Capítulo XIII. Mentiras

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El aire pesado resonaba con las palabras de la abuela Irene, quien, a pesar de su deterioro físico, mantenía una determinación férrea en su voz. Los hermanos se encontraron sentados frente a la capilla, las palabras de su abuela resonando en sus oídos como un presagio sombrío del futuro que les esperaba.

Jungkook miró a Jin con ojos llenos de temor, y un silencio incómodo se instaló entre ellos mientras procesaban las instrucciones de su abuela. La perspectiva de ser separados, arrojados a destinos inciertos, se cernía sobre ellos como una amenaza inminente.

— Hyung, ¿qué vamos a hacer? No podemos permitir que nos separen —murmuró Jungkook, su voz temblorosa.

Jin, con la seriedad que solo el hermano mayor podía transmitir, respondió: — No podemos dejar que eso suceda. Tenemos que encontrar una manera de mantenernos juntos, pase lo que pase.

La incertidumbre se reflejaba en sus ojos, pero también la determinación de aferrarse el uno al otro ante la adversidad. La capilla, testigo de innumerables oraciones y secretos compartidos, se convirtió en el escenario de una conversación crucial sobre el destino que les aguardaba.

— Tal vez el señor Cho pueda ayudarnos a evitar esto. No podemos dejar que nos separen después de todo lo que hemos pasado juntos —propuso Jungkook, buscando una solución en medio de la desesperación.

— Lo intentaremos, Kookie. Pero sea cual sea el resultado, siempre seremos hermanos. No permitiremos que nada ni nadie rompa nuestro vínculo —declaró Jin con firmeza, su mirada encontrando la de su hermano menor en un pacto silencioso.

La incertidumbre del futuro se mantenía, pero los hermanos, unidos por lazos más fuertes que las circunstancias que los rodeaban, enfrentaban juntos el desafío que se cernía sobre ellos.

La carga del destino pesaba sobre Jungkook mientras se enfrentaba a la realidad de que tendría que esperar cuatro largos años para alcanzar la mayoría de edad y convertirse en el heredero. La paciencia se volvía una virtud esquiva mientras la sombra de la separación pendía sobre él y su hermano Jin.

Los días se volvían más intensos, cada momento vivido en la mansión alejada de todo resonaba con la incertidumbre del futuro. Jungkook, con la mirada fija en la fecha lejana de su vigésimo primer cumpleaños, se preguntaba cómo podrían sobrellevar la espera y el miedo constante de la separación.

Mientras tanto, la mansión, envuelta en secretos y sufrimiento, se convertía en un escenario de espera ansiosa, donde el tic-tac del reloj marcaba el paso de un tiempo que parecía interminable. El destino de los hermanos dependía de la paciencia y la fortaleza que pudieran reunir en medio de las adversidades que se les presentaban.

— Hyung, escucha mi plan. Cuando cumpla veintiuno, recuperaré la fortuna y vendré por ti. Nos iremos lejos de aquí y construiremos una nueva vida juntos —explicó Jungkook con determinación en sus ojos, tratando de infundir esperanza en el corazón de Jin.

El pelirrojo observó a su hermano menor con preocupación, su mirada reflejaba la incertidumbre y el miedo arraigado en su interior. La abuela, visiblemente enferma, añadía un matiz sombrío a cualquier plan de escape.

— Kookie, no sé si podemos esperar cuatro años. La abuela está cada vez peor, y no sé cuánto tiempo le queda. ¿Podremos soportar esto por tanto tiempo? —cuestionó Jin, su voz reflejando la carga emocional que llevaba.

Jungkook comprendió la validez de las preocupaciones de su hermano, pero la determinación ardía en sus ojos juveniles. — Lo lograremos, Hyung. Sé que parece un tiempo largo, pero será nuestro último sacrificio para finalmente estar libres.

La conversación resonaba en la habitación, mezclada con la pesada atmósfera de la mansión y la incertidumbre del futuro. Los hermanos se enfrentaban a la difícil decisión de esperar o buscar una solución más inmediata, mientras la abuela, testigo silente de sus conversaciones, parecía teñir cada palabra con su sombra enfermiza.

Protect || KOOKJIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora