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—Esto fue todo un fracaso —dije cruzada de brazos mirando a mi equipo.
—¡Todo fue culpa de Kakashi! —lo señaló.
—Bueno, pero el lado positivo es que pasamos —festejó Rin con una sonrisa pequeña—. Somos un equipo oficialmente.
—Hum, si tú lo dices —dirigí mi mirada a ese par—. Pero ellos no trabajarán en equipo.
—Por eso deberán de ayudarlos ustedes, Hiromi —dijo Minato-sensei con su mano sobre mi hombro.
—Ya qué —me encogí de hombros—. ¿Cuando tendremos nuestra primera misión?
—Mañana nos reuniremos aquí a primera hora y recibiremos nuestra primer misión.
—¡Esta bien! Será emocionante.
—Bien, será mejor irnos, mañana será un gran día —asentí.
Los cuatro no reunimos yendonos de ese lugar junto a nuestro maestro, con dirección a la aldea, abandonando el campo de entrenamiento donde habíamos tenido nuestra prueba.
—Adios —se despidieron mis tres compañeros caminando en direcciones contrarias.
—¡Oye, niña!
—¡Tío Jiraiya! —lo abracé emocionada.
—¿Qué tal te fue? —preguntó colocandome sobre sus hombros.
—Muy bien, soy parte del equipo siete —presumí.
—Bien hecho.
—Jiraiya-sensei —lo saludó acercándose un poco—. Me alegra verlo de nuevo.
—Minato, así que tú eres el maestro de Hiromi —asintió—. Es un alivio saber que está en buenas manos.
—Claro que lo estoy, Minato-sensei es muy fuerte y rápido —lo señalé—. Creo que necesitamos un Hokage así —el rubio se sorprendió ante mi comentario.
—Tienes razón, niña —sonreí por la forma en la que me ha llamado mi tío—. Tienes una admiradora.
—Tranquilo, aún te quiero —besé su mejilla.
—Iremos a comer algo, ¿Vienes, Minato? —lo invitó.
