Fabricante de juguetes

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Geppetto había adquirido la mala costumbre de acercarse demasiado a la puerta de la habitación que compartías con P solo con el propósito de oír lo que ustedes estaban haciendo.

Con P ya aceptaron sin mucho esfuerzo que Geppetto tenía algunos fetiches voyeristas, cosa que te dejaba pensando sin embargo no le dabas mucha importancia. Hasta ahora él jamás intervino más allá de solo ser un observador. Fue una sola vez en la que lo sorprendieron observándolos desde el armario, pero como ni tu ni P reaccionaron de forma negativa, Geppetto continuó con su acto masturbatorio en lo que mantenías relaciones con P.

Luego de eso, no volvieron a verlo espiándolos, sin embargo tenias la leve sospecha de que los oía a través de las paredes o los observaba a través de alguna perilla.

——⛤——

Que P haya alcanzado la humanidad no lo dejaba exento de tener que cumplir tareas fuera del hotel, llegando a dejarte sola durante incluso varios días.

En esos casos eran tus manos quienes te ayudaban a buscar tu propio placer. No era lo mismo que la polla de P, definitivamente, pero era lo que tenías y lo único que podías hacer en su ausencia.

Fue una noche donde tus dedos decidieron incursionar entre tus piernas cuando te sentiste observada, más aprendiste a vivir con ese sentimiento, sabiendo que era Geppetto quien miraba.

Tenías que admitir que te generaba un extra de excitación, era difícil de describir. No te excitaba Geppetto, pero si el hecho de que te estuviera observando.

Efectivamente era él quien a través de una pequeña grieta en la madera de la puerta intentaba ver aunque sea la silueta de tu cuerpo.

Él sabía que P se había ido, sabía que estabas sola y sabía que tus gemidos eran autoinducidos. Algo en él surgió, no solo excitación, sino varias ideas cruzaron su mente.

——⛤——

P regresaría esa noche, estabas impaciente, lo habías extrañado y dormir sola te abrumada. Querías sus abrazos, besos y noches de total pasión.

Fue cuando saliste hasta la cocina cuando Geppetto se coló en tu cuarto. Al regresar, él ya no estaba allí, pero sí una caja cerrada con una nota por encima.

"Considéralo un obsequio de mi para ti y mi hijo. La única condición es poder supervisar su uso"

Giuseppe Geppetto

Alzaste una ceja, pesaba bastante, era raro ¿Qué es lo que tenía entre manos?

Al abrirla, viste varios artículos con formas fálicas y de diferentes tamaños. Pesaban pero eran suaves al tacto, en la parte inferior parecían tener un interruptor, al encenderlos, vibraban.

Tu rostro se tornó de un rojo brillante ¿Debías usarlos frente Geppetto? El ser atrapada en pleno acto era excitante, pero tener que llamarlo para que te vea meterte un vibrador hasta el fondo del coño te resultaba intimidante. Además necesitabas a P, no ibas a hacerlo sin él.

——⛤——

P regresó, estaba totalmente cubierto de aceite y todo tipo de fluidos viscosos producto de sus peleas.

Antes de cualquier cosa, fue a darse un baño, luego de eso, finalmente pudiste abrazarlo como era debido.

Se estaban preparando para dormir y tu aun no le habías comentado sobre el "obsequió" de su padre. Optaste por hacerlo, P observó aquella caja teniendo bastantes interrogantes en la cabeza.

Tomó uno de los vibradores, no era de un tamaño muy distinto a su propio miembro. Lo acerco a tu rostro, lo quedaste viendo unos segundos antes de sujetar aquel miembro sintético con ambas manos. Intercambiaron miradas, la curiosidad era mucha y también lo era la necesidad de satisfacerse mutuamente.

Una vez con tu aprobación, te sujeto de las caderas y te beso, aprisionándote contra la cama. Sentir su calidez luego de varios días sin él era extasiante. P se puso duro casi al instante y tu ayudabas frotándote en él.

Ahora tenían un arsenal de juguetes, querían ver de que eran capaces.

