Savior (Titopo)

Parte 2

"- ¡Y no vuelvas a cuestionar a tu madre!- decía mientras la golpeaba.

Ella lloraba, dolía demasiado.

- Que llores solo me hace enfurecer... Niña tonta...

Se oyó un quejido y gorgoteos.

Sus piernas a lo mejor estaban bien, su cráneo... Ese no...

Escupió sangre...

- No manches mi suelo con tu asquerosa sangre...

La llevó a un cuarto y la tiró a la cama...

- ¡No! "

Se despertó agitada y sudorosa, esa pesadilla...

Era real, una vez le pasó con su padre.

Ella cambiará con Gustavo.

Ella abrió la puerta.

Ella vió a Gustavo...

Se acercó y abrazó tiernamente a Gus.

Se asustó tanto que la apartó.

- ¿Madre? ¿Q-que hace aquí?

— Perdóname Gustavo...

— Madre, perdón, pero el daño ya está hecho, con sólo pedirme perdón no va a arreglar nada...

Eso la hizo enfurecer...

— ¡Maldito malagradecido! ¡Todavía de que estoy intentando cambiar para hacerte por una maldita vez feliz, ¿Me lo rechazas?!.

Gustavo soltó lágrimas mientras sentía una punzada en su pecho.

Su cabeza fue golpeada, de nuevo, en la inconciencia.

Se despertó en su propia cama, la almohada estaba con una mancha de sangre seca, se aterrorizó al verla.

Pensaba: "Otra vez no" mientras sollozaba...

En otro lugar, Roberto llamaba a Gustavo.

— Debe estar ocupado...

Un mal presentimiento se apoderó de él, algo le decía que tenía que ir a visitar a Gustavo.

Agarró las llaves de su motocicleta y su casco.

— ¿Y vos quién se supone que sos?.

— Mi nombre es Roberto Musso...

— ¿Para qué venís, joven Roberto?.

— Vengo a visitar a Gustavo...

— No pierdas tu tiempo, Musso, no lo pierdas con un inútil como Gustavo...

Roberto se sorprendió, ¿Cómo su madre era capaz de decir algo así? ¿Por qué?...

Tantas dudas y tan pocas respuestas, mejor dicho ni una

Lo dejo pasar.

— Mami, Gustavo no se ha levantado...

— En un momento me encargo de él... Hay visitas...

Su madre fue a la puerta y la golpeó con fuerza.

Gustavo se levantó y se limpió la sangre, hasta cierto punto, era una costumbre.

Salió y se quedó embobado y perplejo, era su amigo, Tito, de cariño.

Roberto vió a Gustavo, parecía que estaba muerto, con unas ojeras que parecía un mapache, ojos rojizos, aspecto desaliñado y sus gafas; además de estar extremadamente pálido.

Preparó el desayuno, con insistente ayuda de Roberto.

Su madre y hermano se quedaron sentados sin ayudarle en lo absoluto a Gustavo, Roberto preguntó.

— ¿No reclamarás?.

— No, al final, ¿De qué sirve?.

— Ok, tenés razón, está bien... - Dijo con dudas y reservas, sabía que algo no estaba nada bien...

Roberto no estaba tan convencido...

— "¿Cuánto sufrirá?, No lo sé, lo que sé es que, por su apariencia casi muerta y su  personalidad agazapada yo creo que es mucho..."- Pensó para sus adentros.

Continuará...