Capítulo 3. Forzado por la Bestia

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Connor caminaba por el oscuro callejón con el fin de relajarse y tratar de aliviar la ansiedad, y sobre todo, la excitación que lo perturbaba, sin esperar encontrarse con una escena bastante peculiar.

A medida que avanzaba, divisó la figura frágil de un niño tirado en el suelo, quien se encontraba en una situación bastante complicada, ya que era amenazado por un perro callejero. Pero, al Connor acercarse cada vez más, el canino se percató de su presencia y se espantó al verlo, por lo que comenzó a caminar hacia atrás, para después salir corriendo, alejándose del chico que aún yacía en el piso.

El hombre de ojos tatuados, al mirar como aquel perro desaparecía de su vista, puso su atención en ese niño que todavía no se había dado cuenta de su presencia en el sombrío callejón; lo observaba y veía como trataba de levantarse. Cuando el chico se había puesto de rodillas, Connor aprovechó ese momento para acercarse a él, para que por fin lo notará.

-¿Qué demonios hace un crío como tú, en este lugar y a esta hora? ¿Eh?- Le cuestionó la Bestia, en un tono tosco, grave y demandante.

Connor apreció como el pequeño se había estremecido al escucharlo, y eso, en cierto modo, pareció gustarle.

Luego de un par de segundos, el chico dirigió su cabeza en dirección al hombre de ojos tatuados para mirarlo, y no dudo en dedicarle, una expresión facial llena de terror.

Todavía de rodillas en el suelo y temblando de miedo, aquel niño no tenía intenciones de responderle a Connor, estaba demasiado asustado y prefería guardar silencio.

-¿Acaso no tienes educación, mocoso?- Volvió a hablar Connor, con más ímpetu. -Te acabo de hacer una pregunta.

El chico seguía sin pronunciar ni media palabra, y eso empezó a desesperar a la Bestia. De repente, Connor decide ponerse en cuclillas para estar a la misma altura del joven asustado.

-No te voy a preguntar dos veces lo mismo- Sentenció Connor, frunciendo el ceño.

El acercamiento imponente de Connor, no hizo más que poner más nervioso al chico. Su miedo era palpable, todo su pequeño cuerpo temblaba descontroladamente ante el gran cuerpo tatuado de la Bestia.

Pasó más tiempo, y ya Connor no pretendía seguir esperando a que ese chico se demorará más en contestarle.

Ya con la paciencia agotada y de manera inesperada, Connor tomó a aquel niño de uno de sus brazos con violencia y lo levantó del suelo, para acercarlo más a él.

-¡Respóndeme!- Ordenó en un tono de voz bastante alto, ejerciendo más presión en el brazo izquierdo del chico.

-Y-yo... yo...-Tartamudeó en un quejido, por el dolor que empezaba a sentir en su brazo. -So-Solo me perdí.

Su respuesta no fue muy convincente para el hombre de ojos tatuados, pero algo en su tono de voz temerosa, comenzó a fascinarle.

-¿Cómo te llamas, niño?- Interrogó Connor, en un tono más calmado.

-E... Li...- Balbuceaba el chico, bajando un poco la mirada para no ver más, los ojos oscuros de la Bestia. -Liam, mi... mi nombre es... Liam- Finalizó su respuesta aún atemorizado, pero decidido a responder lo que sea, para que Connor no lo lastimará más.

Liam tragó saliva y retrocedió instintivamente, dando un paso hacia atrás, pero Connor volvió a apretar su brazo, infligiéndole dolor, para impedir que se moviera. Debido a eso, su mochila se deslizó de su hombro, quedando en el suelo, mientras sus ojos volvían a mirar los de aquel hombre corpulento y tatuado, que ahora en cierta forma, lo amenazaba.

-Us-usted me lastima- Se quejó Liam, colocando la mano de su brazo libre, sobre la mano de Connor.

-¿Y tú crees, que eso a mí me importa, Liam?- Cuestionó haciendo énfasis en el nombre del chico de ojos verdes.

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⏰ Última actualización: Feb 23 ⏰

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