𝓢𝓽𝓻𝓪𝔀𝓫𝓮𝓻𝓻𝔂 | 𝘳𝘺𝘶𝘷𝘪𝘯

22. 𝕰𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔 𝖕𝖚𝖊𝖉𝖊 𝖘𝖊𝖗 𝖈𝖗𝖚𝖊𝖑

San Valentín comenzó de la mejor manera para las parejas y para aquellas personas que estaban comenzando algún tipo de relación, y por supuesto, Taerae y Gunwook no fueron la excepción; y es que ese día, ambos estudiantes decidieron salir de la universidad para pasar la tarde en la ciudad y así poder disfrutar de las distintas actividades que habían para parejas.

A pesar de que ellos, no lo eran.

―¿Qué hacemos primero? ―preguntó Taerae ―. Hay demasiadas parejas por donde miramos.

El lobo y el hechicero no habían intercambiado sus chocolates, porque ambos habían decidido, sin preguntarle al otro, que lo harían al finalizar la cita.

―¿Te gustaría ir a la pista de patinaje? ―Preguntó Gunwook.

―No soy bueno patinando.

―Yo podría ayudarte ―Sonrió con seguridad.

―Eso suena bien ―Le sonrió para luego tomar su mano con timidez. 

Una vez en la pista de patinaje, Taerae intentó no caer para no avergonzarse frente al más joven, pero Gunwook, al notar que de verdad su hyung tenía dificultades para mantener el equilibrio, sostuvo sus manos y lo ayudó a moverse por la pista sin dejar de mirarlo a los ojos.

«Taerae hyung es muy apuesto, pero hoy se ve extremadamente apuesto» pensó el lobo.

«¿Cómo puede existir alguien tan varonil y tierno a la vez?» Pensó Taerae.

―Hyung, debo admitir que estoy feliz de que no encontraras otra cita para San Valentín ―dijo el lobo con nerviosismo sin dejar de soltar las pequeñas manos del hechicero ―, porque de verdad quería pasar este día contigo.

En realidad, Taerae había descartado por completo sus opciones y es que si, durante los días previos a San Valentín, el había recibido varias invitaciones de dientitos estudiantes un poco mayores, pero el solo quería pasar el día con el joven lobo.

―¿Qué hay de ti? ¿Rechazaste a muchos estudiantes?

Gunwook había recibido chocolates hasta de la universidad de chicas, pero este los regresó a todos amablemente, porque él solo esperaba probar los chocolates que quizás Taerae había preparado.

―No esperaba recibir invitaciones de nadie más ―dijo con seguridad ―, admito que si recibí, pero las descarté a todas porque solo pensaba en ti.

Al escuchar eso, el hechicero tropezó, pero rápidamente el lobo lo sostuvo y eso hizo que ambos estuvieran más cerca del uno del otro.

―Gra... gracias por sostenerme ―Dijo Taerae mientras miraba con atención el dulce rostro de Gunwook.

―Lo haré las veces que sean necesarias para que nunca te lastimes.

Estaba claro que ambos se gustaban, pero aún quedaba mucho tiempo para que disfrutaran de la cita y la pista de patinaje no parecía ser el mejor lugar para confesar sus sentimientos.

O eso es lo que ambos pensaban.

―¿Luego de esto vamos por algo de comer? ―Preguntó el mayor mientras se apartaba.

―Si ―dijo el más joven con entusiasmo mientras acariciaba las manos de su hyung ―. Escoge tú, yo invito.

―¿Por qué invitarías tú?

―Porque estamos teniendo una cita ―Sonrió ―, y quiero invitarte a comer, antes de saber si quieres ser mi novio.

Taerae por poco casi se vuelve a caer, pero como no quería pasar vergüenza frete al lobo, solo sonrió e intentó patinar un poco por su cuenta.