(02) El permiso

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Del cielo bajo una paloma divina con un mensaje entre sus pequeñas patitas.

Esa ave se dirigía al castillo donde residía Lucifer. Esta se posiciono en aquella ventana abierta dejando así el mensaje en la mesa desocupada.

--Papá si tiene muchos patitos de hule aquí-- Charlie Morningstar, se limpio el sudor de la frente. -- Y pensé que mudar sus cosas seria cosa para solo tres personas.-- Sentencio cansada, sentándose en la mesa vacía.

El sonido de la paloma picoteando la hizo voltear un poco espantada. La pequeña ave, con su pico, le movió el pergamino a su dirección. Este objeto brillaba con pasión, dejándola casi ciega.

--¿Pero que?-- Se digno a decir ella, tomado y abriendo el pergamino a su paso.

"Mi querido Samael. Ahora nombrado Lucifer.

Me he enterado por boca de un tercero, que tú tienes una pequeña niña. Niña que nos hace ilusión conocerla en persona, a mi y a tus hermanos.

Mi pequeño Luzbel, por petición de tus hermanos, me he dado el atrevimiento de pedirte amablemente el permiso para abrir la puerta que conecta estos dos reinos. Cómo ya te dije, ellos mueren por saber de mi nieta, su sobrina; quieren pasar tiempo de calidad con ella.

Y si algún día se da, ella pueda venir a visitarme aquí, en el cielo.

Espero tu respuesta.

Con todo el amor que tienes de mi corazón.

Atte: Dios"

Charlie, quedó impactada.

"¿¡Tengo tíos?!" Pensó espantada. "Y quieren verme..." Su cara cambio drásticamente a una enternecida.

En su corazón invadió el sentimiento de calidez y amor. Amor que fue apagado por la partida de su madre y ahora revivido por su progenitor.

Decidida, Charlie solo agarro una pluma y detrás del mismo pergamino escribió.

No tardó ni más de quince minutos en escribir su respuesta y se la paso a la pequeña y divina ave haciendo que está se fuera rápidamente.

Estaba feliz, iba darle la sorpresa a su padre. Y ella iba a poder conocerlos.

Sin más que hacer, Charlie; se arremanga su blusa larga y con dolor en la espalda se agacha para agarrar la caja llena de patitos de hule, saliendo de la habitación ya vacía.

Su papá se había mudado con ella a su remodelado hotel.

...

En el cielo, llegó una paloma con la respuesta de la pequeña. La adorable ave se paró al lado de su creador y con delicadeza le dejo el pergamino.

Dios, quien se encontraba postrado en su trono; se deleitaba con el sonido del arpa que consentía sus oídos mientras que su pequeño Azrael tomaba el pedazo de papel y lo abría con esperanza de una afirmación.

Antes de que siquiera pudiera leer una sola palabra su padre le llamo.

--Azra, ¿Ya contesto Luzbel?-- Pregunto el todo poderoso; dejando de escuchar así a su pequeño Cassius.

--Sí, padre.-- Afirmo el chico pelinegro.

--Entonces ve a llamar al resto de tus hermanos, yo leeré la carta para todos ustedes.-- Comunico calmadamente su padre.

Azrael, sin perder tiempo, solo abrió las alas y prendió vuelo a las afueras del palacio celestial dónde residían ellos y su padre.

Por otra parte, Cassius; quien estaba intrigado, intento agarrar el pergamino de las manos de su creador. Por su parte, Dios; noto los movimientos de su escurridizo pequeño, aparto rápidamente el objeto codiciado, haciendo que Cassius se vaya de cara contra la baldosa.

-- Cassius, yo leeré la carta cuando todos estén aquí -- Dictaminó amablemente el padre.

--¡Pero quiero saber que dice Luci, pá!-- Cassius se hallaba sentado en el piso, haciendo una rabieta como niño chiquito.

Por su parte, Dios; estaba aguantando su risa mientras que por dentro se le derretía al el corazón de amor.

Los cinco minutos siguieron en la rabieta del menor, haciendo que el padre de todo ya no aguantará más la risa y riera a voz baja.

Las puertas divinas se abrieron y un escuadrón de ángeles se adentraron rápidamente para sentarse delante de su padre y creador, junto a Cassius.

--Padre.-- Saludo Galim. --Se nos notifico que ya llegó la respuesta de nuestro hermano.-- Sus manos se movían rápidamente de arriba para abajo, golpeando sus muslos, impaciente.

--Así es, mi querido Galim. Lo leeré ahora. -- Y con sus dedos quitó la cinta roja que portaba el papel antiguo, haciendo que se abra rápidamente dejando a la vista las palabras de ambas caras.-- Cito lo siguiente:

"Muy buenas; señor Dios."

--Luzbel, saludando. Eso sí es una sorpresa -- Argumento sorprendido Miguel.

"Soy Charlotte Morningstar, hija de Lucifer Morningstar. O como ustedes le llaman: Luzbel/Samael. La niña que quieren ver."

La sorpresa de muchos se reflejo en la cara.

--La pequeña nos respondió-- Hablo estupefacto Leroy.

--Bueno, por como contesta, ya no es muy pequeña.-- Respondió Gabriel, a su hermano.

--¡Se llama Charlotte!-- Victorio Miguel, al saber el nombre de su sobrina.

--¡Dejen leer a padre! Por Dios-- Expreso ya cansado Joel.

Ante aquellas palabras todos los demás se callaron, dirigiendole la mirada a su padre para que pudiera proseguir.

--Gracias...--

"Me veo en la obligación de informarle que mi padre es estos momentos se encuentra ocupado, mudandose a mi hotel: Hotel Hazbin. (Hotel cuyo propósito es redimir demonios)"

Los murmullos se avivaron otra vez en la sala divina.

--Qué propósito más tierno.-- El de un ojo solo se dedicó a cerrarlo, demostrando felicidad.

--Igual que su padre -- Y una risa tierna inundo la cavidad vocal de Miguel.

--Entonces si es ella.-- El, ahora, convencido Azrael; sonrió de oreja a oreja.

--Como dijiste que escuchaste de Adán.-- Le dió la razón Leroy.

"Por el poder que se me es otorgado por padre desde el día uno en estas tierras. Es de placer comunicarles y darles el permiso a entrar al infierno."

Gritos de victoria se vocifero por toda la sala. Habían ganado el permiso.

"Si ustedes pueden venir en tres días, se les será recibido en la iglesia sagrada de reuniones entre los dos reinos, por mí. Y se me le es de mucha felicidad decirles que pueden quedarse el tiempo que deseen.

(Los espero con todas ansias.)

Y un despido formal de mi parte a mis tíos y abuelo.

Atte: Charlie Morningstar."

--¡Nos llamo tíos!-- Agudizó Cassius.

--La mandaré la carta de aceptación para confirmar todo. Pueden seguir con sus obligaciones. -- Confirmo el padre, a quien le inundaba la felicidad. Su nieta lo había llamado abuelo y eso lo hacía felíz.

Los demás solo se pararon rápidamente del piso frío y en movimientos rápidos se fueron del lugar, diciendo cosas como:

"Hay que terminar rápido las obligaciones para ir."

"Hay que comprar regalos para la pequeña."

"No te olvides unos regalos también para Luci."

"¡Que emoción!"

"¡Nos llamo tíos!"

Y así fue, dejando sola la sala, mientras que Dios solo se dedicó a escribir la carta, que en pocos minutos termino y así la mando, con la paloma que la había traído.

--Charlotte Morningstar... Espero conocerte pronto, pequeña.-- Dijo ilusionado el padre.







Charlie Y Su Familia (Hazbin Hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora