4. Akira

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(antes que nada, aclarar que yo no escribo sobre matienzo actores, ni ví la peli, yo escribo de los futbolistas, dicho esto, volví :D)

palabras: 1040

Matías introduce a Enzo como el padre de Akira (⁠*⁠˘⁠︶⁠˘⁠*⁠)⁠.⁠。⁠*

Mientras el viento suave de las mañanas italianas hace bailar las cortinas del balcón, la tele suena bajito frente a la cama y el olor a tostadas recién hechas sube desde la cocina, Matías está dando la que quizás sea su batalla más dura de la semana

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Mientras el viento suave de las mañanas italianas hace bailar las cortinas del balcón, la tele suena bajito frente a la cama y el olor a tostadas recién hechas sube desde la cocina, Matías está dando la que quizás sea su batalla más dura de la semana.

—Dale, Akira, déjame ponerte la camiseta de tu papá— protesta Matías mientras la perra se niega a levantarse de su sueño profundo, con su ronquido característico y estirada en diagonal para ocupar, al menos, la mitad de la cama.

Matías está seguro de que estaba solo en su habitación hasta que una risa lo toma por sorpresa.

—¿Su papá?— pregunta Enzo, apoyado en el marco de la puerta.

El menor chasquea la lengua y, a pesar del rubor de sus mejillas, levanta la camiseta en el aire a modo de explicación. La camiseta suplente del Frosinone cuelga de sus dedos, exponiendo un "45" azul, Enzo lee su propio apellido en la tela y sonríe.

—Le quiero poner tu camiseta y no se deja, es más vaga— se queja Matías, sentado sobre sus talones.

Enzo no se contiene, se acerca a su novio, sentándose detrás de él, en la misma posición pero sus piernas rodean las del más bajo. Matías se hace más chiquito en su lugar y mientras acaricia el lomo de Akira apoya su espalda en el pecho de Enzo que rodea su cintura con los brazos.

—Pero, ¿qué es eso de papá?— pregunta Enzo.

—Y, sí. Sos mi novio, sos el papá de Akira— explica, señalando lo obvio.

Enzo se ríe y Akira mueve las orejas en señal de claro interés.

—Pero, Mati, es un perro— dice porque sabe que a Matías le molesta que lo diga.

El menor jadea indignado, dando vuelta la cabeza para ver a su novio, el agarre de su cintura se afloja un poco, lo que le da más espacio para hacer un escándalo.

—¿Qué decís? Ella no es un perro, estuvo en mi panza, Enzo, no sabés nada vos— se queja.

Y Enzo se ríe con más ganas.

—Pero, entonces, ¿tiene dos papás?— pregunta Enzo.

—No, yo soy su mamá— dice Matías y Enzo pasa a lucir confundido, el menor le tapa las orejas a Akira—. Pasa que, tiene traumas de abandono, pobrecita. La abandonaron dos mamás, así que, ahora yo soy su mamá.

Enzo lo mira atento pero no puede evitar que una sonrisa, de a poco, se le forme en los labios. Matías lo mira como si estuviera diciendo lo más lógico del mundo.

—Estás loquisimo, mi amor— dice y Matías enarca una ceja—, pero sos tan lindo.

Busca robarle un beso y Matías, aunque revolea los ojos, lo deja.

—Viste que dicen eso de que los más loquitos son los más lindos, bueno, doy fé— agrega Enzo.

—¿A qué otro loquito conocés vos? No te hagas el vivo porque no me querés conocer celoso— advierte Matías.

Enzo, una vez más, le intenta robar un pico pero Matías le da vuelta la cara, por lo que, un beso ruidoso impacta contra su mejilla. El mayor hace un sonido de indignación y cuando Matías menos se lo espera, los dedos ajenos tamborilean en sus costillas haciéndolo chillar por las cosquillas que le producen. Se retuerce entre los brazos del cordobés intentando escapar pero no es de mucha ayuda porque Enzo no da el brazo a torcer.

—¡Pará!— grita Matías mientras se ríe y se retuerce entre los brazos de su novio.

La carcajada limpia de Matías hace que el pecho del mayor se retuerza, como si el simple hecho de verlo con la cabeza tirada hacia atrás y los ojos cerrados por la risa provocaran que todo el cuarto tiemble.

En algún punto, cuando Matías ya está tirado en la cama intentando poner la mayor distancia posible y mirándolo suplicante, Enzo se compadece y deja de hacerle cosquillas, acomodándose entre las piernas separadas de Matías, besa su mejilla, la punta de la nariz y finalmente se agacha para besar su pecho que sube y baja por la respiración agitada.

Matías deja escapar un suspiro tembloroso.

—Ya te voy a agarrar a vos— dice Matías.

—Estoy literalmente acostado encima tuyo, a tu merced y entera disposición— se burla Enzo.

Matías revolea los ojos y estira la mano para acariciarle la mejilla a su novio, está recién afeitado y adora la sensación en la yema de sus dedos, por más que fue sometido a tortura medieval, no puede contenerse de demostrarle de todas las formas posibles el otro tipo de cosquillas que siente en lo más hondo de su vientre.

—Voy a vengarme más tarde, ahora quiero un beso.

Enzo, de forma burlona, besa el dorso de la mano que trazaba patrones imaginarios en su rostro.

Y, aunque Matías quiere quejarse, ante el sonido del beso, Akira se levanta de golpe.

Matías enarca una ceja, curioso. Akira, por su parte, olisquea la cama hasta encontrar su camino directo al rostro del mayor, que tiene que cerrar un ojo cuando Akira empieza a repartir besos por toda su cara.

—Mirala a la traidora esta— dice Matías.

—Es mi bebé ahora, no le podés decir así— señala Enzo.

Ante el apodo Akira sacude el rabo y tuerce la cabeza.

—¿Mi bebé?— intenta de nuevo y Akira pisotea en su lugar, como pidiendo permiso para acercarse incluso más.

Enzo se aleja de Matías, acostándose sobre su costado, no muy lejos, pero sí lo suficiente como para dejar espacio entre ambos para Akira, quien, gustosa lo aprovecha, acurrucándose lo más cerca posible de Enzo.

—Mi bebé, mi princesita— arrulla Enzo.

Matías lo mira con sorpresa y ternura en partes iguales, Akira, por su parte, parece temblar mientras busca con la mirada a Matías, como intentando mostrar lo que logró.

El menor busca hacerse chiquito en su lugar hasta quedar a la altura de Akira.

—Sos muy traicionera vos— señala Matías—, pero bueno, ya lo engatusaste a tu papá, ahora no nos va a poder dejar, seguí así.

Enzo se ríe y Matías lo mira con una sonrisa boba, como si tuviera el mundo entero frente a él.

Y quizás así sea, quizás el mundo entero sea su novio mirando con ternura como Akira busca acurrucarse en su pecho.

Y quizás así sea, quizás el mundo entero sea su novio mirando con ternura como Akira busca acurrucarse en su pecho

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-love, love, love | (matienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora