Capítulo 1: Un cumpleaños sorprendente
31 de julio de 1997
Mis padres dicen que hoy es mi cumpleaños, un día especial para despedir la niñez y saludar la adultez por mis diecisiete años. Pero yo sé que eso no es cierto, al menos no del todo.
Yo me sigo sintiendo igual que ayer. Siento el mismo miedo que la semana pasada, cuando mi hermana volvió a fallar en sus ejercicios. El mismo agotamiento de hace un mes, después de haber gritado hasta llorar solo para saber si era capaz. El mismo dolor de hace un año, cuando me dijeron que todavía no era lo suficientemente bueno. Y el mismo odio paralizante que siento cada día al despertar hacia el monstruo que me transformó en lo que soy ahora.
Aunque tal vez me equivoco, porque hoy sí cambió algo: tío Sirius está siendo particularmente cruel con sus maldiciones.—¡Bombarda!—grita apuntando su varita a mi pecho, que daña profundamente la pared detrás de mí al esquivarlo con gran velocidad; no sirve de nada gastar energía en un escudo cuando mis pies siempre serán más rápidos de lo que será mi magia.—¡Buenos reflejos! Pero eres un mago, Harry, ¡defiéndete como tal!
Solo algunos miembros de La Familia están expectantes viéndonos, juzgando mis habilidades, mientras la mayoría hablan entre ellos y celebran mi cumpleaños por mí. La verguënza empieza a abrirse paso dentro de mí cuando después de cinco minutos, lo único que mueve el tío Sirius es el brazo de su varita, no suda y está totalmente aburrido mientras yo lucho por respirar y evitar los ataques potencialmente mortales. Su sonrisa cuando esquiva mi débil Expelliarmus solo confirma lo que ya sé: es mi cumpleaños, pero yo tengo que darle una sorpresa a él y demostrarle que todas las prácticas no fueron en vano y que, contrario a la opinión popular, estoy preparado.
El escudo protector que nos rodea impide que las maldiciones caigan hacia La Familia, pero sobre todo evita que mis instintos de supervivencia me nublen la mente y haga alto tan deshonroso como huir de la lucha —desde que lo hice con diez años, no me han permitido olvidarlo— así que es hora de pasar a la ofensiva.
Puede que mi magia no sea la más fuerte ni mi varita tan fiel como debería, pero puedo alimentarlas con mis emociones, con mi odio, y potenciarlas momentáneamente, lo suficiente para aparentar ser el Harry que debo ser. Por lo que cuando veo a Sirius sonreír aún más, mis pies cambian de ruta y en vez de seguir yendo en círculos, voy directo hacia él.
—¡Confringo!—de mi varita sale una bola de fuego que mi tío evade con una risa, burlándose antes de tiempo cuando, al haberse distraído con ese falso ataque, le lanzo a través de la habitación con un Depulso sin palabras y su cabeza hace un sonido seco contra la pared, pero eso no lo frena, por lo que incluso antes de levantarse me lanza maldiciones en idiomas que ni conozco.
El odio que ahora mismo siento hacia él es mi combustible mágico, pero mantengo la calma como mamá me enseñó y sostengo mi varita de acebo en la mano derecha, abro los brazos como si le estuviera dando la bienvenida y espero como el depredador que me han enseñado a ser. Y Sirius, sin darle importancia a mi postura, me ataca con un simple aturdidor, pero cuando el hechizo escarlata brillante está a punto de tocarme, doy una palmada en la que imbuyo mi magia y devuelve el aturdidor de donde vino con el doble de potencia, como un bumerán afilado como cuchillas e incapaz de esquivar.
A mi tío se le va la sonrisa y sus ojos grises parecen llenarse de sangre mientras la maldición va hacia él y rompe su escudo, impactándole en la cara para caer al suelo como un simple muñeco al que le he cortado las cuerdas. Me subo las gafas que por poco se me caen e intento no sonreír. Apenas noto la pesadez de mi cuerpo y el agotamiento de haber usado tanta magia, pero sí me permito sentir cierta satisfacción al ver su varita en el suelo, señal para que la barrera que nos rodea se desvanezca e indicador de que el combate terminó.
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Cuéntame tus secretos [Tomarry]
Fiksi PenggemarLlegar a ser parte del harem de su Alteza Real era una valiosa oportunidad para ascender en la vida y llevar orgullo a la familia. El permanecer vivo era lo difícil: los celos, el odio, los planes... Para Harry todo eso era un juego de niños. Le hab...