#8. Noche de chicas

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—Marinette, mira quien vino de visita— un emocionado Félix entró a la habitación de Marinette (está vez por la escotilla en vez del tragaluz) con su gato en brazos.

—¡Lynx!— la chica se acercó de inmediato y tomó al gato entre sus brazos, le dió un beso en la cabeza.

Félix se percató de la tercera persona en la habitación, su expresión relajada y alegre se esfumó al reconocer a Alya Césaire.

—¿Marinette?— ella sonrió inocentemente.

—Bueno, Alya descubrió que eras tú el día de la fiesta de despedida de Luka y además por fin abrió los ojos y sabe que Lila no es una buena persona— dijo Marinette con alegría, no cabía en ella la emoción que sentía.

—¿Y qué fue lo que hizo que abriera los ojos?— preguntó Félix con interés.

—Esa tipa trató de hacerme pensar que Marinette es una arribista. Dijo que era extraño que Marinette se olvidara de su enamoramiento por Adrien y que pasara toda la noche al lado del misterioso Alexandre, por supuesto que todos nos dimos cuenta por tu actitud y por tu ropa que eres alguien adinerado, entonces sutilmente quiso hacerme pensar que en verdad Marinette no está enamorada ni de Adrien, ni de Alexandre, si no lo que le interesaba es el estátus— habló Alya acercándose a ellos.

—Y simplemente jamás creería algo así, conozco a Marinette, esta chica es la persona más buena que he conocido, ella no es así— Alya rodeó los hombros de su amiga con un brazo —Estuve ciega mucho tiempo por no ver la verdad tan obvia, de quien en verdad es Lila y me arrepiento mucho por todas las veces que no te creí y no te apoyé Marinette, me siento tan tonta, debí de sospechar de Rossi desde que se hizo amiga de Chloé— la morena soltó un suspiro y le dió un fuerte abrazo a Marinette que correspondió el gesto de inmediato, hace un minuto había depositado al gato en el suelo, que ahora se encontraba acurrucado en el diván.

—Está bien Alya, lo importante es que ahora lo sabes— Félix sonrió de medio lado, sin duda Marinette es muy bondadosa, es una de las virtudes que más le gusta de ella.

—Así que has sido tú la causa por la que mi mejor amiga ha cancelado nuestras noches de chicas estos 4 meses— dijo Alya cruzándose de brazos.

—Un gusto— Félix sonrió con suficiencia, la morena rodó los ojos y Marinette se rió entre dientes.

—Bueno, ya que estás aquí, te unirás a nuestra noche de chicas— Alya lo tomó del brazo y lo arrastró a donde tenía su bolso, en donde empezó a rebuscar.

—No creo que sea apropiado...

—Tonterías, además es una buena oportunidad para conocerte mejor— Félix suspiró y miró que Alya comenzó a sacar de su bolso monos de alce, tiburón y oso.

—Este es tuyo— Alya le entregó el de tiburón, Félix lo tomó por inercia.

Frunció el ceño viendo a la chica de lentes con sospecha, esto ya estaba planeado ¿Si no por qué Alya tendría tres monos de pijama en vez de dos? Esta noche iba a ser larga.

—Pontelo— lo empujaron al baño de la azabache y no tuvo de otra que ponérselo, en su vida había utilizado algo así pero no era incómodo.

—Félix, ya puedes salir— le avisaron las chicas, entonces él salió del baño, ellas ya se habían puesto sus monos, Marinette el de oso y Alya el de alce.

Ambas chicas lo observaron fijamente y el rubio se sonrojó.

—Lindo— murmuró Marinette viendo de pies a cabeza al londinense, sintió mariposas en su estómago.

—¡Bueno, ahora comencemos con nuestra noche de chicas!— exclamó Alya con alegría que le pareció maliciosa a Félix por la mirada que le dirigió —Y lo primero es, las mascarillas faciales— Marinette se sorprendió y observó a su amiga con una ceja elevada.

Todo por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora