsa sonrisa y fingir que todo estaba de maravilla cuando no era así. Ese día, inmediatamente luego de acabar su turno, tomó su abrigo y se fuera del lugar con prisa, sin siquiera dirigirles la palabra a sus compañeros. Cruzó el estacionamiento y luego la plaza continua.

El chico de los CD's (NamJin Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora