Fabricante de juguetes parte 2

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P quería sorprenderte, tal vez regalarte algo o hacer algo por ti pero aun no sabía que.

Buscaba inspiración en todos lados pero las ideas no llegaban.

Optó por preguntarle a varios de los habitantes del hotel, recibió varias respuestas. Según Antonia, la música solía inspirarla cuando tenía que tomar decisiones. Eugenie por otro lado sugirió ir más por un rubro textil, ya que si bien estaban confinados el hotel, arreglarse mejoraba los ánimos y evitaba sentirse como un prisionero. Las sugerencias de Venigni fueron un poco más allá, el hombre tenía fama de playboy por lo que sus ideas eran un poco más controversiales.

P tomó nota antes de abandonar el hotel en busca de todo lo que le dijeron.

Primero comenzaría por el asunto de la música, pensó en dónde podía conseguir nuevos vinilos o escuchar algo distinto, pensó en visitar el Gran Teatro de la Ópera Estrella pero había ido tantas veces allí que dudaba encontrar algo que ya no haya visto por lo que decidió. buscar alguna tienda de musica, sabia que existían pero jamás había prestado la suficiente atención como para encontrar una.

Caminó por las calles desiertas de Krat hasta que un cartel bastante disimulado llamó su atención. Se veían notas musicales y una mujer bailando, todo en color rojo ¿Tendrían vinilos allí?

Tuvo que romper la puerta para entrar, para su sorpresa, era una escalera larga la que lo llevaba hasta arriba. Un lugar bastante curioso para poner una tienda de música, pensó. Al llegar subir el ambiente era bastante más extraño de lo que esperaba. El lugar estaba tan bien decorado que contrastaba con el exterior del edificio que se veía bastante corroído. Había una gran rockola en un rincón pero eso no era lo que llamaba su atención si no más bien la disposición del lugar. Varias sillas alrededor de varias mesas y al mismo tiempo un pequeño escenario.

Las cortinas rojas parecían cumplir la función de crear un ambiente más íntimo e incluso de ocultar lo que ocurriera detrás de ellas.

Detrás del escenario se encontraban tres o cuatro marionetas desactivadas, eran muy realistas, de no ser por algunos detalles, quizás podrían haber hecho pasar por mujeres reales sin ningún problema. Estaban desnudas o con muy poca ropa, jamás había visto ese tipo de prendas antes, lucían indecentes pero incitaban a más. Eran trozos de tela demasiado pequeños.

Encendió la rockola mientras seguía investigando el lugar, varias fotografías adornaban las paredes e incluso revistas de carácter obsceno. En las fotografías podían verse hombres observando el escenario, donde mujeres y marionetas bailaban en atuendos ostentosos o directamente desnudas. La música que sonaba en la rockola no era como nada que haya escuchado, no se parecía a las líricas de Adelina ni a los instrumentales de la Gran Ópera. Todo el lugar desprendía una vibra demasiado...sexual.

Se sentó en una de esas sillas polvorientas, no era lo que esperaba pero encontró todo lo que le habían sugerido, música nueva que lo "inspirara", algo "textil" y las obscenidades que Venigni sugirió. Tal vez no era una idea tan mala la que le estaba pasando por la cabeza.

Si bien quería llevarse parte de la indumentaria que encontró allí, no se veía en el mejor estado de higiene, pero desconocía donde más conseguir algo así de exótico. Probablemente tenga que pedir ayuda a alguien para crearlo desde 0, pero no sabia a quien acudir para algo tan sucio como podía ser fabricar una tanga en pleno apocalipsis.

Venigni no lo juzgaría, pero si bien tenía estilo, sus capacidades de costura eran nulas. Eugenie... Ella sabía coser bastante bien, pero no podía pedirle eso, sería ponerla en una situación incómoda, solo imaginar su cara y su reacción le erizaban la piel.

Osservatore - Reader x PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora