Amy:
—¿Leo?
—¿Quién mas? No me digas que estabas esperando que te llame alguien más —ironiza con asco—. Yo sabía que me ibas a engañar con el primero que se te cruce...
Me quedo unos segundos pensando en la estupidez que acaba de decir. ¿Qué tipo de persona cree que soy? Habla como si no me conociera.
—¡¿Qué te pasa?! —hablo enojada, la decepción era evidente en mi voz—. Tú no eres así.
—Si, amor, tienes razón. Perdóname. Es que te extraño mucho y no sé como lidiar con esto... —se disculpa con su típico tono de arrepentimiento, que yo ya conocía lo suficientemente bien como para saber que para él solo eran palabras sin significado.
—No te veo desde hace dos semanas, y tampoco hablamos. No quiero que discutamos —admito con un susurro.
—Si, perdón. Ahora lo importante. ¡Ayer tuve un partido!
Así que a esto se debía la inesperada llamada. Me hace sentir mal y como siempre, termina hablando de él mismo.
—¿Cómo te fue?
—¡Estaba esperando que lo preguntes! —dice emocionado, la única cosa que realmente le apasiona es el básquet— En el primer cuarto anoté cuatro triples, ¡¡cuatro!!. Ganamos el primer cuarto gracias a mi, obviamente. También ¿Puedes creer que el entrenador me sacó en el segundo tiempo? ¡Como pudo, si yo fui el que más puntos anotó! De todas maneras, terminamos ganando el partido gracias a mi, que volví a entrar en el último cuarto.
Habla tan rápido que tengo que hacer un gran esfuerzo por entenderlo.
—¡Qué bien! Me alegro por ti.
—¡Amybeth! —dice. Frunzo el ceño al escuchar que me llama por mi nombre completo— Si decías que me odias tal vez sonaba mejor ¿Acaso no te importan mis logros? ¡No seas egoísta! Y yo que dejé de hacer mis cosas para llamarte...
¿Qué?
—Pero
—Estoy cansado de que no me prestes atención cuando te hablo. Comienzo a pensar que eres una mala novia —interrumpe, enojado.
—Leo, mira. Yo te quiero, pero no voy a soportar ninguna de tus inmadureces —digo seca, haciendo énfasis en ninguna—. Nos vemos cuando te tranquilices.
Ni siquiera espero que responda. Corto la llamada y dejo el celular sobre mi pecho. Suelto un suspiro.
¿Qué había pasado?
No es ningún secreto que Leo ha estado distinto este último tiempo. Él se excusa con que sus partidos le demandan demasiado tiempo y atención y que ese es el motivo de la distancia que últimamente hay entre nosotros. Yo confío en él y jamás voy a a olvidar las cosas que él hizo por mí, pero lentamente el Leo del que me había enamorado hace dos años está desapareciendo y la pregunta es cada vez más frecuente: ¿Estoy enamorada o simplemente sigo con él por la costumbre?.
Y no olvido lo que dijo hace un momento, ¿Cómo se atrevía a tratarme de esa manera? Puedo entender que tal vez tenga problemas con su familia o con sus entrenamientos, pero no debería manifestar su enojo en mí, yo no soy la causa de ninguno de esos problemas.
El tema de mi novio queda atrás cuando siento dos golpes en la puerta y me incorporo. Alex estaba ahí, recostado sobre el marco de la puerta.
—Perdón, no quería molestarte —dice mientras rasca su cuello— Jill llamó. No va a venir para el almuerzo, así que ella no va a poder cocinar hoy.
—No te preocupes, yo me encargo del almuerzo —digo sonriendo— ¿Te quedas a comer?
—Si quieres, me quedo.
—Te va a sorprender lo buena que soy cocinando...
—Seguro. Solo espero que para cuando todos vuelvan, la casa no esté en llamas —dice irónico antes de desaparecer nuevamente.
—Voy a matarlo —susurro para mi, con una sonrisa.
—¡Te escuché! —su voz retumba en las paredes del pasillo y no puedo evitar sonrojarme, avergonzada.
﹋﹋
Bajo las escaleras mientras ato mi cabello en una cola. Dirijo mi vista al living y me encuentro a Alex y a la pequeña sentados en el sillón, totalmente embobados viendo dibujitos animados en la televisión.
Entro a la cocina y comienzo a abrir todos los muebles, buscando los elementos e ingredientes necesarios para hacer fideos. Cuando los encuentro, dejo cada uno de ellos sobre la mesada.
Comienzo cortando las verduras para terminar poniéndolas en el sartén. En cuestión de minutos, la cocina y gran parte de la casa es inundada por el olor a salsa y verduras salteadas. Cuando ya está todo listo, coloco la pasta en un recipiente y la pongo en espera hasta terminar de poner la mesa. Estoy segura de que estan riquísimos, el olor lo dice todo.
—Soy genial—susurro para mi misma. Sé que es lo más fácil de cocinar, pero aún así estoy orgullosa con el resultado.
Busco los platos y demás en cada rincón de la cocina, sin éxito alguno. Camino hasta el comedor y me encuentro con Alex terminando de acomodar los cubiertos. Al notar mi presencia, mira en mi dirección.
—¿No te molesta que te ayude? —pregunta, prácticamente en vano, porque la mesa ya estaba lista—. Me hubiese gustado ayudarte a cocinar, pero realmente soy un desastre.
—Para nada. Muchas gracias —admito agradecida. Vuelvo a la cocina a buscar la comida y cuando regreso al comedor, él y Ellie ya estaba en sus respectivos lugares.
Dejo la pasta en la mesa y ambos sueltan un "mmm" al unísono que me provoca una risa.
Apenas logro sentarme, Alex ya estaba sirviendo la comida en los tres platos. Me tiende el mío, el cual recibo con un "gracias".
Pasamos la siguiente hora entre chistes y halagos a mi comida. Incluso Alex me contaba algunas cosas sobre su banda, como que eran bastante conocidos aquí y que solían tocar en bares los fines de semana.
—Ya sé que te halagué la comida mil veces —dice entre risas—, pero en serio, son los fideos más ricos que comí en mi vida.
—Yo dije que iba a sorprenderte —le recuerdo con aires de suficiencia. Él se ríe.
—Si sigues cocinando tú, estoy condenado a comer siempre aquí.
—¿No comes seguido aquí? —pregunto, antes de comer un poco.
—No. Solamente cuando Matt sale, como hoy por ejemplo. Me quedo para que Jill no coma sola.
Asiento con la cabeza y no hago más larga la conversación. Cambio de tema.
—Y con la banda ¿cuando tocan? Me gustaría ir a verlos —Admito con una sonrisa.
—El sábado. Si no trabajas, podrías venir —dice con una gran sonrisa. Por un momento me hizo creer que estaba contento por mi posible aparición en su show.
—El sábado no trabajo, así que iré —hablo emocionada.
Alex me contesta con una linda sonrisa, la cual hace que un cosquilleo me recorra todo el cuerpo.
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Holaa
A este capítulo lo iba a publicar ayer pero me dormí kakdjak, así q acá está
De no creer lo poco que me tardé para actualizar.
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¡Gracias por leer!
ESTÁS LEYENDO
Strange ; Alex Turner
RomanceAmy y su familia habían perdido todo. Deben volver a Sheffield como última opción, el lugar en el cual Amy había crecido. El lugar al que rogaba jamás volver. Para su buena suerte, no todo será de color gris. Allí se reencontrará con viejos amigos y...