quince

4.1K 460 82
                                    

El día de clases se hizo presente. Rocío no podía creer lo que había pasado las últimas semanas y lo bien que se sentía ahora en todo sentido: su amistad con Sabri estaba más que fuerte, con el grupo de chicos cada vez se llevaba mejor y Blas, bueno, claramente estaba feliz con todo lo que estaba pasando con Blas.

— ¿Preparados para volver a tener clases con este pajero? — Estaban esperando a que llegara el profesor de historia, todos alrededor de la mesa del dúo, las dos chicas sentadas y el resto parado simulando una ronda.

— Yo todavía tengo sueño — Rocío acotó, recostando su cabeza en el banco, acción que ya era una costumbre.

— Cuando no — Tomi la jodió.

— Bueno che, a mi me gusta dormir ¿Cual hay? — Tomás levantó las manos en señal de rendimiento ante la chica.

— Espero estar tan en mi mundo para no escuchar los comentarios que hace — Sabrina habló con asco.

— Dios, no me lo banco. Encima habla para el orto, no le entiendo nada — Fue el turno de Nicolás.

— Callate que todavía no empezamos con la tutoría, seguro me da con un palo hoy — El ruloso tiró la cabeza para atrás.

— Tenes mucha mala suerte igual, amigo. Siempre son varios los que tienen baja esta materia, pero este año te toca con el pajero ese y nadie parece estar por llevarsela — Joaco parecía compadecerse de su amigo.

— Tranqui, si queres hoy arreglamos para ver cuando lo hacemos — La chica ofreció y él simplemente asintió con una sonrisa de boca cerrada.

Todos se miraron entre sí, callados, cuando vieron al profesor atravesar la puerta, se empezaron a preparar mentalmente para una hora de tortura.

🎭

— Es que es un hijo de puta, hermano — Suspiró frustrado.

— Te diría que te calmes pero tenés la razón — Estaban saliendo al recreo, apunto de terminar su jornada, luego de esa hora de sufrimiento donde el profesor lo trató de estupido varias veces con preguntas como “¿En serio me preguntas eso? Lo vieron en primero” o reiterándole que si no se pone las pilas va a estar con él en diciembre.

— Rochi ¿Me acompañas a comprar algo al kiosco y de paso arreglamos un día para estudiar? — Y aunque esta recién se sentaba, no dudó en pararse y acompañar al chico. Los gritos de sus amigos no tardaron en aparecer.

Esperando en la fila intercambiaron un par de risas y miradas mientras charlaban de manera amena — Hola, me darías dos alfajores — Pidió Blas de manera amable con una sonrisa dulce, pagó rápidamente y se dio vuelta hacia la chica.

— Para vos, Rochi. Vi que no te trajiste nada, asique te comparto — En cualquier otra ocasión se hubiera negado pero su estómago se lo pedía, el hambre que tenía la hizo aceptar con una sonrisa tímida.

— Gracias — Contestó tímidamente, un poco sorprendida y sonrojada por lo tierna que le pareció esa acción.

— Te quería preguntar si podemos arreglar un día por el tema de historia, viste que no mejore mucho — Rascó su cabeza, recordando lo mal que la pasaba en esas clases.

— Si, obvio. Yo no tengo problema con el día ¿Vos tenés alguno ocupado? —

— Eh, creo que no, pero si queres mañana a la tarde después del colegio podríamos juntarnos — Se apresuró a asentir.

— Dale, no tengo drama ¿En tu casa o en la mía? — Una parte deseaba que diga la de él, no tenía problema de que venga a su hogar pero si estaban sus padres iba a ser un poco incómodo… iban a pensar cualquier cosa.

— Vayamos a la mía, no creo que estén mis viejos así no nos joden — Pausó — digo, no nos distraen claro — Agregó de forma torpe al escuchar lo rara que había sonado esa oración.

Rocio rió — Joya, eso sí, espero que cumplas con tu palabra y me hagas unos buenos mates —

— Olvídate, te hago mates y cocinamos algo juntos como el otro día en lo de Matu — No lo iba a admitir pero una parte del ruloso que las acciones de ese día se repitan.. aunque con un final diferente.

Ella estaba apunto de responder cuando una voz a sus espaldas habló — Blas ¿Cómo estás? — La puta madre, esa era…

— Mile ¿Qué onda? — Esta pareció llevarse toda la atención del chico.

— Bien, bien. No hablamos desde lo que pasó en la fiesta — Ante la mención de ese recuerdo, Rocío se tensó y creía que Blas lo había notado, ganándose una mirada curiosa de este.

— Si, te quería decir algo sobre eso — Y antes de poder escuchar algo más en esa conversación, en la cual estaba obviamente fuera de lugar, se fue.

Suponía que sus amigos ya habían abandonado el colegio, tampoco le importaba.

Ver como esa tal Milena se había llevado toda la atención del chico hizo que algo en su interior se remueva.

“¿Será que volví a ser una ilusa e ilusionarme de vuelta? entiendo que ese día en la fiesta no tenía una justificación justa, pero ahora… casi nos besamos varias veces, compartíamos momentos juntos tratándonos de forma diferente, el apodo, sus caricias ¿De verdad solo me pasaba a mi? ¿En serio estaba todo en mi cabeza? Tenía miedo de quedar como una ridícula frente a él pero quede como una ridícula conmigo misma”

Antes de poder seguir maquinandose la cabeza, como siempre solía hacerlo, paró su caminata rápida ante el grito de su nombre:

— ¡Rocío!—

daylight : blas polidoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora