Minho despertó con la más grata de las sensaciones. Con su hogar, justo a sus espaldas. Desde que se casaron, Seungmin adquirió la costumbre de enredarse en Minho. Sus piernas desnudas entretejidas en las de Minho, abrazándolo por la espalda como si el mayor fuese un oso de juguete. No existía cosa que lo hiciera más feliz que su esposo siendo un cursi al querer despertar enmarañado a él todas las mañanas.
Podía sentir la tenue respiración de Seungmin cerca de su cuello. Seguía dormido. La algarabía en su pecho era algo que ni toda la fortuna del mundo podría brindarle; quizá lo perdería todo en tan solo cuestión de días pero, mientras ese gruñón de ojos azules estuviese sosteniendo su mano, a su lado, podría construir mil imperios más, solo con la condición de que Seungmin este justo ahí, con él y para él. Siempre.
—I found a loveee... For meee..—La ronca voz de Minho empezó a armonizar aquella melodía que tanto amaba su esposo—Darling just dive right in and follow my lead...Well I found a boy grumpy like no one els ¡Ouch!—El dolor de una mordida en su hombro cortó la canción.
—Eso te pasa por idiota—Le regaño. Desenlazando sus piernas de las de su marido. Se había despertado hacia unos minutos pero la piel calidad del mayor lo retuvo atado a él, sin deseos de moverse.
Minho se giró, para posar sus orbes mieles en las azules y regalarle como todas las mañanas una sonrisa de que todo estaría bien, que él estaría allí hasta el final. Seungmin, por su parte, acarició el rostro asueñado del empresario, ese rostro galante y sereno; con ciertos rasgos arábigos; su pelo desordenado y oscuro como noche. Su hombre era casi perfecto y Seungmin no negaba aquella afirmación.
Mimó el pelo de su marido unas cuentas veces antes de dejar un beso de buenos días y sobre todo, de que lo perdonaba y que juntos saldrían de la situación tan crítica que vivían sus finanzas.
—¿Irás a buscar a tu cretino al aeropuerto?—Preguntó, de forma muy arisca a decir verdad.
Sin embargo eso solo logró sacar unas risas divertidas de Minho.
—No lo llames así, bebé—Dijo entre débiles risas—. No sé porqué se odian tanto, pero agradezco que intenten no matarse.
Seungmin río.
—Es que si lo mato, sufrirás y lo extrañarías... Para que veas cuanto te amo.
Minho no pudo resistirse a tomar al de ojos zafiros entre sus brazos para estrecharlo entre ellos. Quería meterlo en su piel, hacerlo parte de su ser para siempre, así como un tatuaje.
El sonido de un celular los sacó de su burbuja de amor. Por el tono de llamada supieron que era el celular de Minho, al cual le costó un montón dejar ir a Seungmin de sus brazos para atender la llamada. Sin mirar el identificador, contestó.
—Hola.
—¡Pedazo de rata! ¡Llevo dos horas esperando por ti en el puto aeropuerto!—La voz ronca y enojada de su mejor amigo azotó sus tímpanos.
—Channie ¿Ya estás allá? —Su tono irónico hizo hervir de coraje la sangre de Chan.
—Tomaré un taxi, pero te juro que cuando te vea, te estrangulare—Amenazó.
—¿Puedo invitarte a cenar?—La propuesta era seria pero, el tono cínico seguía en su voz.
—Eres un imbécil—Suspiró resignado—Los veré a ti y a tu esposo en mi casa a las 7.
—De acuerdo. Minnie y yo estamos emocionados por verte.
—Claro que Seungmin está emocionado si, pero clavarme un puñal en la garganta.
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El precio del placer [Chanmin]
ספרות חובביםChristopher Bang Chan: hermoso empresario multimillonario, dueño de todo Seúl; dueño de todo. Su mejor amigo, Lee Minho, cae en banca rota y necesita dinero con urgencia. Chan le ofrece un trato. Minho y su maravilloso esposo, Kim Seungmin, reciben...