Cuatro

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— ¿Raro?— Dejun sólo levantó una ceja cuestionándose el por qué el mayor le había dicho así a Doyoung. — Doyoung, entonces... ¡sí saliste! ¡¡Maldito bastardo mentiroso!!— gritoneó como si acabara de descubrir su mayor secreto.

El de cabello negro lucia aturdido, realmente no se sentía bien estando ahí. Quería desaparecer e irse a casa, también deseaba llorar pero era todo un cúmulo de emociones pasando a la vez en su mente que decidió salir de ahí dejando a todos viéndose con intriga.

— ¡¡Espera Doyoung!! — gritoneó Dejun tratando de levantarse del sillón pero Hendery lo detuvo de la mano antes de que Jaehyun hablara.

— Yo iré por él...— y sin más dejó la guitarra que tenía en las manos en el lugar que antes estaba ocupando su trasero en el sillón. La chica que estaba a su lado lucia molesta por la escasa atención que Jaehyun le había dado y valiéndose en dejarla ahí, importándole más un joven desconocido.

Jaehyun abrió la puerta del salón privado en el que estaban, tratando de divisar a lo lejos al chico desorientado. ¡Bingo! Doyoung no había podido pasar de la pista de baile debido al amontonamiento de la gente. Era de esperarse el encontrar tantas personas en un jueves por la noche.

Doyoung mientras luchaba con su ansiedad y el roce de los cuerpos con el suyo, empezaba a subir la temperatura en ese lugar dejando una sensación sofocante en el pelinegro hasta que una mano fría lo tomó de la muñeca para jalarlo y llamar su atención.

— ¿A dónde crees que vas?— preguntó Jaehyun con una sonrisa juguetona.

El de rasgos felinos miró con atención los ojos del pelirrubio esperando cualquier cosa o atrevimiento, cosa que no llegó y de pronto se encontraba tironeando su mano sin conseguir éxito alguno. No le quedó de otra más que rendirse y dejarse llevar por el más alto.

Los dos llegaron a la salida trasera que daba a un callejón del lugar, sólo ahí Jaehyun se dignó en soltarle la muñeca.

— Realmente eres un niño raro...— exclamó de nuevo Jaehyun. Una de sus manos se dirigió hasta el bolsillo de su chamarra sacando una lata con cigarros y un encendedor negro, un gesto de amabilidad salió del menor extendiéndole un cigarro a Doyoung el cual lo aceptó de inmediato.

Otro de los cigarros fue a dar hasta su boca y en seguida sacó el encendedor y prendió ambos cigarros dando una bocanada grande pero rápida.

— ¿A caso todos los días actúas como un conejo asustado?— preguntó dejando ir el humo de sus pulmones.

Había algo en este chico que lograba tensar a Jaehyun, desesperarlo. Era un tipo raro a sus ojos, parecía ser de esas personas que tenían miedo de sólo saludar y que de cualquier forma se pondrían a llorar hasta porque el viento les tocará un mísero centímetro de piel.

— Eso a ti que te importa...— Doyoung comenzó a copiar los ademanes adictivos de Jaehyun en cuanto al fumar nos referimos. Su corazón comenzaba a dejar de latir tan rápido.

Divertido por la forma tan inesperada en la que el mayor le reviró aquella audaz pregunta; Jaehyun se acercó poco a poco al ya relajado Doyoung, acorralándolo hasta que el más bajito tocó la pared con su espalda. El pequeño rollo de tabaco que tenía en los dedos terminó en el suelo.

— Me importa mucho porque cada que te veo logras cortarme la vibra...— en un acto de rebeldía, Jaehyun le soltó todo lo que habían almacenado sus pulmones a la cara de Kim. Quería incomodarlo y por que no, intimidarlo para que se fuera de ese lugar y los dejara seguir en lo que estaban a él y su banda.

Doyoung cerró y abrió rápidamente sus ojos por instinto no sin antes murmurar un "Imbécil" casi imperceptible, odiando la forma en la que Jaehyun le sonreía con sorna.

Sunrise • [Jaedo Fic]Where stories live. Discover now