En el quinto mes, una atmósfera de alegría y expectación envolvía la mansión. Jin, con una sonrisa radiante, compartía el milagroso momento con Jungkook mientras sentían los movimientos del pequeño ser dentro del vientre.
— Kook, ¡puedo sentirlo! Nuestro hijo está tan activo, es increíble. — Jin decía con asombro, sus ojos brillando con pura felicidad.
Jungkook, emocionado, observaba la expresión de su hermano y colocaba suavemente su mano en el vientre abultado. — Es asombroso, Hyung. No puedo creer que estemos experimentando esto juntos. Nuestra pequeña familia está creciendo.
Las lágrimas de felicidad corrían por las mejillas de Jungkook mientras sentía los movimientos del bebé. — Seremos padres increíbles, Hyung. A pesar de todas las dificultades, este pequeño nos eligió como sus padres, y lo amaremos con todo nuestro ser.
Jin acarició la mano de Jungkook con ternura. — Tienes razón, Kook. Este bebé merece todo nuestro amor y cuidado. Aunque las circunstancias sean inusuales, estoy agradecido de tener a alguien como tú a mi lado.
Los dos hermanos se sumieron en un momento de conexión y alegría, compartiendo la emoción de la vida que se gestaba en el vientre de Jin. Era un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, su familia estaba unida por un amor único y poderoso.
Durante el cuarto y quinto mes, la vida en la mansión giró en torno al inminente nacimiento del bebé. Jin, con su embarazo avanzado, experimentaba una mezcla de emociones, desde la alegría y la expectación hasta la ansiedad y el miedo. Jungkook, decidido a apoyar a su hermano, se volcó en prepararse para la llegada del bebé.
Jungkook se sumergió en la lectura de libros sobre el embarazo, cuidados prenatales y crianza. Con cada día que pasaba, adquiría más conocimientos y se esforzaba por hacer que la vida de Jin fuera lo más cómoda posible. Comenzaron a preparar la habitación del bebé con entusiasmo, eligiendo cuidadosamente cada detalle para crear un espacio acogedor y lleno de amor.
— Hyung, quiero que todo sea perfecto para nuestro hijo. — Jungkook expresaba su determinación mientras pintaban las paredes de la habitación en tonos suaves y elegían muebles para la cuna.
Jin sonreía, agradecido por el apoyo y dedicación de su hermano menor. — Kook, eres increíble. Este bebé será afortunado de tenerte como padre.
A medida que avanzaba el embarazo, la conexión entre los hermanos se fortalecía. Compartían momentos de ternura al hablarle al bebé y planificaban cómo serían sus vidas como padres. Aunque la sombra de los secretos y la culpa aún persistía, la anticipación y el amor por su futuro hijo se convertían en la luz que iluminaba sus días.
La vida cotidiana en la mansión se llenó de preparativos para el bebé, desde comprar pañales hasta aprender sobre la lactancia materna. A pesar de los desafíos, los hermanos encontraron consuelo en la idea de construir una familia juntos, unidos por un lazo irrompible que trascendía las convenciones sociales.
El señor Cho, con su habitual discreción, se aproximó a la mansión con el objetivo de entregar las provisiones y, al no ver a Jungkook en el punto de encuentro habitual, decidió dirigirse directamente a la puerta principal. La mansión, que ya había experimentado cambios notables, ahora irradiaba una atmósfera diferente.
Al tocar la puerta, Jin, visiblemente nervioso, fue a recibirlo junto con Jungkook. Ambos lucían un gesto de sorpresa e incomodidad ante la inesperada visita del señor Cho, quien notó la transformación que la casa había experimentado desde su última visita.
— Buenas tardes, señor Cho. ¿En qué podemos ayudarlo? —dijo Jin, tratando de ocultar su ansiedad.
El señor Cho, con agudeza, notó los cambios en la mansión y la presencia de Jin. Recordó la relación laboral que tenía con Irene y no recordaba que le haya comentado sobre el matrimonio de Jin y su avanzado embarazo. Sin embargo, optó por no mencionar nada de inmediato y centrarse en su propósito principal.
— Buenas tardes. Lamento si interrumpo algo. Solo vine a entregar las provisiones y asegurarme de que todo esté en orden. —el señor Cho mantuvo su expresión neutral, pero sus ojos curiosos no dejaban de explorar la situación.
Jin, con una sonrisa forzada, asintió. — Gracias, señor Cho. Todo está bien. Apreciamos sus entregas como siempre.
El señor Cho, a pesar de su discreción, no pudo evitar notar el nerviosismo en el ambiente y el cambio evidente en la dinámica de la mansión. Sin embargo, decidió no indagar más y procedió a dejar las provisiones en la entrada.
— Si necesitan algo más, aquí estaré. Que tengan una buena tarde. —se despidió el señor Cho, dejando a los hermanos con la incertidumbre de qué tanto había percibido de la situación en la mansión.
Una vez que el señor Cho se retiró, Jin y Jungkook intercambiaron miradas cargadas de preocupación. La presencia del proveedor en la mansión los hizo reflexionar sobre los secretos que mantenían y la fragilidad de su situación ante el mundo exterior. La incertidumbre se apoderó de ellos, y la sombra de los engaños y la ocultación volvió a rondar la tranquilidad que habían construido con tanto esfuerzo.
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Protect || KOOKJIN
FanfictionEn la tranquila mansión alejada de la civilización, Jungkook y Jin compartían lazos de sangre, pero su relación estaba enredada en los oscuros hilos de la opresión. Criados por la autoritaria nana Irene, la religión era el eje central de su educació...