prólogo.

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Zoro caminaba por los pasillos de aquella escuela,queria llegar a su salon 2A,pero siempre que caminaba llegaba al patio o a algún otro sitio,pero despues de mucho esfuerzo llego al fin

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Zoro caminaba por los pasillos de aquella escuela,queria llegar a su salon 2A,pero siempre que caminaba llegaba al patio o a algún otro sitio,pero despues de mucho esfuerzo llego al fin.

Tocó la puerta, escuchando dentro de esta un "pase" entró con confíanza,como si antes no estaba desesperado por no encontrar su aula.

Todos lo miraban,el peli-verde se sintió un poco avergonzado,pensaba que lo miraban mal por tener una cicatriz en uno de sus ojos, pero jamás bajo su cabeza mientras caminaba y se quedo cerca del escritorio del profesor.

- Muy bien,chicos, silencio por favor, como ya vieron tienen un nuevo compañero,es el Roronoa zoro. Dijo el profesor de aquella aula.

- roronoa ¿quieres decirles algo de tí a tus nuevos compañeros?- Menciono amablemente.

Zoro se quedo pensado unos segundos antes de decir algo.

Todos prestaban su atención a ese chico peliverde,que desde que llego,dejo impactado a muchos,tanto a chicos como chicas.

- Pues me gusta entrenar, y me gusta los onigiris son mis favoritos por asi decirlo.- respondío con simpleza.

Todos en aquella sala concordaron en silencio,que ese chico era un mangar de primera,desde su apariencia,cuerpo y
hasta su voz. Incluso esa cicatriz que tenia en el ojo lo hacia ver aún mas atractivo de lo que ya era.

-Bueno Señor roronoa,puedes sentarte,mas al rato le diré a la representante de la clase para que te paso los apuntes, para que estes al día,¿esta bien?. - Zoro solo se limito a asentir

Comenzo a caminar,hasta el fondo donde había dos asientos libres, uno justo frente a la ventaja y otro alado de ese.

Zoro se sentó en la silla que estaba junto a la ventana,sin darse cuenta de las mirabas asustadas de sus compañeros.

Dejo su mochila a un lado y se dispuso a mirar por la ventana el resto de la clase.

Sus compañeros querian decirles que ese asiento ya se sentaba alguien,pero antes de poder hacerlo,alguien abrió la puerta tan abruptamente, que todos se voltearon por la sorpresa,para luego mirar a otro lado, para no cruzar su vista en aquel joven pelinegro que había ingresado en el aula.

- Llega tarde,otra vez ,señor monkey.

El pelinegro no respondió solo fijo su vista,en aquel individuo que estaba en su asiento, y frunció su ceño.

Se acerco a paso lento para ver a aquel que estaba en su asiento, todos estaban preparados para llamar al director,por si el pelinegro golpeaba al peliverde. Cuando el pelinegro llegó le dijo.

No podrás huír de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora