Me encontraba en el parque, esperando a Kenny tal como habíamos acordado. A mi alrededor se acumulaban al menos unos diez gatos a los que me turnaba para dar cariños, estaba tan concentrada apreciando lo suavecitos que son, que apenas puse atención a la voz que me llamaba.
—¡Kenny! — Grite con emoción en cuanto levante la vista y vi esa cabeza medio rapada.
—¡Te dije que no me llamaras así en público! — Me reclamó apenas llego hasta donde yo estaba.
Lo ignore de manera olímpica para empezar a caminar en dirección opuesta de la que la venia, esperando que me siguiera.
—Quiero que me ayudes. — en ningún momento deje de caminar.
—¿A qué?
— A comprar croquetas.
—¿Croquetas? — Sentí su mirada confundida sobre mí, así que expliqué.
—Sí, para los animales callejeros. ya tengo dinero suficiente para comprar dos costales. — Ya habíamos llegado a la veterinaria donde suelo comprar el alimento. — Siempre vengo aquí, el doc. me hace descuento desde que supo la causa.
—Ah. — Dijo.
Salude al veterinario como siempre y le entregue el dinero para pagar los costales. Después de una breve charla mientras contaba el dinero nos despedimos y Kenny y yo nos marchamos cargando cada uno un costal.
Los obligue a acompañarme a repartir la comida a los diferentes animales. Cuando acabamos empecé a empaquetar una gran cantidad de croquetas para gato y perro en bolsas de supermercado, una de cada una.
—¿Eso para qué? — Pregunto al verme.
—Son para el señor Kota, tiene un perro y un gato, pero vive en la calle. Así que le doy comida para sus mascotas— Le dije con una sonrisa en mi rostro y él me respondió con otra.
—De verdad eres increíble— me despeino el cabello y yo sentí mi rostro sonrojarse.
Cuando acabamos mis tareas del día, yo lo acompañe en sus actividades normales, que resultaron ser golpear a tipos que lo molestan. Fue divertido de ver, y lo fue aún más participar. Trabajábamos muy bien en equipo, sabíamos que el otro nos quedaba la espalda.
Peleamos con unos tipos que decían ser de una pandilla, eran mayores que nosotros y los derrotamos tan fácil que casi nos dieron lastima. Salimos ilesos, además de descubrir que se sentía genial ganar una pelea, ya sé porque mis hermanos siempre están buscando peleas.
En este momento nos encontramos en una heladería, convencí a Kenny de invitarme un helado de chocolate, creo que ya se adaptó a la ide de que el siempre pagará.
—Hoy te acompañare a tu casa, así sabre tu dirección para pasar por ti. — Me dijo viéndome con ojos juzgadores al ver como hago un desastre con la nieve derretida, tomando una servilleta y limpiándome.
—Oki doki.— Acepte sin dar replicas.
A la hora del atardecer caminamos rumbo mi casa "platicando", aunque pensándolo bien, yo soy la única que estaba hablando, él es muy serio.
—¿Prefieres ser un oso o un alce? — Te pregunte de la nada. — Yo un dinosaurio, son mis favoritos.
—¿Qué tiene que ver...? —Empezaste a preguntar, pero te interrumpiste con un suspiro. — Un oso.
Llegamos mi casa, dejando ese tema de lado.
—¡Esta es mi casa!, Aquí pasaras por mí y sobre todo ¡aquí vendrás para mi cumpleaños! — mi tono de voz era emocionado.
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Contigo |Ken Ryuguji|
FanficSano Naruto, una chica ruidosa con mucha hiperactividad que siente que realmente no encaja en ningún lado conoció a Ryuguji Ken, quien con un simple halago logra hacerla sentir feliz. Logran congeniar, siendo tan diferentes. Ella con personalidad...