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Despierto completamente agitada y sudando.
Es la primera vez que sueño eso, fue demasiado real y raro.

—Eli—la voz de mi mamá suena a través de la puerta— ¿estas despierta, cielo?

—Si, mamá, pasa.
Acto seguido se abre la puerta y como es costumbre entra con su actitud y vestimenta radiante.

—¿estas bien?, estas sudada — se burla un poco.

—Estoy bien, solo fue un mal sueño. — le respondo y frunce el ceño. — ¿necesitabas algo, mamá?

Niega con la cabeza y dice:

—¿recuerdas que día es hoy, cielo?
—15 de junio pero eso que... ¿hoy es la mudanza?
Asiente.

—Lo siento mamá, no sé donde he tenido la cabeza pero seguro que aquí —señaló mi cabeza— no está.

—No pasa nada, tienes 2 horas para arreglar lo que te quieras llevar, recuerda que saliendo de aquí no regresaremos más, ¿de acuerdo?
Asiento y ella sale por la puerta.

Sinceramente quería hacer este viaje, esta mudanza, porque tanto para mí como para mamá, ya no queda nada aquí.
Desde que papá falleció nada ha sido igual y creo que este cambio es lo que necesitamos para superar esto, si es que se puede superar su muerte.

Comienzo a poner mi ropa en las cajas que mamá me dejó, también tomo mis porta-retratos y los meto a una caja, y así con todo lo que quiero llevarme.

—¡No te vayas! — un grito hace que me asuste.

Veo entrar la cabellera negra y sé que se trata de Aliah y atrás de ella viene Sam.

—Ay por dios, casi haces que me infarte, estúpida.

Se ríen y me abrazan.

—Las voy a extrañar mucho pero pueden ir en vacaciones o en fin de semana, no queda tan lejos— les ofrezco.

—Lo sabemos, Anna ya nos hizo la invitación. — responde Sam.

— Entonces ya está acordado, en vacaciones iran a verme.

Nos dimos otro abrazo y me ayudaron a terminar de empacar y en menos de 40 minutos ya tenía todo lo que quería llevar conmigo.
Estaba en la sala con las chicas comiendo galletas pero las noto un poco raras, no sé porqué.

—Queremos darte algo— comienza a decir Aliah.
Sam se levanta y saca una cajita, de esas que te dan cuando compras anillos o joyeria.
—Mandamos a hacer estos brazaletes, lo sé, un poco cursi— se ríe Sam— pero es para estar siempre juntas, dijo tu mamá que esa piedra significa que algo será eterno, entonces en los 3 brazaletes tenemos esa piedra.

Me pone muy triste tener que dejar a mis amigas aquí, pero sé que es algo que necesito, irme.

—Muchas gracias, chicas— tomo mi brazalete y me lo pone Aliah— están preciosos.

Mamá va entrando a la sala y nos ve con tristeza.

Ya es hora, Eli.
Asiento, me levanto, abrazo a las chicas y salimos las 4 juntas.
—Te queremos mucho, Eli, no nos olvides.
—Jamás las olvidaré, tontas, las quiero.
Y con esa despedida me subo al taxi con rumbo a mi nueva vida, a mi nuevo hogar.

Silencio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora