𝐒𝐈𝐍𝐎𝐏𝐒𝐈𝐒: Tienes que ensayar una escena con Enzo un poco complicada para ti, por suerte tienes a tu "mejor amigo" Blas que te ayudará con eso.
Estabas tranquilamente leyendo tu libreto con Enzo sobre la obra de teatro en la que participarían juntos como protagonistas, amabas la actuación y esta oportunidad se te había presentado después de por mucho tiempo buscar algún papel importante.
— Oye, chiquita. — Te hablo buscando tu atención, pues estabas leyendo el guion con mucha concentración.
— ¿Qué ocurre? — Respondes colocando ahora tu atención en él, logrando que sonriera y se sentará a tu lado.
— Estaba pensando que podíamos practicar alguna escena, por ejemplo, en la que debemos besarnos. — Sentiste un poco de vergüenza por tal cosa, era tu primera vez actuando una escena de beso y no sabías cómo te saldría.
— Ahora no puedo, tengo que juntarme con un amigo, bye. — Intentaste ser lo más disimulada posible, cosa que no pasó.
Saliste rápidamente de ahí y llamaste a tu mejor amigo Blas.— No tienes idea de lo que me ocurrió, el mismísimo Enzo vogrincic me pidió que ensayara una escena de beso con él. — Dijiste rápidamente sin pensarlo mucho mientras caminabas a tu departamento.
Con Blas llevan siendo amigos desde los 13 años y había cierto tipo de confianza que a veces no medias.Hubo unos segundos de silencio por el otro lado de la llamada, fue ahí cuando te diste cuenta de que acababas de decir.
— ¿Qué me estás tratando de decir, bichito? — Dijo finalmente con ese apodo que te heredó por su gran diferencia de estatura.— Te estoy tratando de decir que me ayudes a practicar, de verdad no quiero quedar en vergüenza. —
Suspiraste pesadamente por la situación en la que estabas, diablos.— Si quieres besarme no es necesario tanto drama, bichito. —
Pudiste escuchar una carcajada de su parte y al instante sentiste tus mejillas calientes.— Qué gracioso, ahora ven a mi departamento y termina de decir esas cosas. — Colgaste sin decir nada más.
Al llegar al lugar donde vivías lavaste tres veces tus dientes y masticaste dos chicles.
No era la primera vez que te besabas con Blas, una vez cuando tenían 16 años se dieron un beso torpe, ya que ninguno había besado a nadie hasta ese entonces.
Claramente, ya eran mayores y tenían más experiencia, pero eso no quitaba el hecho de que te importara lo que pensaba respecto a ti.Media hora más tarde estabas ensayando el guion con él, sentados en la alfombra de tu living y nerviosa por la cercanía que mantenían.
— ¿Qué no entiendes que tu amor es todo lo que necesito para existir?, lo demás me importa un carajo y la única persona que puede lograr algo en mí eres tú, mi amor. — La forma en la que hablaba y expresaba lo que estaba escrito en las hojas era increíblemente hipnotizante.
— Yo también quiero estar contigo, pero es complicado por la rivalidad de nuestras familias. —
Apenada tomaste su mentón y acariciaste su manzana de adán.— Pues que ya no sea complicado, piensa en nosotros. — Se acercó a tu rostro tomando una de tus manos, beso tus labios al comienzo lentamente hasta que introdujo su lengua en tu boca, definitivamente besaba bien.
No tienes ni maldita idea en que momento se te cruzó por la mente, sentarte en sus piernas, colocando cada una alrededor de sus caderas. — Disculpa, yo... — Intentaste bajarte velozmente, pero te detuvo enseguida agarrando tu cintura.
— No hay vuelta atrás, bichito. —
Mierda, esto no era parte del guion.Rápidamente, comenzaron una guerra entre sus labios y lenguas, hubo un punto en dónde no te diste ni cuenta cuando ya no tenías tu camiseta.
Te separaste un poco de él para admirarlo, sus labios hinchados estaban entre abiertos, sus manos apretaban firmemente tus caderas y sus ojos te miraban fijamente.— Si las cosas serán así, antes que nada déjame llevarte a una cita primero. — Murmuró cerca de tu oído.
— Está bien, llevo esperando esto mucho tiempo y un poco más no hará daño. — Soltaste una pequeña risa y depositó un beso en tu frente.
— Dicen que lo mejor se hace esperar, tesoro. — Diablos, su voz era jodidamente hermosa.
Pasó exactamente un mes de ese suceso, ahora te encontrabas ensayando con Enzo en el teatro mientras tu novio te acompañaba en uno de los asientos de las gradas.
No le agradaba mucho la idea de verte tener tanto contacto físico con tu compañero, pero sabía que esto te hacía feliz y lo terminaba entendiendo.— Yo te beso mejor que él. — Murmuró con los brazos cruzados mientras te acercabas para abrazarlo, ya habían terminado de practicar por hoy.
— Sabes perfectamente que tú eres el dueño de mi corazón, nenito. — Tomaste su mano y salieron de ahí juntos.
— Realmente te amo, mi amor. —
Se detuvo arreglando un mechón de cabello que tenías en tu rostro.— Y yo a ti, cariño. — Diste un pequeño beso en sus labios logrando que sonriera, era fácil hacerlo cambiar de humor cuando se trataba de ti.