Tu ropa fue a parar al piso al igual que la de tu pareja. Las manos de P recorrían tu cuerpo y las tuyas el suyo. Volvió a concentrar su atención en el vibrador, el cual encendió en una potencia mínima antes de apoyarlo sobre tu clítoris. Un fuerte placer recorrió tu cuerpo apenas toco tu piel sensible.

Estabas muy mojada, P se encargó de embarrar tus fluidos por todo el juguete antes de introducirlo en tu cavidad vaginal. Sus ojos estaban fijos en ti y en tus reacciones, atento de no hacerte ningún mal y al mismo tiempo queriendo darle el mayor de los placeres.

—Oye... yo ... quiero hacer algo, recuéstate a mi lado— le pediste y él accedió.

Embarraste los dedos en un poco de lubricante. Tus dedos recorrieron la longitud de su falo, haciéndolo gemir por lo bajo, mas ese no era tu plan. Solo era el comienzo.

—Levanta un poco las piernas— le pediste, él obedeció sin dejar de masturbarte usando aquel objeto sexual.

Tus dedos fueron a parar a su ano, haciendo pequeños movimientos en la piel del exterior antes de introducir lentamente falange por falange —¿Puedo seguir?— preguntaste y él asintió, jamás había tenido nada en el trasero antes, era algo nuevo y extraño.

Tu cuerpo temblaba pero tratabas de mantenerte firmé mientras penetrabas el trasero de tu novio con los dedos y el te masturbaba sin piedad alguna.

Finalmente tomaste uno de los vibradores y sin encenderlo lo introdujiste por su orificio. P gimió, sentía su cuerpo retorcerse. Ambos se masturbaban mutuamente, tratando de seguir un ritmo. Los dos yacían sobre la cama, con las piernas abiertas e incapaces de respirar con regularidad.

Llegado un punto, notaste la puerta abrirse. Geppetto los observó con algo de decepción al no ser convocado pero también con algo de esperanza ya que habías dejado la puerta abierta a propósito.

El solo se sentó en silencio a observar desde una silla ubicada estratégicamente en uno de los rincones de la habitación.

Encendiste el vibrador que usabas en P, el espasmo que tuvo luego de eso no se pareció a ninguno que haya tenido antes. Geppetto sonrió al ver que sus juguetes eran un éxito, también estaba impresionado de que hayas decidido probarlos en P. Originalmente los diseñó para ti, con la forma y tamaño del pene de su hijo, pero que P sea capaz de usarlos y sentir placer era nuevo tema de estudio.

Geppetto sentía la necesidad de hablar para dar ideas sobre nuevos usos para sus juguetes pero sabía que existía una especie de acuerdo implícito donde él podía observar mas no intervenir.

Al cabo de varios minutos, Geppetto también sentía la necesidad de masturbarse. Quién diría que un viejo como él seguiría teniendo esos impulsos. Era cierto que al llegar a la tercera edad el libido parece tener un incremento.

Lo veían de reojo, Geppetto acariciando su pene gordo, viendo la forma en que su vello púbico grisáceo se arremolinaba en la base de su miembro y sus dedos arrugados frotaban toda su longitud.

P presiono el botón de encendido del vibrador una vez más, este aumento la velocidad, ninguno de ustedes dos sabía que era posible. Imitaste su movimiento, pero tú lo presionaste dos veces, haciendo que el vibrador dentro de P vaya aún más rápido.

Fue así como la sinfonía de gemidos comenzó, arrastrándolos a ambos cada vez más cerca del clímax.

Buscaste una posición cómoda para poder lamerle el pene a P mientras ambos seguían masturbandose, Geppetto disfrutaba del espectáculo.

Primero fue P quien se corrió violentamente en tu boca llenándola de semen. Apagaste el vibrador y lo retiraste de su interior. Aun cansado, seguía empujándote al orgasmo.

Solo notaste la presencia de Geppetto al oírlo gemir y murmurar bajo, el anciano también parecía cerca de su orgasmo.

Tu climax te atravesó, incluso las vibraciones te sobre estimularon prolongando el placer y haciéndote retorcer en múltiples espasmos.

Caíste rendida, P permanecía a tu lado. Los dos se abrazaron dispuestos a comenzar con las caricias post coito. Volteaste una vez más para ver a Geppetto, pero este ya había desaparecido.




Osservatore - Reader x PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora