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Llevaba ya buen rato dando vueltas en su habitación, tratando de entender lo que había sucedido; ignorando lo que llevaba tiempo sin ver, pero le estaba siendo imposible, él se lo hacía imposible.

Vamos, Lili. Eres más inteligente que ésto.

Ahora no.

¿Entonces, cuando? Ellos te traicionaron.

¡Ya basta!, no lo hicieron.

Te lo dije cientos de veces... No confíes en nadie.

Tienes que parar con ésto.

—Tienes que hacer algo.

—Debes estar bromeando. ¡No voy a lastimarlos!

—Acabarán contigo.

—Y tú también. ¡Sal de mi maldita cabeza!.

Su imagen desapareció en el momento en qué la puerta de su habitación fue tocada, unos ligeros golpes que anunciaban a alguien detrás.

Pasa. -soltó en un suspiro, sin saber quién era.

Jungkook entró lentamente, cerrando la puerta a su espalda, mirando a Lisa quien rodó sus ojos al momento en qué se cruzaron con los de él.

Lamento todo lo que dije. -mencionó apenas se acercó a ella.- De verdad, no quise...

Si quisiste. -le interrumpió.- Y está bien... si es lo que en realidad piensas.

De verdad lo lamento. Es solo que... estoy tan enamorado de tí que, no puedo evitar frustrarme cada que te veo por qué sé que no estamos juntos...

—Kookie, no me hagas ésto...

Sus manos se posaron en sus mejillas, levantando su rostro obligándola a mirarlo.

Mirame a los ojos y dime qué ya no sientes nada por mí.

—Kook...

—Hazlo.

Lisa lo miró, aún con aquel brillo que sus ojos tenían cada que se miraban y... una lágrima traicionera rodó por su mejilla desapareciendo en la mano que la sostenía.

No puedo.

Te prometo que yo no lo hice... -murmuró juntando sus frentes.- Jamás contaría nuestros secretos.

—Lo sé.

Y se besaron, se besaron como no lo habían hecho en lo que parecían años, aún que habían sido solo semanas o tal vez, días. Y tuvieron sexo, no aquel sexo que tienes cuando te reconcilias con alguien con quién volverás a discutir, sino aquel que tienes con alguien de quién en verdad te enamoraste, con alguien que amas tanto que simplemente quieres ser uno con esa persona y estar toda la vida juntos incluso cuando no lo están.

Él sabía que el amor que sentía por ella, jamás lo sentiría por alguien más; ni siquiera con aquellos absurdos intentos de remplazarla. Y ella, ella sabía que aún que intentara sentir lo que sentía por él con alguien más, jamás lo haría con la misma intensidad que él la hacía incluso derretirse con tan solo mirarla. Tal vez su historia no había comenzado como en las películas románticas pero al menos, se sentía como en una.

🖤💖💜

A la mañana siguiente, la casa estaba hecha un desastre.

¿Dónde rayos está?

Lisa llevaba horas buscando, tanto que había dejado ya la casa hecha un lío

¿Que buscas? -preguntó Jennie, mirando el desastre de Lisa.

La liga amarilla con brillos. -contestó, aún buscando.

¿La del cabello, la que siempre usas?

—Si, esa. ¿La has visto?, llevo horas buscándola. -se detuvo, mirando a Jennie.

Mmm, no.

Lisa se giró nuevamente para seguir buscando. Rosé llegó segundos después, analizando también todo el desastre.

¿Que busca? -le preguntó a Jennie.

Su liga para el cabello.

—¿La de siempre? -preguntó y Lisa apresurada se giró a mirarla.

Si, ¿la has visto?

—No, ¿Te acostaste con él?

La repentina pregunta hizo que Jennie girara a mirar a Rosé, confundida.

—¿Que?, ¿Con quién? -preguntó Lisa, también confundida por la pregunta de la rubia.

Jungkook. -obvió, Rosé.

Cierto, -recordó Jennie.- anoche. ¿Lo hiciste?

Lisa frunció el ceño, y evadió la pregunta.

¿Han visto a Jisoo? -preguntó, girando y evitando responder lo otro.- Seguramente ella sabe dónde la dejé.

Se fue temprano con los chicos, -le respondió Jennie.- a ver si escuchaban algo sobre lo de anoche. -continuó, para seguir mirando a Lisa y después, volver a tocar el otro tema.- ¿Entonces?

Lisa lo ignoró completamente, soltando un suspiro.

Estoy harta, vámonos. -dijo, y tomó sus cosas, haciendo que Jennie y Rosé hicieran lo mismo y salieran de la casa.

Lisa se quedó unos minutos dentro, poniendo la alarma de la casa y buscando sus llaves; las chicas ya estaban fuera, esperando por Lisa. A los segundos, notaron al nuevo profesor viniendo con un café en mano y su maletín colgando sobre su hombro.

Buenos días, ¿Listas para las clases? -saludó, acercandose y levantando una mano, sacudiendola en señal de saludo.

Buenos días. -respondieron Rosé y Jennie al unísono.

¿Esa no es...

Rosé codeó a Jennie, susurrando lo último haciéndolo solo audible para su amiga. Un llamativo color en la muñeca de su profesor, había llamado la atención de Rosé pero, necesitaba saber que no solo ella lo veía.
Apenas Jennie lo había mirado cuando Lisa cerró la puerta llamando su atención.

¿Nos vamos? -preguntó al salir.

Señorita Manoban, buenos días.

Buenos días, profesor. -saludó Lisa, sin darle importancia y muy indiferente como alguna vez habían quedado que lo harían.

¿Encontraste tu liga? -le preguntó Jennie, intentando sacar algo de aquello que acababan de notar.

No, tal vez la dejé en algún lado. -le respondió Lisa con un puchero en su rostro.

Jennie y Rosé asintieron en respuesta, dedicándole una mirada extraña a Lisa que la dejó confundida por un segundo hasta que ellas lanzaron la mirada en dirección a la muñeca de su profesor, adornada por una bonita liga para el cabello, amarilla con brillos alrededor, justamente la misma que Lisa estuvo buscando unos minutos atrás.
Lisa no hizo más que mirar nerviosa a sus amigas, siendo interrumpidas por la despedida de su profesor que no comprendía lo que sucedía y que, claramente olvidó que llevaba aquello en su muñeca pues ni se inmutó por aquello.

Bueno, que tengan buen día, las veo en clase.

—Igualmente profesor, buen día. -dijeron las tres.

Al instante Jennie y Rosé giraron hacia Lisa esperando alguna explicación; al no recibirla, la mirada de Jennie se volvió algo dura, mirando a Lisa con autoridad.

Creo que hoy no iremos a clase, llama a Jisoo. -soltó dirigiéndose a Rosé sin dejar de mirar a Lisa.

Lisa sabía que hacía mal, después de todo lo que pasó la última vez debía haber aprendido algo y Jennie, no es que estuviera molesta, sinó más bien, asustada. Todos en el grupo sabían que no querían volver a pasar por aquello y había que arreglarlo a como diera lugar.

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