Salgo del baño envuelta en una toalla, y me visto con un conjunto gris claro de pantalones y camiseta de mangas tres cuartos de tela suave y holgada. Salgo de mi habitación en dirección al salón, sintiéndome renovada. La verdad es que deshacerme de tanto adorno y del estrés que acumulé alrededor del día fue como quitarme varios kilos de encima.
Me dejo caer sobre uno de los sofás de tres plazas, disfrutando del silencio. Rhys está en su habitación, seguro también quitándose el vestuario; y Chaff igual debe estar encerrado durmiendo. Pero son apenas cinco minutos los que paso sentada cuando escucho el sonido de la puerta abrirse. Asomo mi cabeza por el respaldo, y encuentro a Lea haciendo su aparición luego de tantas horas.
—Ah, ahí estás —comento, claramente refiriéndome a su gran ausencia.
Y Lea entiende a lo que me refiero.
—Lo siento, me perdí el desfile —se disculpa, caminando hasta mí. Luce apagada, lo cual le añade credibilidad—. No tenía muchas ganas de estar ahí.
Asiento lentamente con la cabeza. Tal como lo imaginé.
—No importa —le aseguro, y le señalo la televisión, en donde Caesar y otro presentador están dando la bienvenida al programa—. Siempre puedes verlo en la repetición. Está a punto de comenzar.
Lea se desploma en el sofá junto a mí sin más, y sus ojos vagan por la pantalla. La imagen acaba de regalarnos la salida de cada uno de los carros de los tributos cuando la puerta vuelve a abrirse.
—Llego a tiempo, ¿verdad? —Es Callie, quien también se deja caer en un sillón con la respiración agitada. Debió haber corrido bastante, y no creo que haya sido una tarea fácil con las plataformas que lleva. Pero se relaja cuando también ve el televisor, y empieza a regular su respiración de una manera elegante. Es decir, no se desploma en el sillón ni se echa aire con la mano, simplemente inhala y exhala con lentitud por la nariz.
Segundos después también llegan Gaia y Paris; nos saludan cortésmente y de inmediato se sumergen en comentarios sobre los primeros Distritos, que ya están enfocados en la gran pantalla. Pronto Callie se les une, no puede evitarlo, así que Lea y yo disfrutamos del espectáculo en silencio, sólo hablando cuando la plática se dirige brevemente hacia alguna de nosotras.
Caesar Flickerman comenta también sobre cada cara que aparece, con su entusiasmo contagioso resonando en el salón. Observo el desfile con cierta distancia, no completamente ajena, pero tampoco completamente inmersa en el fervor del Capitolio. Mientras habla sobre los tributos del Distrito 10, sus comentarios dan un giro hacia mí.
—¡Y ahí está Valerianne Farven! —exclama Caesar con entusiasmo—. ¿No es simplemente maravilloso verla tan radiante después de todo lo que ha pasado? ¡Es un ejemplo de verdadera fuerza!
Las palabras de Caesar reverberan en la habitación, y puedo sentir la mirada de todos sobre mí. Mi rostro refleja confusión, incapaz de conectar las palabras de Caesar con mi propia historia. Tal como me pasó con Callie antes del desfile. El presentador continúa con elogios sobre mi apariencia y actitud, pero mi mente está ocupada tratando de descifrar la conexión entre mi pasado y su discurso. Con Callie podría ser que en algún punto le haya soltado uno que otro detalle (aunque lo dudo, porque mi memoria no es mala), ¿pero con Caesar? El presentimiento de que hay algo de mí que va de boca en boca en el Capitolio se vuelve cada vez más real.
Lea parece captar mi desconcierto, y siento su mirada preocupada clavada en mí. Sin embargo, decido dejar la interrogante para después; ahora no es el momento adecuado para buscar respuestas. Aunque mi curiosidad me pique, sé que no podré sacarle nada a Gaia, Paris o a Callie —quienes suelen estar más al tanto de los chismes del Capitolio— porque vuelven a enfrascarse en su charla sobre los atuendos y la extravagancia capitalina. Así que me dedico a seguir observando, sólo que esta vez sí continúo en completo silencio, porque el ruido de mi mente se ha vuelto masivo.
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BORN TO DIE | finnick odair
Fanfiction𝐁𝐓𝐃 | Después de los juegos, pensé que sería libre. Ese fue mi primer error. El segundo fue enamorarme de él.