La vida cuesta abajo [Cynthia]

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Bien se sabe que el tiempo cambia muchas cosas, incluso aquellas que en ocasiones ya damos por sentadas. Quienes no pueden dejar de aferrarse al pasado suelen buscar maneras poco saludables de intentar revivirlo... sea cual sea el precio a pagar.

Esto le sucedió a Cynthia, la que alguna vez fue una de las campeonas más reconocidas y temidas de toda la Pokémon League. A lo largo de su carrera sí que había probado el sabor de la derrota en más de una ocasión, puesto formaba parte de aquel estilo de vida que tanto amaba. Pero aquello le sirvió para superar sus propios límites y así llegar a hacerse con el título de campeona de su región.

No se trataba solo de un título, sino del reconocimiento de las personas que incluso ni siquiera se interesaban por las batallas pokémon. Era un estilo de vida al que se había acostumbrado y pensaba mantener por mucho tiempo.

Sin embargo, el pasar de las temporadas trajo un nuevo campeón a la región de Sinnoh.

Cynthia fingió alegría y entusiasmo por aquel joven entrenador que se llevaba su título después de haberlo ocupado por cinco temporadas. Ni siquiera sus pokémons fueron testigos del dolor que la rubia mujer sentía por dentro al escuchar las palabras del comentarista: "¡Tenemos a un nuevo campeón!"

A partir de allí todo fue a peor.

Se daba ánimos a sí misma, pensando en que solo tendría que esforzarse de nuevo y volverle a retar en la siguiente oportunidad. Mientras tanto viajó a otras regiones para participar de las Ligas celebradas en aquellos lugares.

¿Hubo algún cambio con todo ello? Pues sí.

Resulta que, pese a entrenar muy duro y participar en dichos torneos ella no llegaba ni a los cuartos de final. Sus seguidores, e incluso los comentaristas, tenían altas expectativas de la que fue la gran campeona de Sinnoh, pero incluso ellos fueron perdiendo su entusiasmo con cada nueva Liga en la que ella participaba.

La confianza de Cynthia fue desapareciendo tan rápido como el reconocimiento que alguna vez alcanzo. Incluso algunos programas de televisión comenzaban a hacer de su situación su comidilla, terminando de acabar con la poca confianza que se tenía a sí misma.

Con aquel pesar, decidió darse un tiempo de las batallas.

Encargo su equipo al cuidado del laboratorio del Profesor Serbal y se marchó discretamente a Teselia.

Ahogo sus penas y lamentos en frías bebidas a las que realmente nunca había tomado gusto alguno en el pasado. ¿Pero quién puede negarse a sentirse "animado" si ya nada más en su vida podía hacerle sentir de esa forma?

Fue en uno de eso días que "aquello" ocurrió.

Cuando salía de uno de esos clubs nocturnos alguien se acercó lo suficiente para decirle:

- Si buscas diversión de otra clase, visítanos.

Sin haberse dado cuenta Cynthia ya tenía entre las manos una tarjeta de presentación.

"Madame Gardevoir – Servicios de compañía PKMN"

- ¡Qué repugnante!... - Dijo la rubia mujer. – Puede que haya caído muy bajo, pero esto...

En su mente ya imaginaba que tipo de servicios prestaba aquel negocio, sin embargo, la curiosidad termino haciéndola llegar hasta el establecimiento.

Era como cualquier antro que se pueda imaginar, con la puerta de entrada en un callejón intransitado y oscuro. Temía que fuera una trampa para robarle, o hacerle algo peor, pero ya no le interesaba. El alcohol le estaba dando la temeridad suficiente para continuar.

Toca la puerta y un tipo abre la ventanilla de la puerta.

- He venido... por los servicios ofrecidos en esta tarjeta. – Dijo Cynthia, con dificultad que se tiene al hablar cuando uno ya está ebrio.

El hombre vuelve a cerrar la ventana y no hay más noticias de él.

- "¿Me habré... equivocado de dirección?" – pensó ella.

Cuando ya estaba a punto de marcharse la puerta se abre en su totalidad. Una Gardevoir con un hermoso vestido negro la recibe.

- Bienvenida, señorita. – Dijo el pokémon, quién se encontraba fumando con uno de esos elegante soportes largos para cigarrillos.

La extraña observo a Cynthia, quién tuvo la sensación de que la mirada de aquel pokémon era tan profunda que parecía ver dentro de su mente.

– Yo soy Madame Gardevoir. Por favor, pase. – El pokémon soplo suavemente un poco de humo en el rostro de la rubia. - Nosotros somos muy discretos con los gustos de nuestros clientes.

Sin alguna intensión de dar marcha atrás, Cynthia ingresa al local siendo llevada de la mano en todo momento por aquel femenino pokémon. Dentro todo se encontraba decorado élegamente mente con muebles y ornamentos rojos, dando a entender que tipo de servicios ofrecían en aquel lugar. Había también otros clientes que transitaban los diversos ambientes del lugar, saludando siempre con mucho respeto a esa Gardevoir. Uno de ellos estaba acompañado de un par de Lopunnys y entraba a una habitación con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

- Tengo algo para ti, muñeca. – Dijo Madame Gardevoir, luego de dejar sentada a Cynthia en una de las habitaciones. – Solo sé una buena chica y espera un segundo.

Gardevoir salió de la habitación

Cynthia todavía estaba avergonzada por siquiera considerar esto, por lo que pensó que en cuanto ese pokémon regrese le dirá que ya no desea hacer ningún trato.

La puerta se abre de nuevo, ingresando Madame Gardevoir junto con otro pokémon.

- ¡Ta-Da! – Dijo Gardevoir, señalando al Lucario que le acompañaba. - ¿No es genial? ¿Es muy parecido al tuyo? ¿No es así?

Cynthia se quedó congelada. Si bien es difícil para alguien no acostumbrado, los entrenadores si pueden encontrar diferencias visibles entre sus pokémons y otros individuos de la misma especie. Siéndoles muy fácil reconocer a sus propios compañeros.

Este el motivo de su sorpresa. Aquel Lucario era tan parecido al que le acompañado por mucho tiempo en su equipo que fácilmente podía ser él.

- ¡Sabia que te impresionaría! – Dijo Madame Gardevoir, muy orgullosa. - No es por nada, pero tengo la capacidad de saber qué es lo que quieren cada uno de los clientes que vienen a mí.

Lucario toma entre sus brazos a Cynthia y la lleva hasta la cama. Ella aún se encuentra sorprendida, pero no quiere resistirse pues ve en él a su querido compañero. Aunque nadie está diciendo palabra alguna sobre lo que va a pasar... todos los presentes lo saben.

- Bueno, no los interrumpiré más. – Dijo Gardevoir, retirándose. – ¡Buen provecho!

Lucario saca sus prendas de Cynthia con prisa, no llegando a romperlas por poco. Una vez se encuentra la vagina desnuda de la rubia, aquel Lucario coloca por encima su latente miembro erecto. Esto agita la respiración de ella, comenzando a excitarse por ello.


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