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Desperté mucho antes de que el sol comenzara a salir. Intenté moverme un poco, pero el brazo de Kakashi que me tiene sujetada por la cintura impide que lo haga. Tomé su brazo y me moví con rapidez reemplazando mi cuerpo por una almohada.
Solté un gran bostezo mientras tomo mis cosas y me visto para salir de ahí. Al estar en la calle fui al mercado para comprar algunas de las cosas que necesito para el día de hoy.
—Bien, será mejor que comience —murmuré sujetando mi cabello con una cinta.
Dos horas después me enfoqué en lo primordial de lo que acaba de preparar. Oí la puerta de la habitación abrirse, pero antes de que saliera arrojé una Kunai impidiendo que salga.
—¡Quédate en tu habitación hasta que yo lo diga! —grité con autoridad.
—¿Hiromi-chan?
—¡Haz lo que dije! —la puerta volvió a cerrarse con prisa.
Seguí con mi tarea, hasta que finalmente terminé algunos minutos después.
—Ya puedes salir —llamé con una gran sonrisa esperando a que abra.
—¿Es seguro?
—Claro que sí, anda.
Oí como movía la perilla de la puerta y después comenzaba a abrirla lentamente. Asomó un poco la cabeza buscando con su mirada, algo nervioso por lo que yo pueda hacerle, pero apenas puso sus ojos sobre mi, su expresión cambió a una de sorpresa.
—Feliz cumpleaños, Naruto —felicité con una enorme sonrisa mientras le muestro el pastel que pasé toda la mañana horneando.
—Hiromi-chan... —murmuró sorprendido.
—Anda, tienes que soplar la vela —señalé—. Ah, pero antes pide un deseo.
Salió totalmente de la habitación, cerró los ojos y luego sopló las velas apagando las pequeñas llamas en ellas. Cuando abrió los ojos, su mirada brillaba con emoción.
—Ven, preparé Ramen, porque es tu favorito y es tu cumpleaños, así que mereces comer tu comida favorita —lo llamé para que me siga—. Después podemos partir el pastel y comer un poco.
—Bien —aceptó con felicidad.
Tomé un par de tazones y serví el Ramen en ellos, después los puse en la mesa y me senté frente a él.
