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Era por la mañana y el sol me daba en la cara, me giré hacia mi costado viendo a Tom dormir plácidamente, hace unos días habíamos ya mudado al apartamento que conseguí para vivir los tres por el momento.

Mi embarazo iba bien ya llevaba 17 semanas y todavía no me lo creía, estaba un poquito grande pero tampoco tanto. Eso si, me daba muchos antojos y ganas de tener sexo constantemente, me levante de la cama con cuidado sin hacer mucho esfuerzo y fui hacia el baño, para lavarme la cara y poder hacer las cosas de la casa.

Termine de lavarme la cara y cepillarme los dientes y fui directo a la cocina para ver que hacía de desayunar. Había hablado con mi madre, si, le conté toda la aventura que había tenido con Tom y ahora sabe que estoy estoy esperando un hijo de él.

Estaba con ganas para ir al médico para ver cómo seguía mi bebé, pero eso después más adelante. Termine de hacer el desayuno y fui a despertarse a tom, sentándome en una orilla de la cama.

Iba dejándole besos por la cara, y algunos en los labios, se despertó y sonreí y le di otro beso de buenos días.

—¿Como dormiste?—pregunte, me hizo un hueco más para poder sentarme bien del todo.

—Bien, algo cansado ayer fue un día muy duro.

Oh, se me había olvidado decirles, Tom seguiría en la mafia para poder mantenernos a mi y a nuestro hijo, ayer llegó como a las doce de la noche haciendo una investigación sobre unos robos.

Nunca entendí eso.

—Te hice el desayuno—sonreí y asintió levantándose para ir de al baño. Lo mire y vi que estaba loca por este hombre tan guapo.

Me mordí el labio inferior viéndole todo el cuerpo, fui a la sala viendo mi móvil y hablando con Richard que me había escrito para ver cómo seguía.

Me senté en el sofá mientras respondía algunos mensajes de mis redes sociales, entro Tom a la sala se sentó en la mesa para desayunar.

—Necesito que vayas al supermercado y compres algunas cosas—asintió sonriendo.

BY TOM KAULITZ

Todavía no podía creer que iba hacer papá, no podía imaginar que la chica que amo y deseo en este mundo esté embarazada de mi. Mi hermanastra, la que yo recordaba que era una niña penosa, ahora se iba a convertir en mamá.

Termine de desayunar y dejé el plato en la cocina para lavarlo después, me pidió Anto que fuera a comprar algunas cosas que hacían falta, y aparte hoy también tenia que salir para ir al estudio con la pandilla.

Nos robaron los hijos de puta treinta y cinco dólares, y ahora estamos planeando destrozarlos a todos. Anto se puso a recoger la casa, por que estaba muy sucia y había ropa mía tirada por el piso.

Organizó nuestro cuarto y abrió todas las ventanas para que entrara aire a la casa, fui al baño para ducharme y salir a comprar lo que me había dicho y de ahí irme a casa de mi padre.

—¡Tom!—grito Antonella desde la habitación.

Corrí pensando que le dolía la barriga o se había caído, estaba con mi teléfono revisando mis mensajes.

—Pensé que habías borrado a Sabrina—dijo ella viendo todos los mensajes que tuve con ella mientras ella se había ido a los ángeles y pensaba que e había dejado.

—¿Que haces revisando mis cosas personales?—le rebate el móvil de la mano y ella me miro furiosa, como si de una tigresa se tratara.

—¡ESA ESTUPIDA INTENTA SEPARARME DE TI, DESDE ESE DÍA QUE VINO A CENAR NO PODÍA VERLOS A USTEDES DOS JUNTOS SENTADOS EN LA MISMA MESA!—grito haciendo que me sobresalté del susto, me encantaba su forma de ser tan contraladora conmigo, me excitaba.

Mi hermanastro || Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora