✨LISTA DE GANADORES DE LOS PREMIOS AMBYS 2024✨
✨GANADORA PRIMERA Y SEGUNDA RONDA DEL ONC 2024✨
Noelia es una víctima. Desde el accidente de coche no ha vuelto a ser la misma. Ir en silla de ruedas a todas partes es un sufrimiento, pero más lo es rem...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había llegado el día que tanta ansiedad me causaba. El aniversario de la muerte de Guillermo me hacía rememorar la imagen de los pájaros sobrevolando el cielo desde el coche destrozado. El dolor de piernas seguía en mi memoria. Ya no las sentía, pero todavía conservaba la sensación de toneladas de acero que me compactaban las caderas.
La abuela acababa de irse al hospital para hacerse una revisión en el médico. La llevaba Diego en su coche, aprovechando que era la única persona de la ciudad con la que compartíamos una relación cercana.
Observando las nubes negras por la ventana de mi habitación, me había quedado sola, perdida entre mis demonios y yo misma. En los últimos días me habían arrancado lágrimas hasta los sueños, y lo único que me consolaba era saber que la yaya Rosa volvería antes de la cena. Nada me alegraba. Nada me hacía sonreír.
Echaba de menos sentir la ilusión del día a día.
Desplacé la silla de ruedas hasta el pasillo. El aroma a galletas y a madera me relajaba. Por no fijarme en el entorno, me golpeé el brazo contra el marco de la puerta del aseo. La bañera estaba al final, y el goteo del grifo me angustiaba. Era el latido palpitante del agua el que me hacía sudar. Me agobiaba tanto que decidí seguir mi ruta hasta el salón. Vería una película para relajarme y, con suerte, me dormiría.
Me equivocaba.
Entre las sombras de una tarde gris, vi una silueta oscura desde detrás de las cortinas de la ventana. Di un brinco del susto y a punto estuve de caer de la silla. Era el reflejo de un edificio, mezclado con un sombrero que solía dejar la abuela en el balcón. No tenía idea de a quién pertenecía, pero no parecía ser del abuelo.
Me habría encantado conocerlo. Por desgracia, él sufrió el mismo destino que Guille, mucho antes de que yo naciera. Y en lugar de un coche, fue trabajando en la mina.
Con la respiración agitada, encendí la televisión. En la pantalla, un reportero hablaba en las noticias: adolescente encontrada muerta en la bañera. Suicidio. Recibía bullying en el colegio y sufría de anorexia.
La apagué de inmediato. Sentía mareos. Me acababa de revolver el estómago. Hacía un año que no me controlaba el peso en la báscula. Total, ya no podía sostenerme en pie. Nadie me podía juzgar por mi figura ni por las estrías tan marcadas ni por la estética desagradable de mi cuerpo. Con la psicóloga aprendí mucho de mí misma, y de la visión alterada que tenía de mi aspecto corporal.