Capítulo 2. Un encuentro inesperado y desafortunado

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-¡Acaba con él, Connor!- Gritó Samuel.

Esa petición fue música para los oídos de "La Bestia", quien no dudo en cumplir el deseo de uno de sus más fieles secuaces. Así que sin dudarlo mucho, remató al hombre que lo había confrontado desde que puso un pie en el bar, donde ahora se encontraba en compañía de su banda.

Al recibir el impacto de Connor, aquel hombre atravesó una de las mesas del bar, destruyéndola por completo. Todos miraron atónitos como fue derribado en cuestión de segundos por el tipo de ojos tatuados.

-Bien... ¿Quién es el siguiente hijo de puta que desea morir esta noche?- Cuestiona Connor.

Muchos en el lugar, solo le dedicaban miradas de pocos amigos a la Bestia, pero ninguno se atrevía a responderle, ni se atrevían a hacerle frente. Por lo visto, nadie quería terminar como el hombre que todavía seguía tirado en el suelo, entre los escombros de la mesa que había destrozado con su cuerpo.

-¿Qué sucede, acaso ya no hay más nadie con valor en este chiquero?- Interroga Abel, colocándose al lado de Connor.

Un silencio bastante incómodo, yacía en el clandestino lugar. No hubo respuesta alguna de parte de nadie.

-Sí de verdad, alguno de ustedes desea acabar conmigo, para poder presumir que vencieron a la Bestia. Les informó de antemano, que eso nunca pasará- Anuncia Connor con soberbia y altanería. –Y si existe la posibilidad de que alguno pudiera derrotarme, no vivirá para contarlo.

Tras esto último que declaró el hombre de cuerpo tatuado, muchos lo observaron con un temor indescriptible y otros con una ira incontrolable que deseaban desatar sobre el mismo, pero morirían en el intento.

-¿Nadie?- Vuelve a preguntar Abel a todos los presentes. –Entonces no estén jodiendo, para después estar lamentándose, perros inmundos- Dicta en un tono severo.

-Ya vengan y regresen a la mesa- Recomienda Samuel, acercándose a Connor y a Abel. -No vale la pena seguir dándoles show a estos imbéciles, sin pagar. Vinimos a celebrar, no a entretenerlos.

-Así es, regresemos Connor- Prosigue Abel, dándole una palmada al hombro izquierdo de "La Bestia".

Connor se resistió un poco y se mantuvo erguido ante aquellos que aún lo miraban, demostrando varias emociones a la vez. Pero no tardó en acceder ante el deseo de Abel y Samuel.

Se giró en 180° y les dio la espalda a todos los individuos que seguían presentes en el dichoso bar, que todavía lo veían con miedo y odio.

-Hasta que por fin dejaron de dar espectáculo- Dice Gaspar, para llevarse a la boca su botella de cerveza y darse un trago. Se encontraba sentado en una mesa, esperando a que Connor, Abel y Samuel regresaran a la misma.

-Sabes bien, que no podemos llegar en paz a ningún maldito lugar- Comenta Samuel, sentándose en una silla. –Siempre aparece alguien que quiere hacerse el rudo y hacerle frente a Conny, y fracasan en el intento- Comenta Gaspar.

De imprevisto, Samuel recibe un manotazo en la nuca de parte de Connor, del cual no dudo en quejarse.

-No me hagas dejarte como a ese miserable infeliz- Advierte el hombre de ojos tatuados al tipo de piel negra, señalando al tipo que acababa de moler a golpes. –Deja tus mariconerias conmigo y de llamarme así, soy la Bestia con un demonio.

Después de eso, Connor decide tomar asiento en la silla, que había ocupado antes de ponerse a pelear contra aquel adversario que sin mucho esfuerzo derribó.

-Yo le hago honor a tu alias- Dice Abel, también tomando asiento en la mesa.

-Y yo- Agregó Gaspar, pasándole una jarra de cerveza a Connor.

El Niño y la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora